La elegancia de Balanchine llega a Mallorca
Los espa?oles Joaqu¨ªn de Luz y Gonzalo Garc¨ªa se consolidan como estrellas del New York City Ballet
Puede quedar como una de las funciones m¨¢s satisfactorias del verano. Doce primeros bailarines y solistas del New York City Ballet (NYCB) encabezados por Joaqu¨ªn de Luz se empe?aron en dar una velada de altura, y eso es lo que sucedi¨® la noche del s¨¢bado en el casi vetusto y sesentero Auditorio de Palma de Mallorca (que necesita un urgente lavado no de cara, sino de cuerpo entero, incluida la decoraci¨®n y las butacas); se entregaron con un programa lleno de exigencias, variado y que muestra cu¨¢les son los estilos y las maneras de la prestigiosa compa?¨ªa estadounidense.
Joaqu¨ªn de Luz bail¨® a fondo, como suele hacerlo siempre, y esta vez quiz¨¢s para conjurar la sombra de una lesi¨®n reciente (esto del ballet se parece cada vez m¨¢s al f¨²tbol de elite) y el granado grupo ofreci¨® lo que promet¨ªa en el programa de sala. Hasta m¨¢s, si cabe.
No son populares. Son profesionales entregados a su causa, el ballet
Elegancia, formas distintivas, b¨²squeda de equilibrio entre la t¨¦cnica y su disfrute musical, cierto aire que puede parecer frialdad pero que no es otra cosa que el m¨¢s que fraguado estilo de la casa: un tipo de ballet que naci¨® en la Gran Manzana.
Nos deb¨ªa llenar de orgullo que una funci¨®n como ¨¦sta estuviera liderada por dos primeros bailarines espa?oles, de carrera s¨®lida, de virtuosismo indiscutido y de posibilidades esc¨¦nicas elevadas. Son el propio Joaqu¨ªn de Luz y Gonzalo Garc¨ªa; el primero, formado en el V¨ªctor Ullate, el segundo, en la fragua zaragozana de Mar¨ªa de ?vila: el mismo tronco, donde se postula el valor de la respiraci¨®n en la musicalidad, el deseo de transmitir algo esencialmente art¨ªstico que debe llevar aparejado toda ejecuci¨®n de ballet. De Luz y Garc¨ªa se han ido ya hace a?os y han hecho las Am¨¦ricas instal¨¢ndose y triunfando en el sitio m¨¢s dif¨ªcil: Nueva York. Ellos no son esencialmente medi¨¢ticos, sino profesionales entregados a su causa primera: el ballet. Los dos se distinguen, y esto es muy importante, por su intensidad. Los dos dominan, entienden el estilo Balanchine y su repertorio, pero lo hacen de manera particular.
La gala conten¨ªa desde Apollo (donde Gonzalo bord¨® una interpretaci¨®n emocional, magn¨ªfica) hasta Agon y Tchaicovski pas de deux. Para completar el arco, Other dances, de Jerome Robbins, Don Quijote y Tributo a Ray Charles de Peter Martins.
En Don Quijote Joaqu¨ªn estuvo acompa?ado de Ana Sofia Scheller, que no le dio una contrapartida redonda, y donde el madrile?o debi¨® sacar su brioso amor por la danza espa?ola para dar lustre al famoso pas de deux.
Agon (1957) fue bailado por Kaitlyn Gilliand y Ask LaCour con concentrada geometr¨ªa. Es un paso a dos decisivo para el desarrollo del ballet moderno y su disuasi¨®n del arm¨®nico ha inspirado el nuevo enfoque de un William Forsythe, entre otros. Se trata de una lecci¨®n de pl¨¢stica geometrista tan abstracta como potente.
El otro punto culminante estuvo en Other dances, de nuevo con Garc¨ªa y Tiler Peck. Esta obra fue creada por Robbins en 1976 para una gala que recog¨ªa fondos para la biblioteca del Metropolitan; lo mont¨® para Natalia Makarova y Mijail Barishnikov y, sin pretenderlo, se instal¨® en el repertorio para siempre. Era la tercera vez que Robbins trabajaba sobre piezas para piano de Chopin, y Natacha y Misha dejaron una estela y larga sombra que se a?ade a las dificultades de la propia lectura, un juego entre el humor y lo l¨ªrico que transita por sutiles evocaciones a las czardas y mazurcas. Los dos estuvieron sumados a una poes¨ªa de comunicaci¨®n y di¨¢logo en pareja, adem¨¢s de cumplir con creces en cuanto a su elevado ritmo. En el Chaicovski, Megan Fairchild va camino de ser una estrella: limpia, segura en la din¨¢mica, estuvo impecable, lo mismo Andrew Vedette, su preciso y elegante partenaire. Cerr¨® el homenaje a Ray Charles, divertimento muy apropiado para cerrar jornada y pensado sobre todo para el lucimiento de los chicos. Brillaron otra vez De Luz, Jared Angle y Amar Ramasar, un torbellino de ritmo y sensualidad.
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