Jinetes y tortilla de camarones
30.000 personas se citan en Sanl¨²car para las tradicionales carreras en la playa
No hay pamelas, pero s¨ª alguna sombrilla de parecido tama?o. Ante las casetas de apuestas no se ven modelitos, sino ba?istas en bermudas. Y eso que es un hip¨®dromo con todas las de la ley y, sin duda, el de m¨¢s solera en Espa?a: las playas de Sanl¨²car de Barrameda (C¨¢diz). A la ca¨ªda de la tarde y con viento de poniente, comenz¨® ayer el segundo ciclo de las carreras de caballos de Sanl¨²car. Una pista de dos kil¨®metros de arena cuyo trazado depende exclusivamente de la bajamar. La id¨ªlica cita a la orilla del mar, con el parque nacional de Do?ana en el horizonte, se repite desde 1845 a la puesta del sol y cada vez congrega a m¨¢s gente. Anoche siguieron atentos las cuatro carreras unas 30.000 personas.
Familias enteras acuden cada a?o al mismo sitio junto al mar
El id¨ªlico encuentro, con Do?ana en el horizonte, se repite desde 1845
La peculiaridad del hip¨®dromo, en el que Neptuno ha dispuesto este a?o una nueva curva, justo antes de llegar a la meta ubicada en la playa de Las Piletas, le sirvi¨®, en 1997, para obtener la calificaci¨®n de Fiesta de Inter¨¦s Tur¨ªstico Internacional. Desde entonces la fama de las carreras de Sanl¨²car no ha parado de crecer.
Participan las principales cuadras espa?olas, siempre con caballos de pura raza inglesa, y los mejores jinetes. En este segundo ciclo -el primero se celebr¨® del 1 al 3 de agosto- 33 equinos luchar¨¢n por 12 premios.
Las carreras, que evocan la lucha de los pescadores por llegar los primeros a Bajo de Gu¨ªa y vender su mercanc¨ªa, son todo un acontecimiento en la ciudad, junto a la Feria de la Manzanilla (a finales de mayo). Las familias enteras se dan cita cada a?o en el mismo sitio, lo m¨¢s cerca posible de la malla que la Guardia Civil coloca para que el p¨²blico no se agolpe al paso de los caballos. La clave son los chiringuitos. "Nos vemos donde Frasquito", se oye. La familia de Aurora Abeledo, m¨¢s de una veintena, se re¨²ne en el mismo sitio desde hace m¨¢s de 40 a?os. Aunque la meta oficial est¨¢ en Las Piletas, donde se encuentran los palcos y las ventanillas para realizar las apuestas oficiales, las carreras se viven de verdad a la orilla del mar, con una buena merienda. Cada familia, que vuelve al mismo lugar a?o tras a?o, traza una l¨ªnea en la arena, delante de su sombrilla, y ¨¦sa es su meta.
Decide un improvisado juez de l¨ªnea, a veces c¨¢mara digital en mano para que no haya reclamaciones y, en funci¨®n del orden en el que los caballos hayan cruzado esa meta imaginaria, se pagan las apuestas. Lo normal, de medio a cinco euros. A lo largo de la orilla, desde Bajo de Gu¨ªa -en la que est¨¢n los boxes de salida- hasta Las Piletas, se pueden ver cientos de estas metas familiares.
Los ni?os tambi¨¦n aprovechan el tir¨®n de los caballos para hacer negocio y se montan sus peque?as casetas de apuestas. Una caja de cart¨®n y una mesa plegable bastan. "M¨ªnimo 5 c¨¦ntimos, m¨¢ximo 50 c¨¦ntimos", se puede leer sobre un cart¨®n.
Tras la cuarta carrera, despu¨¦s de las 21.00 y de una magn¨ªfica puesta de sol, se inicia otra, esta vez para ver qui¨¦n llega primero a los bares y restaurantes de Sanl¨²car, un ¨²ltimo esfuerzo que merece la pena para degustar un buen plato de langostinos, aced¨ªas o salmonetes en algunos de los locales de Bajo de Gu¨ªa como El Bigote, Mirador Do?ana o Secundino. Para los que quieran todav¨ªa m¨¢s bullicio tambi¨¦n est¨¢n los bares de la plaza del Cabildo, en el centro del pueblo, verdaderos templos de las tortillitas de camarones.
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