La paz no es rentable
Nuestra intenci¨®n era dar un concierto por la paz en la plaza de la Revoluci¨®n de La Habana, un lugar reservado para las grandes ocasiones. Simplemente eso.
Hace tiempo que Juanes y otros m¨²sicos creamos una plataforma llamada Paz sin Fronteras. Pretendemos que las constituciones democr¨¢ticas reconozcan el derecho fundamental de los individuos a vivir en paz; el derecho a la cultura de la paz. Parece una nimiedad, pero no lo es. Creemos que si se reconoce ese derecho, cualquier ciudadano del mundo podr¨¢ al menos reclamar que se cumpla. Nosotros empleamos el ¨²nico arma a nuestro alcance; la m¨²sica. Y actuamos de modo preventivo. Ofrecimos un concierto en C¨²cuta (Colombia). Las relaciones diplom¨¢ticas entre Venezuela, Ecuador y Colombia se tensaron y nosotros acudimos all¨¢ con un mensaje de m¨²sica, para evitar que la sangre llegara al r¨ªo.
Queremos que sea un concierto blanco; el resto es propaganda
As¨ª que La Habana nos pareci¨® un buen lugar para reclamar la paz como una necesidad de bienestar y entendimiento social, de ausencia total de conflictos. No s¨®lo como algo opuesto a la guerra, ni como aquello edulcorado que pide una miss en un concurso de belleza. Lo que sucede es que la guerra es rentable en todos los sentidos, tambi¨¦n medi¨¢ticamente. Y la paz no lo es tanto.
Cuando nos decidimos por La Habana, cre¨ªmos que recibir¨ªamos adhesiones de todos los colores. Y en cambio nos dec¨ªan: ?C¨®mo se os ocurre dar un concierto por la paz en Cuba? Ya llevamos cuatro meses con un grand¨ªsimo quebradero de cabeza. Recibiendo amenazas y presiones de grupos del exilio de Miami con un enorme poder. Para los que estamos de este lado del charco no es tan dif¨ªcil. A m¨ª, gente de peso me ha pedido que no manche mi nombre y no s¨¦ qu¨¦ otras cosas. Pero en Florida la presi¨®n es enorme. Por todo lo anterior comprendemos que muchos de los m¨²sicos que viven en Miami que en un principio dijeron que actuar¨ªan, como Enrique Iglesias, Man¨¢ o Ricky Martin, decidieran no actuar. Hubo una reuni¨®n en la cumbre en Miami entre los m¨²sicos, gente de las discogr¨¢ficas y cada cual dio sus razones. Otros, como Olga Ta?¨®n, Calle 13 o Hierbabuena (un grupo neoyorquino con una cantante cubana precisamente) se han sumado.
Tenemos el apoyo de la Administraci¨®n de Obama y hay una delegaci¨®n de Paz sin Fronteras en Cuba negociando con las autoridades para evitar que se produzca una instrumentalizaci¨®n de nuestro mensaje. Queremos que sea un concierto blanco. El resto es propaganda para todos y debemos evitarla. Estamos ahora mismo en un punto de impasse; si no somos capaces de crear un cartel equilibrado en el que est¨¦n representados los artistas del r¨¦gimen (como Silvio Rodr¨ªguez o los Van Van) y los que se oponen a ¨¦l, nada de esto tendr¨¢ sentido.
Nunca cre¨ªmos que las cosas acabar¨ªan de esta manera. Ha habido situaciones muy desagradables, sobre todo para los compa?eros que viven en Miami. Juanes est¨¢ all¨ª, pues su mujer est¨¢ a punto de dar a luz y por prescripci¨®n m¨¦dica ya no puede viajar a Medell¨ªn. De lo contrario, habr¨ªan dejado la ciudad hasta que todo se calmase. Hace poco, un se?or de unos 75 a?os, cubano del primer exilio, les estaba esperando a la puerta de la casa y les insult¨®. A ¨¦l le llam¨® de todo, hasta asesino. Un chico cubano intermedi¨® y contuvo al agresor. Despu¨¦s le rog¨® a Juanes que diese ese concierto en La Habana, que era necesario para todos.
?sa es la divisi¨®n de Miami. Las j¨®venes generaciones cubanas que viven en Florida ya no pueden m¨¢s de escuchar el mismo mensaje de rencor. Es un mensaje de dolor, de gente que sufri¨® con la revoluci¨®n, y tienen todo el derecho a seguir con ese dolor, pero deber¨ªan permitir que las cosas evolucionen. Justo ahora, en el momento preciso, cuando Obama est¨¢ dispuesto a cerrar Guant¨¢namo, a levantar algo el embargo, nosotros vamos a celebrar este concierto. La reconciliaci¨®n, despu¨¦s de tanto tiempo de peleas, ya no tiene marcha atr¨¢s.
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