En un principio, fue el mal...

Hace 28 a?os, Isabelle Adjani recibi¨® en el Festival de Cannes el premio a la mejor interpretaci¨®n femenina por su labor en la acad¨¦mica Quartet, de James Ivory, y por el excesivo, histri¨®nico pero inolvidable papel protagonista de La posesi¨®n, de Andrzej Zulawski. En cierto sentido, el premio recibido por Charlotte Gainsbourg en la pasada edici¨®n del certamen parece un eco del que en su d¨ªa distingui¨® la labor de Adjani: ambos trabajos se sustentan en una entrega casi imp¨²dica, en la exasperaci¨®n del dolor y la liberaci¨®n de pulsiones demoniacas, aunque el de Gainsbourg toca muchas otras teclas.

Del mismo modo, La posesi¨®n podr¨ªa verse como una extra?a premonici¨®n de Anticristo: en los dos casos, autores de probada radicalidad a¨ªslan y desmontan arquetipos, temas y situaciones del cine de terror para proponer agresivas alegor¨ªas sobre la naturaleza del Mal, esbozan teolog¨ªas perversas. Podr¨ªan encontrarse otros precedentes a la propuesta de Lars von Trier, que es, sin duda, estudiada provocaci¨®n, pero en ning¨²n caso vac¨ªa o gratuita: la ic¨®nica navaja rasgando el ojo de Un perro andaluz (1929) encuentra su corolario -?inevitable?- tanto en el muy formalista -casi exquisito- inserto porno que recibe al espectador en los primeros minutos como en el plano -brutal, casi insoportable- que, cerca del desenlace, corona el empe?o del cineasta dan¨¦s en pulverizar tab¨²es de representaci¨®n.

Quiz¨¢s ser¨ªa estimulante preguntarse qu¨¦ pensar¨ªa Luis Bu?uel de una pel¨ªcula como Anticristo. O si tuvo ocasi¨®n de verla en Cannes Sam Raimi, cuya Posesi¨®n infernal (1981) parece aportar el modelo para desarmar el cl¨ªmax de Anticristo. La airada reacci¨®n que espole¨® la puesta de largo de la pel¨ªcula en Cannes parece certificar el ¨¦xito de la maniobra provocadora, pero dej¨® fuera de plano la abrumadora belleza del resultado: tras sus modulaciones de una est¨¦tica del despojamiento, von Trier elabora aqu¨ª un complejo tour de force formalista explotando, con la complicidad del operador Anthony Dod Mantle, las posibilidades de la c¨¢mara Phantom HD para alterar la velocidad de la imagen y esculpir una suerte de hiperrealidad on¨ªrica.

Claustrof¨®bico pulso entre dos actores dispuestos al salto sin red -Dafoe y Gainsbourg- en el espacio abstracto de la alegor¨ªa, Anticristo prefiere la ambig¨¹edad antes de aclarar si su naturaleza es la de perverso mito fundacional para una creaci¨®n demoniaca o indagaci¨®n en el origen culpable de la fe, nacida como estrategia de supervivencia de la raz¨®n en un mundo ca¨®tico y sustentada en el exterminio de lo irracional. No es una pel¨ªcula para todos los gustos, pero s¨ª uno de los trabajos m¨¢s desafiantes de un autor esencial, que coloca su arte en primera l¨ªnea de fuego, ¨²nico lugar posible para aspirar a la excelencia.