Guerra de desgaste

El conflicto latente entre la Asociaci¨®n de Municipios vascos (EUDEL) -con mayor¨ªa nacionalista- y la Consejer¨ªa de Interior del Gobierno vasco a cuenta de la retirada de s¨ªmbolos de ETA camina hacia su superaci¨®n de la mejor manera posible: ambas partes acordaron ayer cooperar para evitar cualquier manifestaci¨®n de "enaltecimiento del terrorismo u ofensa de la memoria y dignidad de las v¨ªctimas".

Son t¨¦rminos similares a los que emplea el C¨®digo Penal para definir el delito que ha venido a sustituir al antiguo de apolog¨ªa del terrorismo; pero son tambi¨¦n los recogidos en la Ley de Reconocimiento de las V¨ªctimas del Terrorismo aprobada por el Parlamento vasco en junio del a?o pasado, con la sola oposici¨®n de EHAK, en la que se insta a los poderes p¨²blicos a adoptar las medidas necesarias para eliminar tales s¨ªmbolos y pintadas.

En aplicaci¨®n de esa ley, el anterior Gobierno vasco ya hab¨ªa iniciado, poco antes de ser sustituido, la retirada de fotos de etarras. Los nacionalistas invocaron ese antecedente para reprochar a los socialistas haber dado a entender con sus referencias a la impunidad que hasta que llegaron ellos no se hab¨ªa hecho nada. Pero a la vez y de manera algo contradictoria, acumulaban cr¨ªticas a la intervenci¨®n de la polic¨ªa vasca contra esa impunidad. El conflicto se envenen¨® cuando el Departamento de Interior advirti¨® a un ayuntamiento vizca¨ªno que si no borraba las pintadas lo har¨ªa la Ertzaintza y despu¨¦s pasar¨ªa la factura de los gastos al municipio, lo que fue considerado por los nacionalistas invasi¨®n de competencias municipales.

Durante a?os, fotos en que se trataba como h¨¦roes a los etarras y carteles con sus consignas han presidido fiestas patronales y tamborradas, se han celebrado homenajes en lugares p¨²blicos a activistas que sal¨ªan de prisi¨®n, se ha financiado las visitas de sus familiares a los presos. Y se ha relativizado desde los poderes p¨²blicos la obligaci¨®n de cumplir las leyes (por ejemplo, la Ley de Banderas). Por tanto, es cierto que ha existido una impunidad consentida. Pero tambi¨¦n que un sector del nacionalismo est¨¢ en contra de esa tolerancia unidireccional. Por ejemplo, la anterior presidenta del Parlamento vasco, Izaskun Bilbao, coloc¨® en febrero pasado, tras una resoluci¨®n del Tribunal Supremo y contra la opini¨®n de relevantes dirigentes de su partido, la bandera espa?ola junto a la ikurri?a en la C¨¢mara vasca.

Tras la reuni¨®n de ayer, ambas partes constataron "una absoluta sinton¨ªa y clara voluntad de coordinaci¨®n" y acordaron potenciar las juntas locales de seguridad que favorezcan la cooperaci¨®n entre la Ertzaintza y los ayuntamientos. Frente a quienes sostuvieron que la iniciativa del Gobierno vasco s¨®lo servir¨ªa para dar argumentos y protagonismo a los violentos, hay de momento una recuperaci¨®n de la moral ciudadana, harta de ceder siempre ante los m¨¢s brutos, y s¨ªntomas de que puede forjarse un nuevo consenso sobre ese aspecto concreto de la guerra de desgaste planteada por la minor¨ªa violenta contra la mayor¨ªa.