Recuerdos de postal
Entre las numerosas especies comunicativas extinguidas con el adviento de Internet y la telefon¨ªa m¨®vil hay una que era todo un cl¨¢sico del final del verano: las postales. Junto a las notificaciones bancarias y los recibos del agua y la luz, los buzones abandonados durante el mes de agosto custodiaban esas peque?as joyas de colores encendidos que parec¨ªan no querer jubilar nunca al veraneo. Se trataba de textos breves, pues el espacio a disposici¨®n no daba para mucho, visto que la mitad se la llevaba la direcci¨®n del destinatario. El texto m¨¢s com¨²n era "Recuerdos desde...", seguido por la localidad en la que presuntamente hab¨ªa estado el comunicante, m¨¢s o menos envidiable seg¨²n lo ex¨®tico del lugar desde el que escrib¨ªa. Los protocolos de privacidad que tanto habr¨ªan de preocupar en la ¨¦poca siguiente eran ol¨ªmpicamente ignorados por este sistema de mensajer¨ªa. El texto quedaba expuesto a la lectura tanto del cartero como de la portera y de los vecinos, caso de que el env¨ªo recalara en el buz¨®n equivocado, pero esto carec¨ªa de toda importancia, pues el remitente no pretend¨ªa participar ninguna noticia concreta, cuanto comunicar un estado de dicha, y para evocarlo ah¨ª estaba el para¨ªso satinado del reverso, falso -pronto la expresi¨®n "paisaje de postal" ser¨ªa sin¨®nimo de artificiosidad- pero indefectiblemente deseable. Enviar postales era una actividad que requer¨ªa disciplina. Por las tardes, en los caf¨¦s, era frecuente encontrarse con el veraneante diligentemente entregado a ella, pluma y agenda en ristre. Luego a¨²n le quedaba franquear y echar al correo, una secuencia que f¨¢cilmente pod¨ªa fallar en alguno de sus eslabones.
Pero la caracter¨ªstica de las postales que m¨¢s las alejaba de las actuales formas de comunicaci¨®n era, sin duda, su atemporalidad. Los "recuerdos" del comunicante llegaban desde una condici¨®n ociosa, m¨¢s que desde un momento concreto, algo poco comprensible en la era online. Las postales remit¨ªan a un veraneo en diferido, que se consum¨ªa a posteriori, a las puertas de la rutina invernal: de ah¨ª la nostalgia que produc¨ªan. La digitalizaci¨®n ha acabado con eso. Las fotos del verano se miran hoy por pantalla a los pocos segundos de haberse captado, quedando a partir de ah¨ª listas para el olvido. De manera que tampoco los "recuerdos" de las vacaciones son lo que fueron.
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