Tango dodecaf¨®nico
Mar¨ªa Negroni -nacida en Rosario, Argentina; poeta, novelista, ensayista y traductora: memorable su versi¨®n de los Sonetos de Louise Lab¨¦ (Lumen, 1998)- encabeza su Andanza con tres versos de Naranjo en flor, de Homero Exp¨®sito, quiz¨¢s el mayor poeta del tango. Pero en la primera pieza ya se ubica "en el fuera de campo del lenguaje" y m¨¢s adelante anuncia: "No te confundas, esto no es un tango". El libro, fechado entre Buenos Aires y Nueva York (donde Negroni reside), evoca un registro popular, como un secreto olvidado que vuelve con la fuerza de lo aprendido en la infancia, pero no tal cual sino a trav¨¦s de todo lo que vino despu¨¦s: la consciencia formal y la ambici¨®n est¨¦tica. Es una composici¨®n a base de sutiles colisiones en el interior de cada verso: en endecas¨ªlabos y sin encabalgamientos (como un poeta cl¨¢sico), suprime las comas (como un vanguardista que ve superfluo marcar lo que la cadencia ya dice); evoca giros coloquiales rioplatenses ("y vos que me das vuelta y reten¨ªas / de una en el hechizo de tu abrazo"; "yo misma me chamuyo hablando reo") y observa la experiencia femenina con aspiraci¨®n universal ("cuerpo que fue composici¨®n tard¨ªa / no hay fin para las cosas de esta fiebre").
Andanza
Mar¨ªa Negroni
Pre-Textos. Valencia, 2009
52 p¨¢ginas. 9 euros
El cuerpo, en efecto, ocupa, como una letra el centro de este baile que es disfrute y dolorosa contorsi¨®n ("obediente a tu marca en la baldosa / y todo por lo activo de mi arrastre"), met¨¢fora del amor carnal. Centrifuga las citas y alusiones de registros opuestos -desde la canci¨®n popular a la Carta robada de E. A. Poe y sus derivaciones ("el mejor escondite es lo visible")- para dar con un tono sorprendente, de una comicidad ambigua y sorda. La rara dicci¨®n de estos breves poemas, que a cada verso traicionan el automatismo de la expectativa mel¨®dica, resuenan en la lectura como un tango dodecaf¨®nico. Andanza es al mismo tiempo una letra fuerte y su inteligente coreograf¨ªa.
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