Canto a la testosterona fina
El Festival de Peralada clausur¨® su vig¨¦sima tercera edici¨®n con un recital en solitario, el primero de estas caracter¨ªsticas en Espa?a, del tenor argentino Jos¨¦ Cura, que actu¨® acompa?ado por la Orquestra Nacional Cl¨¤ssica d'Andorra dirigida por su compatriota Mario de Rose.
El recital recorr¨ªa los senderos del Verdi m¨¢s di forza con fragmentos de Otello, uno de los personajes favoritos de Cura, y los del verismo con arias de ¨®pera de Leoncavallo y Puccini.
Terminada la primera pieza, el Pr¨®logo de Pagliacci, Cura se dirigi¨® desde el escenario a la cabina de control pidiendo que dieran un poco de luz sobre el p¨²blico pues seg¨²n ¨¦l, "un concierto es como una noche de amor y a m¨ª no me gusta el amor con la luz apagada".
La perspectiva de pasar el resto de la velada siendo apasionadamente amado, aunque fuera colectivamente, por un apuesto tenor spinto argentino no dejaba de ser halagadora aunque ciertamente inquietante, pues el verismo es una de las formas de erotismo musical m¨¢s eficaces pero menos refinadas, no se pierde en remilgos barrocos, alambicamientos straussianos ni refinamientos mozartianos; va al grano y por la l¨ªnea del "aqu¨ª te canto, aqu¨ª te mato", apunta directamente al centro del placer y busca el orgasmo er¨®tico-est¨¦tico inmediato. Por eso, las ¨®peras veristas son tan cortas.
El canto verista masculino es un canto "a la testosterona fina", muy t¨®picamente viril y fuerte, requiere un tenor aguerrido que no se encoja ante el agudo, que proyecte con fuerza por encima del acompa?amiento orquestal y transmita al por mayor emociones arrasadoras. Cura da sobrad¨ªsimamente la talla en todos estos aspectos y no tuvo ning¨²n problema en despachar con brillantez un programa corto pero terriblemente exigente que inclu¨ªa adem¨¢s de Dio, mi potevi scagliar y Ni un mi tema de Otello, que fue lo mejor de la noche, Vesti la giubba de Pagliacci, E lucevan le stelle de Tosca, Non piangere Li¨´ de Turandot, Ch'ella mi creda libero, de La Fanciulla del west y Hai ben ragione de Il tabarro.
Cura, que en su propia p¨¢gina web es definido como "showman natural", es, adem¨¢s de un gran tenor, uno de esos seres que se encuentran a sus anchas en el escenario, lo posee y lo domina, le dice al p¨²blico cu¨¢ndo debe aplaudir y cu¨¢ndo debe dejar de hacerlo, coquetea con la primera violonchelista y suple al director al frente de la orquesta, aunque ni as¨ª consigui¨® mejorar los resultados musicales, apenas discretos, de la orquesta andorrana.
Al final, tras tres bises, Addio fiorito asil de Madama Butterfly, una canci¨®n de Carlos Guastavino sobre texto de Quevedo y el inevitable Nessun dorma de Turandot, el tenor Jos¨¦ Cura consigui¨® que los amados y amadas, saciados de amor, le despidieran puestos en pie y convencidos de que si el verismo no lo hubieran inventado los italianos lo habr¨ªan inventado los argentinos. Al fin y al cabo el tango tambi¨¦n es "un retazo de vida".
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