El v¨ªdeo misterioso
Ven la luz las ¨²nicas im¨¢genes en movimiento de los poetas de la Generaci¨®n del 27
Poco antes de morir, en 1984, Jorge Guill¨¦n escribi¨® un poema titulado Misterioso. Fueron sus ¨²ltimos versos y estaban dedicados a una pel¨ªcula casera, rodada en 1928 con una c¨¢mara Baby Path¨¦ de 9,5 mil¨ªmetros. En esa filmaci¨®n, que m¨¢s de 80 a?os despu¨¦s ve al fin la luz, se observa en movimiento a la plana mayor de la Generaci¨®n del 27. Ah¨ª est¨¢n, con ese contorno ligeramente quemado de las pel¨ªculas antiguas, con ese aire de fantasmag¨®rica verdad, sus viejos amigos y compa?eros. Cernuda, Alberti, Salinas, Altolaguirre... Guill¨¦n, anciano y estremecido, escribi¨®: "Pasa el v¨ªdeo misterioso / vuelve el pasado en movimiento, / y el instante insignificante / llega enseguida a conmovernos. / ?Y por qu¨¦? Porque significa. / No cruzan su flujo y su tiempo / frente a nuestros ojos at¨®nitos".Hoy, despu¨¦s de tanto tiempo, gracias al celo de su descubridor, Rafael Zarza, que ha construido una singular pel¨ªcula a partir de aquel material, los versos de Guill¨¦n recuperan su sentido.
Son 12 minutos de filmaciones in¨¦ditas que ven la luz 80 a?os despu¨¦s
Un documental recoge las pel¨ªculas para realizar un retrato generacional
"Sin arrastrarnos a lo inmenso / Ese impulso que es esencia. / Contra mareas, contra vientos, / Y jam¨¢s contacto con Nada / Nada irreal que siempre sue?o, / Y la gran verdad nos oculta: / El vivir del amigo muerto. / ?C¨®mo? / Salinas. / Me emociono. / Es ¨¦l y todo el universo".
En total son 12 minutos que han permanecido in¨¦ditos, custodiados en la Filmoteca Nacional y en manos de Zarza, arquitecto, dise?ador y cineasta. El pr¨®ximo mes estrena El deseo y la realidad, coordinado por el Instituto Cervantes, un documental que gira en torno a aquellas filmaciones caseras.
La historia de la pel¨ªcula est¨¢ marcada por el azar, esas casualidades del inevitable disparate nacional. "Una de esas historias de patrimonio de la basura que tanto me interesa", apunta Zarza, que en 2007 estren¨® un documental sobre la historia de la Gran V¨ªa lleno de geniales destellos de arqueolog¨ªa urbana madrile?a.
Filmadas por el secretario de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, Juan Guerrero Ruiz, las pel¨ªculas que Zarza ha recuperado estuvieron durante a?os guardadas por sus herederos en una caja de cart¨®n. "Hace 30 a?os mi padre, estando yo aburrido en casa, me dijo que si le acompa?aba a casa de la viuda de Guerrero, en la calle Hermosilla de Madrid. El hijo de Guerrero era amigo de mi padre y le ofreci¨® llevarse viejo material que, por falta de espacio, ten¨ªan almacenado y no sab¨ªan qu¨¦ hacer con ¨¦l". All¨ª, junto una monta?a de papeles y revistas, Rafael Zarza se fij¨® en la caja que conten¨ªa las viejas latas de pel¨ªcula. Le dijeron que eran pel¨ªculas antiguas, de dibujos animados, del Gato F¨¦lix. "Las latas eran muy bonitas, y me las llev¨¦".
Zarza se llev¨® las pel¨ªculas pero no las abri¨® hasta alg¨²n tiempo despu¨¦s. Un d¨ªa, mir¨¢ndolas a trasluz, en busca del Gato F¨¦lix, en lugar de dibujos animados empezaron a surgir los contornos borrosos de unos j¨®venes que gesticulaban, paseaban, saludaban y sonre¨ªan. "Esas caras", recuerda, "eran tan reconocibles". Alberti, joven y guapo como un figur¨ªn, o Cernuda, ri¨¦ndose en el Alc¨¢zar de Sevilla. Eran instantes de pel¨ªculas familiares, rodadas por un aficionado, un amigo que pod¨ªa colarse con su c¨¢mara. All¨ª estaban los hijos de Guerrero Ruiz jugando en un jard¨ªn, y all¨ª estaban tambi¨¦n sus amigos poetas en calles de Madrid, Sevilla y Alicante. Los Alc¨¢zares de la capital andaluza, la plaza de Cibeles de Madrid, el Palacio de Correos, la terraza del quiosco Chiqui Kutz en Recoletos, el estanque del parque del Retiro... Hablando, tomando un refresco o jugueteando ante aquella Path¨¦-Baby que robaba sus movimientos.
Salinas le escribi¨® a Guill¨¦n: "Ya sabr¨¢s que las posibilidades de informaci¨®n gr¨¢fica de Juan Guerrero se han aumentado con la adquisici¨®n de un Path¨¦-Baby. De modo que la joven literatura ya no pasar¨¢ gr¨¢ficamente a la historia inm¨®vil y est¨¢tica como corresponde a la generaci¨®n azoriniana sino gesticulante y din¨¢mica a la moda de Guillermito y dem¨¢s tontos. Ese d¨ªa hizo una pel¨ªcula aqu¨ª en el campo: la familia y yo. Y luego en Elche otra de Mir¨® [Gabriel]. Dos domingos despu¨¦s fui con el mismo Guerrero a Lo Pag¨¢n, orilla del mar Menor, a pasar el d¨ªa con el aguayabado Chac¨®n que veraneaba all¨ª. Tambi¨¦n quedar¨¢ constancia documental de diversas pruebas de nataci¨®n y remo en competencia con nosotros".
La Generaci¨®n del 27 siempre sinti¨® una enorme fascinaci¨®n por el cine, como recuerda Roman Gubern en su libro Proyector de Luna. La Generaci¨®n del 27 y el cine (Anagrama) y como el propio Alberti escribi¨® en un verso: "Yo nac¨ª -?respetadme!- con el cine". Aunque exist¨ªa material grabado de sus miembros, la Guerra Civil arras¨® con la mayor¨ªa del registro documental y en la propia Residencia de Estudiantes se quem¨® por miedo a represalias las pel¨ªculas que documentaban sus sesiones de conferencias.
Ante aquel descubrimiento, Rafael Zarza deposit¨® las pel¨ªculas en la Filmoteca Nacional en 1979. All¨ª, el investigador Ram¨®n Rubio se encargar¨ªa de su restauraci¨®n. "No fue f¨¢cil, pues entonces no exist¨ªa el telecine y se tuvo que hacer una truca, imagen a imagen, de todas las cintas. A principios de los ochenta, pens¨¦ en hacer algo con ellas en colaboraci¨®n con Alejandro Palacios, el hijo del fot¨®grafo Kindel, con Michi Panero y, m¨¢s tarde, con el cr¨ªtico Diego Carrasco. Ning¨²n proyecto cuaj¨®. Quer¨ªamos llamarlo: Lo ¨²nico cierto, el deseo".
El cine como sue?o moderno planea sobre El deseo y la realidad, pero el documental sobre todo traza un perfil de los poetas de aquella generaci¨®n y de c¨®mo la realidad (?ay!) mat¨® al deseo. "El t¨ªtulo", explica Zarza, "evidentemente alude al poemario de Luis Cernuda, invirti¨¦ndolo, porque entiendo que es m¨¢s exacto. Primero, siempre el deseo. Luego, ya vendr¨¢ la realidad. Se lo debo a don Antonio de Hoyos y Vinent, marqu¨¦s de Hoyos, muerto en la c¨¢rcel de Porlier en el a?o cuarenta, quien en una cr¨®nica publicada en el peri¨®dico anarquista de CNT, en 1938, se refer¨ªa a la supremac¨ªa del deseo por encima de la realidad".
En su biograf¨ªa, a?os despu¨¦s de aquellas felices pel¨ªculas del a?o 28, Cernuda escribe: "No val¨ªa la pena ir olvidando poco a poco la realidad para que ahora fuese a recordarla. La testo, como detesto todo lo que a ella pertenece, mis amigos, mi familia, mi pa¨ªs. No s¨¦ nada, no quiero nada, no espero nada".
El deseo y la realidad es un retrato generacional, un ¨¢lbum en el que la pel¨ªcula de Guerrero se cruza con fotograf¨ªas (algunas in¨¦ditas) del mismo archivo, efectos visuales que juegan al collage modernista (formato que Zarza ya us¨® en su anterior documental) y en el que se traza un perfil de los poetas protagonistas. Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, Federico Garc¨ªa Lorca (se incluye una pel¨ªcula rodada en Buenos Aires muy poco conocida del poeta granadino o unas im¨¢genes in¨¦ditas de su hermano Francisco), Pedro Salinas, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Fernando Villal¨®n, D¨¢maso Alonso, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre. Del homenaje a G¨®ngora en el Ateneo de Sevilla, punto de arranque de la Generaci¨®n, al combate po¨¦tico-est¨¦tico Neruda-Juan Ram¨®n o a otros apuntes quisquillosos de algunos de sus miembros. "Yo aborrezco la poes¨ªa que es qu¨ªmica pura, artificio. ?Ese Neruda! ?Pero si no sabe escribir una carta!", dice Juan Ram¨®n. "Quien huye del mal gusto cae en el hielo", replica el chileno.
El deseo y la realidad se estrenar¨¢ el pr¨®ximo 24 de septiembre en la sede madrile?a del Instituto Cervantes, instituci¨®n que ha coordinado un filme que ha sido codirigido por Fernando G. de Canales y coproducido por la SECC. Adem¨¢s se proyectar¨¢ en la exposici¨®n Generaci¨®n del 27: ?Aquel momento ya es una leyenda?, que comisariada por Andr¨¦s Soria se inaugurar¨¢ en oto?o en la Residencia de Estudiantes de Madrid.
"Recuerdo muy bien la emoci¨®n de Guill¨¦n cuando le llev¨¦ en una cinta de VHS las pel¨ªculas de Guerrero", evoca Zarza, "muy anciano, en su casa de M¨¢laga, para ¨¦l la del 27 hab¨ªa sido sobre todo la generaci¨®n de la amistad".
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