Buena iniciativa fallida
El Gobierno, obligado a corregir su imprevisi¨®n sobre los 420 euros a parados sin cobertura
El Gobierno negociar¨¢ con los sindicatos modificaciones de las condiciones de aplicaci¨®n de la ayuda especial de 420 euros mensuales para parados que hayan agotado sus prestaciones, seg¨²n adelant¨® ayer el presidente Zapatero. Al hacerlo estaba reconociendo que hubo precipitaci¨®n en la aprobaci¨®n de esa medida en el Consejo de Ministros extraordinario de la pasada semana. No es la primera vez que este Gobierno, tan obsesionado por el marketing, toma decisiones llamativas (retirada de Kosovo, rebaja fiscal lineal de 400 euros), llamadas a contentar a una parte de la opini¨®n p¨²blica, sin haber previsto sus consecuencias ni los problemas de aplicaci¨®n.
En este caso la medida en s¨ª era poco discutible. Cada vez que se daban datos del aumento del paro se llamaba la atenci¨®n sobre la tragedia de las familias cuyos componentes no s¨®lo hab¨ªan perdido el empleo sino tambi¨¦n agotado el seguro de paro (que cubre un periodo m¨¢ximo de dos a?os) y las prestaciones establecidas para otros seis meses en determinadas condiciones. Se trata de una medida defensiva, que no suple las de est¨ªmulo de la actividad econ¨®mica de la que depende la recuperaci¨®n del empleo.
Era una ayuda, por otra parte, que hab¨ªa sido objeto de negociaci¨®n con los sindicatos, y precisamente en torno a la fecha a partir de la cual se aplicar¨ªa. Descartando que pueda ser de duraci¨®n indefinida, por su alto coste, los sindicatos propusieron que afectase a los trabajadores que se hab¨ªan quedado en esa situaci¨®n a partir del 1 de enero; el decreto del Gobierno fija la fecha del 1 de agosto, dato que, aunque figuraba en la notificaci¨®n del Consejo de Ministros, pas¨® inadvertido; seguramente, porque nadie explic¨® con qu¨¦ criterio hab¨ªa sido elegido.
Si hubiera sido el 1 de enero, tambi¨¦n habr¨ªa planteado el dilema de por qu¨¦ desde ese d¨ªa y no desde octubre, por ejemplo. El problema es la falta de explicaci¨®n sobre el criterio temporal aplicado, y tambi¨¦n la imprevisi¨®n sobre la frustraci¨®n que iba a suscitar una decisi¨®n que inevitablemente aparecer¨ªa como arbitraria. Es cierto que si alguien no pod¨ªa llamarse a enga?o eran los sindicatos, que hab¨ªan debatido el asunto. Pero el Gobierno quiso demostrar que no depend¨ªa de nadie para tomar iniciativas sociales, y se estrell¨®. Ahora recurre a los sindicatos para que le ayuden a rectificar. O al menos a explicar el criterio seguido.
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