Asesinos en serie, una asignatura pendiente
La capital ha sufrido en los ¨²ltimos a?os a los homicidas del naipe y del rol
A pesar del tema, Depredadores humanos, la clase es muy entretenida. La apasionada profesora, Beatriz de Vicente, abogada y crimin¨®loga, va directa a lo que ella llama la tralla: "S¨®lo el 5% de los asesinos en serie son psic¨®ticos; la mayor¨ªa son hijopatas", dice refiri¨¦ndose a los psic¨®patas, aquellos que, sin sufrir una enfermedad mental, no sienten ning¨²n tipo de empat¨ªa por el pr¨®jimo. Los alumnos, entre los que hay jueces, abogados y psic¨®logos, se tronchan con el juego de palabras.
La clase de Criminolog¨ªa se desarrolla en el tranquilo campus a la americana de la universidad privada Camilo Jos¨¦ Cela, en Villanueva de la Ca?ada. Fuera, el sol ba?a las praderas de c¨¦sped perfecto salpicadas de pinos, sauces y casta?os; dentro del aula se catalogan especies de peor cala?a. Seg¨²n su motivaci¨®n el depredador humano puede ser misionero, vengativo, hedonista, sexual... "No es un numerus clausus", explica De Vicente, "luego llega un figura que suma varias motivaciones o tiene otras...". El t¨¦rmino "asesino en serie" fue acu?ado en 1986 por el agente del FBI Robert Ressler, a quien los cr¨ªmenes de estos reincidentes le recordaban a las series de televisi¨®n que ve¨ªa de peque?o. "Aqu¨¦l que mata a tres o m¨¢s personas en lugares diferentes y durante un extenso per¨ªodo de tiempo con periodos de calma entre sus cr¨ªmenes", apuntan en sus alumnos.
El ex soldado Alfredo Gal¨¢n mat¨® a seis personas en 2003
Rosado acab¨® con la vida de un hombre para seguir un juego inventado por ¨¦l
"En Madrid hay un caso reciente, el asesino de la baraja", explica Luis Borr¨¢s, psiquiatra forense y crimin¨®logo autor de Asesinos en serie espa?oles. "Es el cl¨¢sico psic¨®pata narcisista que mata para demostrar que puede", dice refiri¨¦ndose a Alfredo Gal¨¢n, el ex soldado que en 2003 mat¨® a seis personas (e intent¨® matar a otras tres) dejando junto a algunas de ellas una carta marcada (el condenado a 142 a?os se entreg¨® a la polic¨ªa). Ambos expertos coinciden en que otro caso de libro es el asesino del rol, aunque no cumpla la premisa de los tres cr¨ªmenes. Javier Rosado mat¨® a un hombre (junto a un c¨®mplice inducido) en 1994 siguiendo las reglas de un macabro juego inventado por ¨¦l mismo. "Fue detenido a tiempo", dice Borr¨¢s. "Pero es muy posible que vuelva a matar", remata De Vicente sobre el asesino, que estudi¨® tres carreras en la c¨¢rcel y ya disfruta del tercer grado.
El cine y las novelas est¨¢n llenos de serial killers. "Nos fascinan porque son la m¨¢xima expresi¨®n de la violencia y porque sabemos poco de ellos". Los asesinos en serie tienen sus pautas (suelen ser organizados, llevar una doble vida, ocultar sus cr¨ªmenes, recrear sus fantas¨ªas) y sus propias estad¨ªsticas: el 90% son hombres, el 86% se dice heterosexual, de media tienen 27 a?os al cometer su primer crimen y 31,5 al asesinar por ¨²ltima vez. En Estados Unidos vive el 76 % del total y en Espa?a se estima que deben estar actuando entre uno y tres de ellos. Sin embargo, la mente incurable de los depredadores sigue siendo un misterio. El psic¨®pata nace y se hace. Hay factores biol¨®gicos (como lesiones en el cerebro, el cromosoma XYY o un bajo nivel de catecolaminas que les hace buscar emociones extremas), pero tambi¨¦n sociales. Incluso pol¨ªticos. "Tras el tel¨®n de acero este tipo de cr¨ªmenes se ocultaban porque se consideraban capitalistas", explica Borr¨¢s, "luego se descubri¨® que tambi¨¦n hab¨ªa asesinos en serie en pa¨ªses comunistas, pero es verdad que las sociedades competitivas agravan este tipo de trastorno".
El dato m¨¢s inquietante es, sin duda, que el 3 % de los espa?oles sufre un trastorno antisocial de la personalidad. "Pero hay psicopatillas y psicopatones", explica did¨¢ctico, Borr¨¢s. "Estamos rodeados", subraya De Vicente, "el padre cacique, el amigo tirano, el jefe manipulador, la pareja chantajista... todos estos vampiros son psic¨®patas pero no delinquen".
Quiz¨¢s por ello, para separar a los malos de pel¨ªcula de los malos a secas, los medios siempre destacan lo m¨¢s peliculero de estos casos, aunque sea, la mayor¨ªa de las veces, lo m¨¢s superficial. Por ejemplo, la primera carta encontrada junto a una v¨ªctima de Gal¨¢n simplemente estaba all¨ª, y el asesino empez¨® a firmar colocando cartas en sus siguientes v¨ªctimas cuando se enter¨® de la casualidad a trav¨¦s de los medios. En el caso del rol, se sucedieron los reportajes sobre los efectos perniciosos del juego de mesa. "Tonter¨ªas, podr¨ªa haber jugado al parch¨ªs y seguir siendo un psic¨®pata", afirma De Vicente. Para ella, la verdadera tragedia de estos casos es que en Espa?a no existe ning¨²n tipo de control pospenitenciario: "Deber¨ªan implantarse medidas como pulseras telem¨¢ticas o tutores de libertad vigilada, un psic¨®pata siempre volver¨¢ a matar, no hay tratamiento ni reinserci¨®n posible, ?c¨®mo se puede rehabilitar el alma?".
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