El club de los erasmistas
Ensayo. La libertad a prueba, del soci¨®logo alem¨¢n Ralf Dahrendorf, recientemente fallecido, tiene la apariencia de un entretenimiento pero, en realidad, es un alegato a favor de la raz¨®n liberal que gui¨® la biograf¨ªa intelectual del autor.
El juego consiste en elegir a los intelectuales que mejor resistieron a la gran tentaci¨®n del siglo XX: la tentaci¨®n totalitaria, ya fuera en la versi¨®n nacional-socialista y fascista o en la versi¨®n comunista. Dahrendorf limita la contienda a la generaci¨®n de "los muy probados". Los que, nacidos entre 1900 y 1910, pasaron todas las pruebas de resistencia al totalitarismo. El concurso est¨¢ puesto bajo la advocaci¨®n de Erasmo de Rotterdam, de ah¨ª que los laureados sean llamados erasmistas. Dahrendorf se sirve de Erasmo para dibujar una figura de "observador comprometido" distinta del "intelectual comprometido" de Sartre. Aunque no resulta f¨¢cil "trazar la l¨ªnea divisoria" entre los observadores comprometidos y los organizadores activos, "los erasmistas no son combatientes", a pesar de que "en situaciones cr¨ªticas, m¨¢s de un erasmista se ha incorporado a la resistencia activa". A este perfil responden los tres nombres que encabezan la clasificaci¨®n: Karl Popper, Raymond Aron e Isaiah Berlin, intelectuales de proyecci¨®n p¨²blica e influencia duradera, que hab¨ªan sentido "el pulso de la ¨¦poca" que "provisionalmente los hab¨ªa desterrado de su patria". Comprometidos con la escritura, vivieron siempre los hechos a cierta distancia.
La libertad a prueba. Los intelectuales frente a la tentaci¨®n totalitaria
Ralf Dahrendorf
Traducci¨®n de Pedro Madrigal Devesa
Trotta. Madrid, 2009
212 p¨¢ginas. 17 euros
Dahrendorf despacha algo superficialmente los factores de seducci¨®n del fascismo y del comunismo: la ligaz¨®n comunitaria y la fascinaci¨®n por el poder de Uno, la Jefatura, en el caso del fascismo y el nazismo; el v¨ªnculo, entre los que son hijos de la misma historia, y la esperanza, en el caso del comunismo. La mayor capacidad de seducci¨®n del comunismo quiz¨¢s se explique por dos factores que se?ala Dahrendorf: era una ideolog¨ªa del futuro, mientras que el fascismo s¨®lo lo era del presente. Y sobre este principio esperanza "se consolid¨® notablemente la cualidad religiosa de la fe intelectual en el comunismo". No deja de ser significativo que los tres campeones de la libertad escribieron sendos libros sobre Marx: "Estaban fascinados por el planteamiento hist¨®rico-sociol¨®gico de Marx, sinti¨¦ndose repelidos, al mismo tiempo, por el dogmatismo de aquella comprensi¨®n de la necesidad hist¨®rica que tanto sedujo a otros intelectuales".
La respuesta a la tentaci¨®n totalitaria es, para Dahrendorf, una ¨¦tica de la libertad, es decir, el coraje por la lucha individual por la verdad, o lo que es lo mismo el ideal ilustrado de pensar y decidir por s¨ª mismo. Para Dahrendorf, Berlin se equivoca al llamar libertad negativa a la libertad como ausencia de coacci¨®n. Es esta libertad para ser, en el mayor grado posible, nosotros mismos, la ¨²nica libertad. Lo que Berlin llama libertad positiva, es para Dahrendorf una claudicaci¨®n, una aceptaci¨®n de una instancia moral superior. La gran lecci¨®n de Berlin, por el contrario, es recordar que "no todas las cosas buenas son rec¨ªprocamente reconciliables".
Dahrendorf propone como referencia de la ¨¦tica de la libertad cuatro virtudes cl¨¢sicas: fortaleza (o coraje), justicia, templanza y prudencia (o sabiduria). La tendencia del observador comprometido a marcar distancia entre la vida contemplativa y la vida activa se pone a prueba en determinadas situaciones: la tentaci¨®n de adaptarse para sobrevivir, el exilio interior y el culto del exilio. El examen de estas pruebas sirve al autor para ir incorporando nuevas figuras al club de los erasmistas: Norberto Bobbio, Jan Patochka, Theodor Adorno, Hannah Arendt, Theodor Eschenberg, merecen la exculpaci¨®n de sus pecados veniales. Manes Sperber y Arthur Koestler se hacen acreedores, gracias a su consecuente y radical autocr¨ªtica, al perd¨®n pese a haber ca¨ªdo en la tentaci¨®n totalitaria, en su versi¨®n comunista. En cambio, son rechazadas las candidaturas de Jean Paul Sartre y Robert Havemann.
Aunque Inglaterra y Estados Unidos fueron refugio para erasmistas, Dahrendorf otorga a intelectuales como George Orwell, George Kennan o John Kenneth Galbraith el t¨ªtulo de miembros externos del club. Inglaterra hizo de su condici¨®n insular parapeto frente al totalitarismo, y, siendo "un pa¨ªs erasmiano, no tiene erasmistas". Estados Unidos es menos proclive a las tentaciones totalitarias, por su pragmatismo y por su movilidad.
Dahrendorf se despide con un punto de pesimismo, como si realmente el totalitarismo de la indiferencia acechara. El efecto del 11-S, la ideolog¨ªa del miedo y de la guerra que le sigui¨® hacen temer a Dahrendorf por el futuro de la libertad. "Las tentaciones peligrosas que incitan a la cesi¨®n de la libertad provienen ¨²nicamente de movimientos que pueden hacer plausible que el futuro les pertenece". No es el caso de lo que Occidente vive hoy como amenaza. Pero hay un recorte de derechos fundamentales liberales -la tortura ha sido justificada por un presidente estadounidense- que ha encontrado la indiferencia como respuesta; y hay una proliferaci¨®n de fundamentalismos en las religiones y seudoreligiones que constituyen "algo as¨ª como una contrailustraci¨®n". Es la advertencia que el erasmista Dahrendorf nos deja al final de su aventura. -
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