Oyendo a Pereza
Era una chica corriente m¨¢s bonita que ninguna. Era tan joven que ten¨ªa m¨¢s noches que la luna y tan afortunada que en los d¨ªas de suerte dorm¨ªa en las estaciones de tren. Se llamaba Lady Madrid, tiraba a matar, era lo m¨¢s rocanrol de su barrio y vest¨ªa pantalones que hab¨ªa aprendido de los Burning, los Ronaldos y Lou Reed. Todos la conocimos y a todos nos tom¨® prestado el coraz¨®n. Y desde entonces, algunas veces dej¨¢bamos de haberla olvidado para siempre y nos pregunt¨¢bamos d¨®nde estar¨ªa. Ya no, porque ha aparecido en el ¨²ltimo disco de Pereza, que se llama Aviones y que Juan Urbano asegura que est¨¢ lleno de canciones a las que les dar¨ªas las llaves de tu casa nada m¨¢s escucharlas.
Todav¨ªa surgen bandas que te puedas creer, aunque se abran paso contra viento y marea
Tiene raz¨®n, porque le he hecho caso, yo tambi¨¦n lo he comprado y me doy cuenta de que los buenos m¨²sicos se parecen a los buenos poetas en dos cosas: saben hacer himnos y saben hacerlos sobre h¨¦roes que no han hecho gran cosa para serlo, excepto vivir en l¨ªnea recta, sin preguntarse si lo pr¨®ximo que iba a haber delante era una pradera o un abismo. En la portada de Aviones los chicos de Pereza, Rub¨¦n y Leyva, salen con unos perros y en un descampado, sin duda para simbolizar la desnudez de su trabajo, que est¨¢ hecho sin trampa ni cart¨®n, a base de l¨ªneas limpias, ideas claras y versos sin guardaespaldas. Lo mismo que si las canciones te dijeran: "Esto es lo que hay, si quieres te quedas y, si no, te vas".
Juan Urbano y yo hemos discutido sobre las canciones que m¨¢s nos gustan del disco. Uno se queda con Windsor, La chica del Tirso y Escupe. Otro, con Leones y Pirata, pero los dos estamos de acuerdo en Lady Madrid, que en realidad tiene la mejor forma de ser certera, que es ser inconcreta: ¨¦l, que es m¨¢s joven, ve a esa chica en los a?os noventa, y yo en los ochenta, aunque yo le llevo la ventaja de poder verla en muchos m¨¢s sitios, porque cuando la recuerdo yo, lo que cuentan los Pereza ocurri¨® en plena Movida, en la ¨¦poca en que esta ciudad ten¨ªa sitios donde tocar, donde descubrir grupos nuevos, donde perderse entre amigos, donde buscarse una mala reputaci¨®n que te favoreciese. Y el caso es que ¨¦l a su modo y yo al m¨ªo hemos sentido una cierta nostalgia. Eso es lo que ocurre con las mejores canciones, con su alegr¨ªa contagiosa o, como en el caso de Lady Madrid, con su tristeza prestada, esa que te da ganas de encerrarte en el ba?o con el iPod e interpretar la canci¨®n frente al espejo, con un peine como micr¨®fono y convencido de que la has escrito t¨² para otra mujer, o la misma con otro nombre, que para el caso es igual.
Reci¨¦n vuelto a la ciudad, le digo a Juan Urbano que es bonito encontrarte con un disco como Aviones y con una canci¨®n como Lady Madrid, que te recuerdan que aqu¨ª todav¨ªa surgen de vez en cuando bandas que te puedas creer, aunque lleguen a las radios abri¨¦ndose paso contra viento y marea a trav¨¦s del desierto de las operaciones triunfo y dem¨¢s somn¨ªferos. Y que te hacen preguntarte qu¨¦ ocurrir¨ªa si en lugar de prohibirlo todo se abriesen locales de ensayo y se buscara el modo de quitarle el candado a las puertas de algunos de esos antros que son la facultad donde se estudia la carrera en la m¨²sica, aqu¨ª, en Londres o en Nueva York, da igual, porque todos los s¨®tanos se parecen y todos son el ¨²nico camino hacia las azoteas. No creo que lo entiendan, porque no saben mirar hacia abajo, s¨®lo hacia arriba. Pereza son rocanrol de Madrid que parece muy de Madrid y muy argentino, como debe de ser, y que saben hacer una canci¨®n como Lady Madrid, que es familia de la Princesa de Joaqu¨ªn Sabina y de la Chica de ayer de Nacha Pop, y tambi¨¦n un poquito like a rolling stone. Las chicas que se van a veces dejan en su lugar una buena canci¨®n.
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