Los embajadores pop de Jap¨®n
La mezcla de tradici¨®n y posmodernidad que caracteriza a la actual cultura de masas del pa¨ªs asi¨¢tico ha conquistado el mundo. El nuevo Gobierno deber¨¢ contar con los buenos oficios del 'anime' y el 'manga'
A partir de los a?os noventa, se ha producido un gran inter¨¦s por la cultura popular japonesa (J-Pop). El manga (el c¨®mic) y el anime (los dibujos animados), as¨ª como la m¨²sica y la moda niponas, se han lanzado a la conquista del mundo y han encontrado fieles seguidores (otaku) en Estados Unidos, Asia y Europa. Asi¨¢tica en sus ra¨ªces pero occidental en su apariencia, la J-Pop encarna a los ojos de los j¨®venes de diversas nacionalidades la modernidad y el estilo chic japon¨¦s. Un estilo de vida que resulta especialmente atractivo para los j¨®venes asi¨¢ticos por la proximidad geogr¨¢fica y cultural de Jap¨®n, pero que ha llegado mucho m¨¢s lejos: ah¨ª est¨¢ en las pantallas Mapa de los sonidos de Tokio, la ¨²ltima pel¨ªcula de la directora espa?ola Isabel Coixet.
El pa¨ªs que tanto copi¨® a otros Estados se ha convertido en un modelo a copiar
Es probable que haya m¨¢s consumidores de cultura japonesa fuera que en el propio archipi¨¦lago
La clave del ¨¦xito en Asia de esta cultura se encuentra en el af¨¢n de las clases medias y de los j¨®venes asi¨¢ticos por asumir el Japanese Way of Life, que ha sabido combinar su querencia cosmopolita con su vocaci¨®n consumista. Se trata de un estilo de vida que tiene mucho de occidental, pero que en Jap¨®n ha logrado mezclarse con elementos de la cultura tradicional nipona, lo que Douglas McGray llama Japanese Cool en su art¨ªculo publicado en Foreign Policy. Directores de pel¨ªculas de animaci¨®n, como Hayao Miyazaki (Mi vecino Totoro, el oscarizado El viaje de Chihiro, El castillo ambulante), Isao Takahata (Mis vecinos los Yamada) y el famoso Estudio Ghibli, creado por estos dos, resultan igual de familiares en Tokio que en Madrid, Londres y Los ?ngeles. Miyazaki, con su combinaci¨®n de humor, cr¨ªtica social y compromiso con el medio ambiente, ha cosechado una serie de ¨¦xitos art¨ªsticos y de taquilla internacionales.
Est¨¢ claro que, en los ¨²ltimos a?os, el inter¨¦s por la cultura popular nipona ha generado a su vez un inter¨¦s entre los j¨®venes extranjeros por Jap¨®n y por la lengua japonesa. La J-Pop ha creado una industria que mueve miles de millones de yenes anuales, por lo que tampoco se puede dejar de lado su valor comercial. En este sentido, no es una casualidad que en los ¨²ltimos a?os el Gobierno japon¨¦s haya empezado a tomar en serio la cultura popular japonesa y a ver en ella una herramienta id¨®nea para la difusi¨®n de la imagen del Jap¨®n en el exterior. En pa¨ªses como China o Corea del Sur, que a¨²n tienen percepciones negativas sobre la pol¨ªtica exterior japonesa de la ¨¦poca de la II Guerra Mundial, los dibujos animados y las telenovelas niponas est¨¢n ayudando a crear una imagen m¨¢s positiva del Jap¨®n de nuestros d¨ªas, especialmente entre los miembros de las nuevas generaciones.
Seg¨²n una encuesta realizada entre 2005 y 2006 por BBC World Service, 31 de los 33 pa¨ªses sondeados opinaban que Jap¨®n ten¨ªa una influencia positiva en el mundo. Para un pa¨ªs que sali¨® de la II Guerra Mundial como Estado vencido, con la confianza de la comunidad internacional perdida a causa de la pol¨ªtica equivocada que hab¨ªa seguido durante la primera mitad del siglo XX, la econom¨ªa devastada y una imagen muy negativa, es un logro digno de mencionar. Actualmente la contribuci¨®n a la paz, la estabilidad y la amistad internacionales, junto con el objetivo de estrechar las relaciones con los pa¨ªses asi¨¢ticos, constituyen algunas de las m¨¢s importantes prioridades de la pol¨ªtica exterior de Jap¨®n. El famoso Art¨ªculo 9 de la Constituci¨®n (aprobada en 1947) que renuncia para siempre al uso de la fuerza, las significativas aportaciones de Jap¨®n al presupuesto de Naciones Unidas, as¨ª como su Ayuda Oficial al Desarrollo, dan muestra de la vocaci¨®n pacifista del pa¨ªs en los ¨²ltimos 60 a?os.
Consciente del enorme inter¨¦s por la J-Pop en el mundo, en 2006 el Ministerio de Relaciones Exteriores del Jap¨®n hizo un gran lanzamiento de la "vanguardia contempor¨¢nea" en la Digital Hollywood University de Tokio, reconocido centro de formaci¨®n de dise?o. Esa vanguardia destaca por la utilizaci¨®n de formatos digitales y su proyecci¨®n exterior ha abierto un nuevo cap¨ªtulo en la historia de la diplomacia p¨²blica nipona. El entonces ministro Taro Aso calific¨® la cultura popular de "nuevo aliado de la diplomacia japonesa" y resalt¨® el poder y el atractivo de utilizar Jap¨®n como una marca, que deb¨ªa seguir fortaleci¨¦ndose. Por otro lado, invit¨® al sector privado a cooperar con el Gobierno a trav¨¦s de asociaciones p¨²blico-privadas, de manera que las tradicionales tareas relacionadas con la diplomacia cultural y la diplomacia p¨²blica se repartieran as¨ª entre el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Fundaci¨®n Jap¨®n (est¨¢ previsto que una de sus sedes se inaugure en Madrid este a?o) y las empresas y ONG niponas. Parece probable que el Partido Dem¨®crata de Jap¨®n (PDJ), cuya victoria en las elecciones generales del 30 de agosto ha puesto fin a m¨¢s de medio siglo de liderazgo del Partido Liberal Democr¨¢tico (PLD), opte por seguir en esta direcci¨®n.
Tal vez no sea una exageraci¨®n afirmar que Jap¨®n ha emergido en el nuevo milenio como una verdadera superpotencia cultural gracias a su capacidad para posicionarse como pa¨ªs posmoderno y a la vez tradicional, as¨ª como por la toma de conciencia de sus dirigentes pol¨ªticos para ejercer el poder suave de Jap¨®n para difundir una imagen positiva del pa¨ªs en el mundo. Que Jap¨®n haya logrado crear con tanta habilidad una mezcla original y ¨²nica de dos estilos de vida diferentes se debe al hecho de que, a lo largo de su milenaria historia, el archipi¨¦lago ha pertenecido a dos ¨®rdenes mundiales diferentes, que lo han convertido en puente entre Oriente y Occidente. Es de ah¨ª de donde procede su doble identidad: asi¨¢tica, por un lado, por su situaci¨®n geogr¨¢fica y su cultura (hasta el siglo XVI, Jap¨®n form¨® parte del orden mundial dominado por China, que ejerci¨® una enorme influencia en el desarrollo del Estado japon¨¦s) y, por otro, occidental, gracias a los contactos que tuvo con Europa en el siglo XVI y (tras un periodo de aislamiento que se prolong¨® entre 1653 y 1853) con Occidente y, en particular, con Estados Unidos.
Los primeros contactos del Jap¨®n con el mundo exterior desencadenaron un verdadero choque pol¨ªtico, social y cultural en el Pa¨ªs del Sol Naciente. Sin embargo, Jap¨®n no tard¨® mucho en entender que, si lograba adaptarse a las nuevas circunstancias, podr¨ªa incluso sacar provecho de las mismas. Gracias a una serie de factores, como las altas tasas de ahorro de su poblaci¨®n, la s¨®lida ¨¦tica laboral de su mano de obra, as¨ª como a su apuesta por la innovaci¨®n tecnol¨®gica tras la II Guerra Mundial, no s¨®lo recuper¨® su econom¨ªa devastada por la guerra, sino que alcanz¨® un nivel de desarrollo nunca antes visto, convirti¨¦ndose en una superpotencia econ¨®mica en los a?os ochenta. Aunque el milagro japon¨¦s fue cuestionado en la "d¨¦cada perdida" de los noventa, hoy d¨ªa Jap¨®n constituye la segunda econom¨ªa del mundo en t¨¦rminos de PIB y la tercera en t¨¦rminos de paridad de compra. El pa¨ªs que copi¨® a otros Estados se ha convertido en un modelo a copiar. El talento con que ha conseguido incorporar las novedades extranjeras a la propia cultura sin perder su identidad tradicional es la clave de la capacidad de adaptaci¨®n del Jap¨®n y de su sociedad a las exigencias de un mundo cambiante.
Moderna en su apariencia pero tradicional en sus or¨ªgenes, la cultura popular japonesa se ha desarrollado a partir de tradiciones literarias y art¨ªsticas antiguas mezcladas con elementos de la cultura occidental. Es probable que actualmente haya m¨¢s consumidores de la cultura popular japonesa fuera del Jap¨®n que en el propio archipi¨¦lago, aunque los eventos m¨¢s atractivos (ferias, concursos y festivales de cine de animaci¨®n, conciertos, etc¨¦tera), a los que acuden aficionados extranjeros en gran n¨²mero, siguen celebr¨¢ndose en Jap¨®n. El barrio tokiota de Akihabara es el centro mundial de la animaci¨®n, del manga y del entretenimiento popular. Jap¨®n incluso cuenta con un embajador del anime: es Doraemon, el famoso gato robot c¨®smico del siglo XXII, que est¨¢ viajando por todo el mundo difundiendo la imagen del Jap¨®n a trav¨¦s del cine de animaci¨®n.
Csilla Davalovszky es una experta h¨²ngara en relaciones internacionales, especializada en el ¨¢rea de Asia Oriental.
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