La duda sobre Semenya
Mayte Mart¨ªnez luchar¨¢ en la final del 800 por la plata o el bronce; el oro lo tiene seguro la surafricana, cuyo sexo investiga la IAAF
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"S¨ª, la final ser¨¢ m¨¢s asequible que la de Osaka y tambi¨¦n m¨¢s lenta, pero, claro, de la segunda a la s¨¦ptima. La primera est¨¢ clara. La surafricana juega en otra liga", dice Juan Carlos Granado. El entrenador de Mayte Mart¨ªnez habla de la final de hoy (21.35), de la cuarta final de 800 metros en unos Mundiales que dispute su esposa; habla de la final de Osaka, en la que la vallisoletana, de 33 a?os, conquist¨® el bronce; habla de Caster Semenya, una surafricana de 18 a?os, una atleta que ha sido capaz en unos meses, entre febrero y agosto, de bajar de 2m 3,7s, una marca del mont¨®n, a 1m 56,72s, la mejor del a?o; una atleta que no deja indiferente a quien se cruza con ella, aunque s¨®lo sea por su f¨ªsico, contundente y musculoso, y que corre los 800 metros como quien lava, sin abrir la boca siquiera y a la velocidad que le apetece. As¨ª gan¨® la semifinal en la que elimin¨® a Pamela Jelimo, la sensaci¨®n de los Juegos de Pek¨ªn 2008. "Y la he visto hacer series", contin¨²a Granado, "y es otra movida. Mientras al salir a toda velocidad las dem¨¢s corren como pollos sin cabeza, ella va que parece que est¨¦ simplemente haciendo jogging".
Su f¨ªsico contundente no deja indiferente a quien se cruza con ella
Granado no es, evidentemente, el ¨²nico que se muestra perplejo y desbordado por la potencia de una joven que recuerda a la joven Mar¨ªa Mutola, la tremenda mozambique?a que domin¨® la distancia entre finales y comienzos de siglo. La sospecha encubierta en las palabras del t¨¦cnico de la finalista se convierte en acusaci¨®n directa en boca de algunos dirigentes que han solicitado a la federaci¨®n internacional (IAAF) que realice un test gen¨¦tico a Semenya para comprobar su sexo. El control de g¨¦nero, instaurado por el COI en M¨¦xico 1968 dadas las sospechas que inspiraban las atletas del Este en los a?os en los que se extendi¨® el uso de la testosterona sint¨¦tica, dej¨® de ser obligatorio desde Sidney 2000 tanto por razones de protecci¨®n de la intimidad como por las dudas sobre la validez de los sistemas utilizados. Inicialmente, el control consist¨ªa en un mero examen anat¨®mico. Posteriormente, se us¨® un an¨¢lisis de cromosomas y luego se instaur¨® el que a¨²n est¨¢ en vigor, el SRY, que busca un solo gen imprescindible para la masculinidad. El resultado del test deber¨ªa conocerse hoy.
El asunto, morboso de por s¨ª, no preocupa apenas a Mayte, quien est¨¢, seg¨²n Granado, mucho m¨¢s tranquila que en v¨ªsperas de la final de Osaka. "Ahora hasta duerme bien. Entonces estaba preocupada por fallar. Estaba tan bien que habr¨ªa considerado un fracaso no estar a la altura de su forma", dice Granado. "En cambio, a Berl¨ªn, despu¨¦s de todos los problemas f¨ªsicos sufridos, vinimos principalmente a no irnos con cara de tontos si ca¨ªa eliminada a la primera. Una vez en la final, sin embargo, no renunciamos a nada".
Mayte, ya veterana de la final de Edmonton 2001, ser¨¢ la ¨²nica nacida en la d¨¦cada de los 70, la ¨²nica superviviente de la final de Helsinki 2005 y, con la campeona Jepkosgei, la ¨²nica de Osaka 2007: ser¨¢ como la madre de una distancia que cada a?o parece barrida por un viento huracanado. "F¨ªsicamente, est¨¢ igual de fuerte que en Osaka, pero un poco menos r¨¢pida porque apenas hemos podido hacer series fuertes", dice Granado, "y tampoco est¨¢ para una carrera de 1m 57s, pero s¨ª para una de 1m 58s en la que las que se atrevan a seguir a Semenya se suicidar¨¢n. En esas condiciones, Mayte es muy peligrosa".
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