Un hombre clave para el presidente
La ausencia del senador debilita la lucha de Obama por la reforma sanitaria
La ¨²ltima gran batalla del le¨®n del Senado fue la de la reforma sanitaria. Los colaboradores en el Capitolio del senador por Massachusetts Ted Kennedy citaban como una de sus grandes frustraciones, en sus ¨²ltimos d¨ªas, el no haber podido ofrecerle un seguro m¨¦dico a cada uno de los estadounidenses. Pero en los archivos del Senado, sus propuestas legislativas sobre ese asunto cubren estanter¨ªas y estanter¨ªas. A lo largo de su carrera, el ¨²ltimo patriarca de los Kennedy logr¨® extender la cobertura sanitaria a los ni?os; impuls¨® la financiaci¨®n de la investigaci¨®n y tratamiento contra el virus del SIDA, y trabaj¨® incansablemente para que los ancianos y los desfavorecidos tuvieran un seguro p¨²blico asequible.
Pero su gran sue?o era ofrecer cobertura m¨¦dica universal a todo el pa¨ªs. Se lo lleg¨® a proponer a Richard Nixon, a principios de los a?os setenta, sin ¨¦xito. Consider¨® los intentos de Jimmy Carter demasiado t¨ªmidos. Y vio c¨®mo su ilusi¨®n se desvanec¨ªa en el primer mandato de Bill Clinton, cuando aquel presidente tuvo que retirar su fugaz propuesta de reforma de la sanidad, acorralado por una derrota dem¨®crata en el Congreso y por la propia industria m¨¦dica. Pero al dar su apoyo a Barack Obama en las pasadas elecciones presidenciales, Kennedy vio renacer su ilusi¨®n.
El respetado senador tom¨® el podio en la Convenci¨®n Dem¨®crata de Denver del a?o pasado, donde se aclam¨® a Obama como candidato, y dijo: "?ste es el cometido de mi vida, una nueva esperanza de que superaremos las viejas dificultades, y nos aseguraremos de que cada estadounidense, al norte, al sur, al este, al oeste, joven y viejo, tendr¨¢ una cobertura m¨¦dica de calidad, como un derecho fundamental, y no un privilegio".
Ahora, es una de las grandes piedras de toque del cambio que representa Obama. En el momento de la muerte de Kennedy, el presidente contempla c¨®mo la oposici¨®n a sus planes crece y se endurece en las calles. Precisamente ahora, desaparece el l¨ªder de los progresistas en el Senado; la persona que no tuvo reparos en llamar a la administraci¨®n de George W. Bush el equipo de "los que aman a las compa?¨ªas farmac¨¦uticas, los que destruir¨¢n los seguros m¨¦dicos p¨²blicos para los ancianos, los que odian la seguridad social"; el pol¨ªtico que luch¨® sin tregua por la sanidad universal.
Cuando el Comit¨¦ que presid¨ªa en el Senado, el de Sanidad, Educaci¨®n, Empleo y Pensiones, tramit¨® una serie de medidas para la reforma sanitaria en julio, Kennedy tuvo que ausentarse de Washington, ya en sus ¨²ltimos d¨ªas de vida. Fue un giro cruel del destino pol¨ªtico, aunque pudiera seguir todas las negociaciones a trav¨¦s del tel¨¦fono.
Los dem¨®cratas se quedan ahora sin la s¨²per-mayor¨ªa de 60 de los 100 esca?os del Senado. Con ella pod¨ªan evitar que los republicanos pudieran retrasar la aprobaci¨®n de leyes. Para reemplazarle, el Estado de Massachusetts deber¨¢n celebrar unas elecciones dentro de cinco meses.
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