Gente guapa
Hay un momento del a?o en el que Madrid se llena de guapos. L@s modelos de las revistas del Vips parecen cobrar vida y los pasos de cebra transformarse en pasarelas. Como en un anuncio o un sue?o, las mujeres embellecen: la del coche de al lado, las dependientas de los Starbucks, la vecina en el ascensor. Y los chicos caminan con una seguridad inusitada, con el ¨²ltimo bot¨®n de la camisa desabrochado y con mucho m¨¢s pelo en la coronilla.
Y ese instante es hoy. Septiembre es el mes m¨¢s favorecedor para los madrile?os. Nunca esta ciudad presentar¨¢ una poblaci¨®n tan hermosa como la de estos d¨ªas. Reci¨¦n incorporados a la capital, a nuestras vidas verdaderas de compromisos y pantalones largos, todav¨ªa conservamos el barniz del ocio, del descanso, de la felicidad. Aun turbados por el regreso, el sol de las playas, de las l¨ªmpidas monta?as y de las plazas de otras metr¨®polis reverbera en nuestra piel.
Este mes es el m¨¢s favorecedor para Madrid. Nunca tendr¨¢ una poblaci¨®n m¨¢s hermosa
Durante las vacaciones fuimos bronce¨¢ndonos, relajando las tensiones musculares y psicol¨®gicas, restaurando el cuerpo y el alma como un coche en bancada. Hemos disfrutado de la evasi¨®n y el silencio, pero en ese tiempo de asueto no lucimos nuestra mejor facha. Hemos sido "madrile?os en reparaci¨®n" desasidos de nuestra verdadera imagen y, en ocasiones, incluso de nuestra personalidad; hombres y mujeres disfrazados de turistas, maltratados por los mosquitos y los rayos ultravioleta, ataviados con chanclas de mercadillo, camisetas con publicidad de cajas rurales y pareos estampados de estrellas de mar.
Sin embargo, ahora hemos recuperado la decencia est¨¦tica que nos impone Madrid. No s¨®lo el trabajo, sino la propia ciudad nos va demandando una indumentaria y una actitud refinada. Hoy disfrutamos de la cosm¨¦tica del est¨ªo: el moreno, la relajaci¨®n f¨ªsica, el b¨®tox mental, pero adem¨¢s hemos rescatado un atuendo digno y unos ademanes atractivamente urbanitas. La capital es el mejor escaparate para nuestros cuerpos puestos a punto, reci¨¦n salidos del taller de chapa y pintura del verano.
Madrid poco a poco se acicala arquitect¨®nica, urban¨ªstica y comercialmente con el sutil prop¨®sito de exhibir gente guapa. Los numerosos lounges, las terrazas de la Castellana, la del Real Madrid Caf¨¦, los recientes caf¨¦-azotea del hotel de Santa Ana, del de Las Letras, del de Puerta de Am¨¦rica, el hip¨®dromo, el Ku-D¨¨ta y el nuevo mercado de San Miguel son algunos ejemplos del creciente y fulgurante plat¨® de ciudadanos relucientes.
Los madrile?os vamos tomando conciencia de un compromiso est¨¦tico con nuestro entorno. Todav¨ªa no estamos a la altura de la belleza poblacional de Mil¨¢n o Estrasburgo, pero cada vez m¨¢s gente disfruta sinti¨¦ndose radiante y contemplando, a la vez, a personas atractivas a su alrededor. No se trata ya de pijos en lugares puntualmente chic. Es dif¨ªcil no sentirse inc¨®modo si acudimos poco maqueados a muchos garitos de La Latina o Chueca. No es cuesti¨®n de lucirse en la noche con prop¨®sitos sexuales, sino que se est¨¢ tejiendo la costumbre de resultar bello en cualquier momento del d¨ªa, casi en cualquier sitio y por cualquier motivo.
Las encuestas corroboran esta tendencia. La comunidad de viajeros Tripadvisor ha realizado un estudio entre 3.000 turistas europeos para descubrir que los espa?oles somos los m¨¢s presumidos del continente. Los italianos, sin embargo, son los m¨¢s guapos y mejor vestidos del mundo, liderando casi todas las encuestas de belleza, tanto la de Lastminute.com hecha a?o pasado a 2.000 viajeros (donde los espa?oles quedamos en segundo lugar), como la de la empresa de estudios de mercado Synovate quien entrevist¨® a 10.000 hombres y mujeres de todo el planeta. Pero el portal de b¨²squeda de pareja, Meetic, sin embargo, tras preguntar el a?o pasado a 5.000 europeos concluy¨® que los espa?oles ¨¦ramos a¨²n m¨¢s deseables que los transalpinos, relegados al segundo puesto.
El Ayuntamiento puede peatonalizar el centro, reinventar el r¨ªo y su ribera de zonas verdes o hacerle un lazo de carril bici a la villa, pero la verdadera transformaci¨®n estil¨ªstica est¨¢ sucediendo en el rostro de los habitantes, en sus peinados, sus pieles y sus pupilas. La belleza de la ciudad y la de sus integrantes se retroalimenta, se potencia como la de dos amantes en plena seducci¨®n. Hoy, en septiembre, somos todo lo guapos que un madrile?o puede llegar a ser.
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