Ceibas y r¨ªos de adrenalina
Incursi¨®n a la emocionante naturaleza del departamento colombiano de Santander
Adelante! ?Izquierda! ?Alto!". Siguiendo las ¨®rdenes del capit¨¢n, remamos fren¨¦ticamente para superar una zona de r¨¢pidos o levantamos los remos para dejarnos llevar por las caudalosas aguas del r¨ªo Fonce. En alg¨²n tramo tranquilo nos tiramos de la lancha neum¨¢tica para nadar, o algo parecido, porque los voluminosos chalecos salvavidas que llevamos nos hacen flotar como corchos. En esos momentos de tranquilidad se aprovecha para observar la vegetaci¨®n que cubre las orillas. El rafting -o canotaje, como lo llaman aqu¨ª-, el parapente o la espeleolog¨ªa son actividades a las que el viajero se puede apuntar en el departamento colombiano de Santander, el nuevo destino para los amantes de la aventura a¨²n poco explotado.
A las orillas del mismo r¨ªo Fonce, pero ya en la localidad de San Gil, est¨¢ El Gallineral, un espacio de cuatro hect¨¢reas h¨ªbrido entre parque natural y jard¨ªn bot¨¢nico, donde conocer e identificar algunas de las especies vegetales de la zona. Destacan las enormes ceibas, los higuerones y los gallineros, ¨¢rboles que crecen en paralelo al suelo y que las gallinas sol¨ªan utilizar para dormir. Tambi¨¦n abundan las orqu¨ªdeas y las heliconias. Muchos de los largos l¨ªquenes que cuelgan como cortinajes de las ramas de los ¨¢rboles, dando al lugar un aspecto on¨ªrico, son tambi¨¦n centenarios: llegan a medir varios metros tras crecer a un ritmo de 2,5 cent¨ªmetros al a?o.
Partimos por sinuosas y estrechas carreteras hasta el ca?¨®n del r¨ªo Chicamocha, uno de los mayores de Am¨¦rica, con 227 kil¨®metros de longitud y cerca de dos kil¨®metros de profundidad. All¨ª se encuentra el parque del Chicamocha (www.parquenacionaldelchicamocha.com), que domestica una zona de este impresionante lugar para convertirlo en parque de atracciones. Podemos sobrevolar el ca?¨®n en telef¨¦rico o en uno de los dos cablevuelos (lanzarse colgado de un arn¨¦s por unos cables que descienden a trav¨¦s del abismo), imitar a los pilotos de rallies en una pista de buggies y practicar parapente o canotaje.
Los patiamarillos
Para reponerse de tanta descarga de adrenalina se puede buscar la tranquilidad de las calles de Barichara, considerado uno de los pueblos m¨¢s bellos de Colombia. El sol de la ma?ana resalta el tono dorado de la piedra, presente en iglesias, calzadas y muros, que a partir de cierta altura son de tierra pisada (un tipo de adobe). El color de la tierra del lugar, que tradicionalmente se amasaba con los pies para elaborar paredes y tejas, ha dado a sus habitantes el sobrenombre de patiamarillos. El desarrollo del pueblo no ha alterado su est¨¦tica de muros encalados y puertas multicolores, y la multitud de talleres de artesan¨ªa, tiendas, galer¨ªas de arte y restaurantes s¨®lo se distingue por discretos letreros de piedra o madera.
De Barichara parte el Camino Real, una senda empedrada de 5,5 kil¨®metros de longitud que lleva a la aldea de Guane, llamada as¨ª por el pueblo precolombino que lo habit¨®. All¨ª, la iglesia de Santa Luc¨ªa, de 1600, se mantiene igual que en tiempos coloniales. En la plaza tambi¨¦n hay un museo con variedad de f¨®siles y restos del pasado ind¨ªgena, de los primeros colonizadores espa?oles y de las artesan¨ªas tradicionales.
Tras una caminata espera la gastronom¨ªa local, con platos como la carne oreada, el cabrito guisado o asado, los tamales, el mute (un contundente plato pariente del cocido, que contiene carne de cerdo y ternera, callos, patatas, verduras, ma¨ªz y garbanzos) o la arepa santandereana. El viajero tambi¨¦n puede aventurarse a probar las t¨ªpicas hormigas culonas. Son las reinas de la especie Atta laevigata (pueden alcanzar los 2,50 cent¨ªmetros de longitud), que tras eliminar patas y alas son sumergidas en agua salada y despu¨¦s tostadas.
Antes de dejar estas tierras las sobrevolamos en parapente. No hace falta haberlo practicado antes, ya que varias empresas ofrecen vuelos junto a un instructor en parapente biplaza, que adem¨¢s del ca?¨®n del Chicamocha tambi¨¦n parten de la Mesa (altiplanicie) de Ruitoque o de la de Los Santos.
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