Descubierto en Nueva York un filme in¨¦dito de los brigadistas en el Ebro
La pel¨ªcula muestra la convivencia de los voluntarios con los campesinos
Fueron soldados voluntarios en la l¨ªnea del frente; amigos, payeses, parejas de baile y enamorados cuando dejaban el fusil. El paso de las Brigadas Internacionales por la Espa?a de la Guerra Civil se zanj¨® con una derrota militar y una integraci¨®n poco conocida entre los voluntarios extranjeros y los campesinos. Una pel¨ªcula in¨¦dita, grabada en la primavera de 1938 y de unas dos horas de duraci¨®n, arroja algo de luz sobre los v¨ªnculos que se tejieron durante los cruentos a?os de fosas comunes y plomo. El filme, grabado por los voluntarios americanos del batall¨®n Lincoln en Catalu?a y Arag¨®n meses antes de la batalla del Ebro, refleja un ambiente sorprendentemente pl¨¢cido en plena debacle militar.
"Hubo una conexi¨®n muy intensa entre brigadistas y campesinos"
La pel¨ªcula incluye bailes, actividades deportivas y trabajo en el campo
La entidad No Jubilem la Mem¨°ria ha rescatado la pel¨ªcula del archivo de la Universidad de Nueva York. Tambi¨¦n ha recopilado un centenar de fotograf¨ªas por fondos documentales de medio mundo que no se han exhibido con anterioridad. El material se emplear¨¢ para recrear en un documental la rutina de los brigadistas cuando la maquinaria de la guerra se acallaba para dar paso a los bailes populares y competiciones deportivas. "Eran j¨®venes de todo el mundo que se reunieron en Espa?a para combatir el fascismo. Ten¨ªan ideales y se implicaron a fondo con los habitantes de los pueblos. En muchos municipios se les sigue recordando con un cari?o enorme", detalla Angela Jackson, investigadora brit¨¢nica que ha impulsado el proyecto tras a?os rescatando retazos de aquel periodo de v¨¦rtigo.
"La llegada de los brigadistas supuso un momento m¨¢gico para los campesinos, adem¨¢s de un contraste brutal con la dureza de la guerra", relata Jackson. Las im¨¢genes revelan que otra intensa revuelta se vivi¨® tambi¨¦n al otro lado de las barricadas, sin balas de por medio.La presencia de hasta 35.000 aventureros internacionales en pueblos que llevaban d¨¦cadas aislados del mundo supuso un impacto enriquecedor. "La gente ve¨ªa c¨¢maras y coches por primera vez. Hubo una conexi¨®n muy intensa entre los brigadistas y los campesinos analfabetos", explica Angela Jackson. Fue un intercambio cultural que salt¨® por los aires tras la debacle del Ebro, ocurrida entre julio y noviembre de 1938.
El ambiente l¨²dico de brigadistas y campesinos parece sobreponerse a la agon¨ªa previa que se le supone a aquella batalla. Lo ilustran las escenas grabadas meses antes, cuando los republicanos ya hab¨ªan perdido Teruel y los nacionales se lanzaban a cerrar la pinza achicando el frente de Valencia. La cr¨ªtica coyuntura no impidi¨® que los brigadistas tuvieran tiempo para prescindir de sus armas. Tampoco pareci¨® inquietar a los campesinos, que ense?aban el arte de las vi?as a voluntarios; ¨¦stos, a su vez, participaban en las recolecciones de cosechas. "Nadie de aquellos pueblos hab¨ªa visto un negro, pero en la pel¨ªcula se ven negros trabajando en el campo con una alegr¨ªa inmensa", relata Toni Orensanz, periodista que edita el v¨ªdeo para ultimar un documental, que estar¨¢ listo en el primer trimestre de 2010. Las im¨¢genes tambi¨¦n recogen exhibiciones deportivas, bailes con mujeres de distintos pueblos que acud¨ªan a conocer a los aventureros llegados del extranjero, estampas de una convivencia fraternal. "Es una historia de la que hace 20 a?os nadie sab¨ªa nada", comenta Orensanz, "un agujero de la memoria hist¨®rica".
La casualidad quiso que aquel recuerdo se salvara del olvido. Tambi¨¦n la tenacidad de Angela Jackson, autora de media docena de estudios sobre los brigadistas y perseguidora incansable de los archivos perdidos de la Guerra Civil. "Sab¨ªamos que el batall¨®n Lincoln contaba con voluntarios que s¨®lo se dedicaban a tomar im¨¢genes, pero no que hicieran una pel¨ªcula. Menos a¨²n un filme que grabara lo que ocurr¨ªa de espaldas a la guerra", explica. Hasta que Harry Randall visit¨® Catalu?a hace seis a?os. El brigadista estadounidense se present¨® ante Jackson con unas fotograf¨ªas que tom¨® en el Priorat en sus a?os como voluntario del batall¨®n Lincoln. Ante la excitaci¨®n de Jackson, Randall a?adi¨® flem¨¢tico que, si le gustaban las fotos, tal vez pudiera interesarle la pel¨ªcula. Un material ¨²nico, ya que los fotogramas que se conservan de la ¨¦poca se distancian poco del imaginativo militar: maniobras, entrenamientos, fusilamientos y el cavar de las trincheras. "Tiene un valor documental local e internacional incalculable", rese?a la investigadora.
"El papel de los brigadistas en la vida social espa?ola se ha tratado poco", confirma Juli¨¢n Casanova, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad de Zaragoza y veterano investigador del archivo de la Universidad de Nueva York. "Aportaron un progreso m¨¦dico, ideol¨®gico y literario que tuvo consecuencias importantes. Fueron claves para la posterior liberaci¨®n de las mujeres", comenta algo sorprendido por el contenido de la pel¨ªcula. Los brigadistas hallaron en Espa?a la posibilidad de un compromiso social con el mundo que ellos hab¨ªan perdido: un pa¨ªs rural, alejado de las grises chimeneas industriales centroeuropeas. "Pero el idilio dur¨® s¨®lo al principio", explica el historiador. "En 1938 las derrotas hab¨ªan roto esa conexi¨®n entre campesinos y voluntarios". No para el batall¨®n Lincoln.
M¨¢s pasi¨®n que historia
Los estudiosos de la Guerra Civil espa?ola nunca podr¨¢n agradecer suficientemente la tenacidad de los historiadores brit¨¢nicos. El trauma espa?ol ser¨ªa actualmente mucho m¨¢s opaco de no ser por la larga lista que encabezan Paul Preston y Antony Beevor, autores de obras clave para desembrollar la historia del pa¨ªs del pasado siglo.
La pasi¨®n de otra brit¨¢nica, Angela Jackson, autora de hasta siete vol¨²menes sobre el conflicto b¨¦lico, ha permitido recuperar otro trozo olvidado por la historia. Jackson, que reside en Mar?¨¤ (Priorat), preside, adem¨¢s, la asociaci¨®n cultural No Jubilem la Mem¨°ria, creada por personas interesadas en conservar la memoria del periodo de la II Rep¨²blica y la Guerra Civil en la comarca del Priorat. Sus trabajos para relatar el papel de los brigadistas, el rol de las mujeres en la batalla y otros aspectos olvidados tras d¨¦cadas de silencio han abierto nuevas perspectivas a la hora de comprender aquella guerra fratricida.
"Es cuesti¨®n de pasi¨®n, hablo de un tema que me obsesiona desde siempre", razona la investigadora.
"Nos cuidaron como a hijos"
Sam Russell, londinense de 91 a?os, parece un adolescente al otro lado del tel¨¦fono cuando rememora su etapa de brigadista de la Guerra Civil. Russell era un veintea?ero idealista reci¨¦n aterrizado en la cruda Espa?a de 1936, aguardaba balas y fascistas, pero encontr¨® a un pueblo desorientado. "Primero nos ten¨ªan miedo, pensaban que ¨¦ramos invasores", recuerda de su paso entre los campesinos de Catalu?a, Castilla y Madrid. "Luego comprendieron a qu¨¦ ven¨ªamos y nos cuidaron como hijos. Apreciaban por qu¨¦ est¨¢bamos all¨ª. Muchos de nosotros, de hecho, morimos por ayudarles".
Russell no aparece en las im¨¢genes que ha recuperado la entidad No Jubilem la Mem¨°ria, pero afirma haber vivido lo mismo que transmiten las fotograf¨ªas. "En los pueblos nos ofrec¨ªan bailes y nosotros les ayud¨¢bamos con las tareas del campo. ?ramos un equipo. Nunca podr¨¦ olvidarlo", afirma.
D¨¦cadas despu¨¦s, Russell admira satisfecho el triunfo de los brigadistas. "Al final vencimos. El pueblo espa?ol despert¨®, est¨¢ mejor que nunca, ha conseguido las libertades por las que luchamos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.