Solitarios bajo sospecha
Sopheak Phay no pierde detalle. Conduce su moto lentamente, como si disfrutara del paisaje de la ribera del r¨ªo Tonle Sap. Pero no le interesan ni los pintorescos barcos de la derecha ni el palacio real de la izquierda. Busca pederastas. Es uno de los 38 agentes que Action Pour Les Enfants (APLE) tiene diseminados por las zonas calientes de Phnom Penh: los lugares m¨¢s tur¨ªsticos, las barriadas de chabolas y las zonas de bares.
Todo extranjero que pasee solo capta su atenci¨®n. "Los pederastas no tienen un perfil definido, como piensa mucha gente. Son gente de aspecto y comportamiento normal. S¨®lo algunos responden al estereotipo de hombre mayor calvo y gordo. La edad no resulta muy relevante: hemos descubierto casos que van desde los 25 a?os hasta los 70. Lo que tienen en com¨²n es que generalmente son seres solitarios de car¨¢cter reservado con pocos amigos, y solteros".
Si el sujeto al que Phay sigue con la mirada entra en contacto con ni?os, se disparan sus alarmas. "Los indicios m¨¢s claros se encuentran en este momento. El pederasta busca el contacto f¨ªsico, as¨ª que en p¨²blico se los ve cogidos de la mano de ni?os, o con ¨¦stos sentados en su regazo". Un muestrario de actitudes sospechosas resalta en uno de los tablones de la sala de investigaci¨®n del edificio de APLE: un hombre que viaja en un moto-taxi con una ni?a a la que sujeta por el pecho; otro que juega en el r¨ªo con un ni?o en calzoncillos; muchos que abrazan a ni?os de la calle. "Se ganan su confianza con dinero, comida o regalos, y buscan llev¨¢rselos a lugares en los que pueden quitarles la ropa sin levantar sospechas". La piscina y la playa son el escenario favorito. "M¨¢s adelante los invitar¨¢n a la habitaci¨®n de su hotel o a su piso, donde suelen cometer los abusos".
Armado con c¨¢maras de fotograf¨ªa y v¨ªdeo, Phay recoge en im¨¢genes a los sospechosos. Luego determinar¨¢n si hay peligro o no. En caso afirmativo, comenzar¨¢ la b¨²squeda de informaci¨®n sobre el extranjero, para lo cual APLE cuenta con una extensa red que va desde ni?os de la calle hasta conductores de tuk-tuk. Con la polic¨ªa existe una estrecha relaci¨®n, pero lo cierto es que "los sueldos que cobran los agentes incitan a quedarse llenando la barriga y escuchando la radio". En raras ocasiones, los uniformados son quienes se ponen en contacto con APLE para que haga su trabajo. "Ellos s¨®lo entran en acci¨®n para hacer los arrestos", reconoce Phay.
En cambio, APLE trabaja en coordinaci¨®n con la polic¨ªa de todo el mundo, que puede aportar informaci¨®n vital si el sospechoso tiene antecedentes penales por pederastia en su pa¨ªs de origen. Pero hay Estados que se cierran en banda y miran exclusivamente por sus ciudadanos. "China (que, seg¨²n un informe de Child Wise, supone el principal emisor de turistas sexuales a Camboya) y Corea del Sur son los m¨¢s herm¨¦ticos, y trabajar con Jap¨®n tampoco es f¨¢cil", apunta el director en Camboya de la organizaci¨®n, Seila Samleang.
Sin embargo, el Imperio del Sol Naciente sorprendi¨® a propios y extra?os al ofrecer su tecnolog¨ªa para recuperar im¨¢genes de pornograf¨ªa infantil que uno de sus ciudadanos, Shunichi Nakagawa, hab¨ªa borrado de su c¨¢mara minutos antes de su arresto en Phnom Penh. Las fotograf¨ªas, en las que aparecen desnudos los cinco ni?os de los que abus¨® en un descampado, le han costado ocho a?os de c¨¢rcel y convertirse en el primer japon¨¦s condenado en Camboya por abusos sexuales a menores.
Desafortunadamente, la mayor¨ªa de malhechores mantienen su casa limpia y hay que rascar a fondo para descubrir d¨®nde est¨¢ la basura. "Por regla general, s¨®lo consideramos que hay pruebas determinantes cuando contamos con im¨¢genes expl¨ªcitas o con el testimonio de alguna v¨ªctima, y eso es dif¨ªcil de conseguir. Por eso trabajamos para ganarnos la confianza de los ni?os y de los pederastas", comenta Phay. S¨®lo as¨ª se consigue, como sucedi¨® con uno de los arrestados m¨¢s recientes, que sea el propio delincuente el que ofrezca vender al agente de APLE la prueba que lo llevar¨¢ a prisi¨®n. "La caza del pederasta se lleva a cabo tanto con c¨¢maras ocultas como con estratagemas psicol¨®gicas".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.