La polic¨ªa de California pudo salvar a Jaycee en dos ocasiones
La pesadilla de Jaycee Dugard, de 29 a?os, secuestrada hace 18 por Phillip Garrido, el hombre que la encerr¨®, la viol¨® y la convirti¨® en madre de dos ni?as de 11 y 15 a?os, ha terminado. La conmoci¨®n recorr¨ªa Estados Unidos hace tres d¨ªas cuando se anunciaba el arresto de Garrido y su esposa Nancy, acusados formalmente de 29 cargos criminales, incluido violaci¨®n y secuestro, y la liberaci¨®n de Jaycee, secuestrada cuando ten¨ªa 11 a?os en el South Lake Tahoe (California) de camino al colegio y renacida el mi¨¦rcoles en Antioch, a 300 kil¨®metros, despu¨¦s de que su secuestrador la invitara a confesar su identidad ante la polic¨ªa.
Sin embargo, el horror de los detalles de su encierro y las extra?as circunstancias de su reaparici¨®n daban paso ayer a las preguntas. ?C¨®mo es posible que los oficiales encargados de visitar a Garrido, en libertad condicional por una violaci¨®n cometida en 1975, nunca descubrieran la existencia de las ni?as? Y lo que es peor, ?por qu¨¦ la polic¨ªa, que visit¨® dos veces la casa en los ¨²ltimos tres a?os, no reaccion¨®? "Nadie sabe si podr¨ªamos haber encontrado a Jaycee y sus hijas aquel d¨ªa y ya no es posible cambiar el curso de la historia. Pero no podemos dejar de sentirnos culpables por haber perdido la oportunidad de resolver el caso entonces. Tendr¨ªamos que haber sido m¨¢s inquisitivos, m¨¢s curiosos y haber movido una piedra o dos". Con estas palabras, el sheriff Warren E. Rupf del condado de Contra Costa, en California, ped¨ªa disculpas el viernes durante una rueda de prensa por no haber hecho bien su trabajo.
Uno de sus oficiales respondi¨® en 2006 a la llamada de una vecina que alert¨® de la presencia de ni?as en el jard¨ªn de Garrido, pero nunca lleg¨® a entrar en la casa del criminal y, por lo tanto, nunca descubri¨® el doble patio trasero en el que viv¨ªan hacinadas las tres j¨®venes. Otro agente realiz¨® una visita rutinaria en 2008 y tampoco vio nada. Curiosamente, seg¨²n se supo ayer, tanto las ni?as como la propia Jaycee a veces sal¨ªan a la calle con su captor pero nunca trataron de escapar.
Mientras el sheriff entonaba el mea culpa, la espeluznante historia daba otro giro cuando la polic¨ªa anunciaba que la casa de Garrido estaba siendo registrada por segunda vez despu¨¦s de que se conectara su nombre con el asesinato de unas 10 prostitutas muertas y violadas brutalmente entre 1998 y 2002 y cuyos cuerpos aparecieron precisamente en las cercan¨ªas de su hogar.
Adem¨¢s, su detenci¨®n ha reabierto el debate entorno a qu¨¦ criterios se utilizan para poner en libertad condicional a delincuentes procesados por delitos sexuales. Garrido, que seg¨²n vecinos y familiares est¨¢ trastornado mentalmente, hab¨ªa sido condenado a 50 a?os de c¨¢rcel pero s¨®lo pas¨® 10 en prisi¨®n.
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