El mayor telescopio del mundo
Amanece en Garaf¨ªa, en un extremo de la isla de La Palma, y uno puede sentirse tan aislado, tan encajonado entre el Atl¨¢ntico y la monta?a, que puede querer gritar, sentir claustrofobia y querer emigrar. De hecho, a pesar del amor que sienten por su tierra, tan especial, muchos de sus habitantes se marchan. Y en los ¨²ltimos 15 a?os su poblaci¨®n ha descendido un 10%. No llegan ahora a ser 2.000, aunque hubo tiempos en que, cuentan ellos, lleg¨® a ser una de las zonas m¨¢s pr¨®speras de la isla y serv¨ªa de despensa a buena parte del territorio. Pero ahora, en este mundo globalizado, a muchos se les echa encima el aislamiento y se van a otra esquina de la isla o a otra isla o a una pen¨ªnsula.
El destino final es el Big bang, el origen del universo, hace unos 15.000 millones de a?os
Nos encontramos en una de las tres mejores atalayas del planeta, junto a Hawai y el norte de Chile
Las im¨¢genes obtenidas en tres noches pueden servir de material para todo un a?o de trabajo
En abril capt¨® un estallido de rayos gamma que durante un minuto y medio eclips¨® el universo
Pero subiendo por una carretera de fuertes curvas y pendientes, m¨¢s all¨¢ del fantasmag¨®rico bosque de pinos canarios, m¨¢s all¨¢ del mar de nubes que traen los vientos alisios, donde ya s¨®lo hay matorrales y piedras volc¨¢nicas, donde en el horizonte se confunden mar, cielo, nubes y sue?os; poco m¨¢s all¨¢ de las calles empedradas y los techos de tea de Garaf¨ªa, a pocas decenas de kil¨®metros, podemos asomarnos al universo.
"Esto es muy importante. La gente no se creer¨¢ la importancia de esto, pero yo lo comparo con Crist¨®bal Col¨®n, cuando navegaba para descubrir nuevos mundos. En eso estamos, buscando nuevos mundos". Lo explica as¨ª Esteban Rodr¨ªguez, del pueblo de El Paso, famoso por sus almendros y sus puros. Esteban ha pasado por la industria del tabaco y del banano, march¨® un a?o a Alemania y ahora lleva ocho meses aqu¨ª, buscando mundos; encantado de participar como t¨¦cnico en esta nave interestelar anclada en el Roque de los Muchachos, a 2.400 metros de altura. "F¨ªjese qu¨¦ diferencia, compare esto con trabajar como mec¨¢nico en un taller, todo el d¨ªa debajo de un coche, lleno de grasa".
Cuando Esteban dice "esto" se refiere al Gran Telescopio Canarias, o GTC; en funcionamiento desde marzo, inaugurado por los Reyes de Espa?a el 24 de julio, el telescopio de mayor tama?o del mundo, con 10,4 metros de di¨¢metro y 84,9 metros cuadrados de superficie de su espejo primario, captador de la luz que nos llega desde otros mundos. Una impresionante m¨¢quina del espacio -y del tiempo- que navega quieta desde el Observatorio del Roque de los Muchachos, del Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC), al borde del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente.
Amanece a las dos de la tarde para Carlos ?lvarez, uno de los astr¨®nomos en plantilla -de soporte- del telescopio (hay ocho), tras pasarse toda la noche mirando estrellas. Se entrena una hora corriendo campo a trav¨¦s para participar luego en ultramaratones de monta?a. Cuando nos recibe y nos habla, nos coloca en nuestro sitio: entonces, estas letras, esta revista, las ocho p¨¢ginas de este reportaje, usted lector y el que esto escribe se van quedando muy peque?os? Hasta relativizar todo tanto que el punto de llegada del pensamiento puede dar mucha serenidad (o mucho escepticismo). Veamos por qu¨¦: "De lo que se trata es de captar fotones, luz; cuanta m¨¢s y con mayor resoluci¨®n, mejor", dice este astr¨®nomo corredor, nacido en Zamora y criado en Llodio (?lava), de 40 a?os y 60 kilos. "As¨ª, cuanto m¨¢s potente el telescopio, mayor capacidad para ver objetos cuya luz nos llega muy d¨¦bil, bien porque son de luz d¨¦bil de por s¨ª, bien porque se encuentran muy lejos".
?Y qu¨¦ es cerca y qu¨¦ es lejos? "Mire, la estrella m¨¢s cercana a nosotros despu¨¦s del Sol, o sea, la estrella m¨¢s cercana al Sistema Solar, es Pr¨®xima Centauri, y se encuentra a 4,3 a?os luz; es decir, su luz tarda ese tiempo en llegar a la Tierra. La Gran Nube de Magallanes, una de las galaxias sat¨¦lite de la nuestra, la V¨ªa L¨¢ctea, se encuentra a 180.000 a?os luz. Y la galaxia de Andr¨®meda, o M 31, calificada como el objeto visible a simple vista m¨¢s alejado de la Tierra, queda a casi tres millones de a?os luz. Es decir, cuando con el telescopio observamos la gran nebulosa de Andr¨®meda, estamos viendo lo que ocurr¨ªa all¨ª hace tres millones de a?os". Eso nos permite no s¨®lo viajar en el espacio, sino tambi¨¦n en el tiempo: ver lo que pasaba en el universo millones de a?os atr¨¢s, estudiar su expansi¨®n; ya que la teor¨ªa m¨¢s generalmente aceptada es la creaci¨®n del universo por el Big Bang, la gran explosi¨®n, seguida de un proceso de expansi¨®n en el cual estamos a¨²n inmersos. Y el prurito de todo astr¨®nomo es ir m¨¢s all¨¢, lo que supone remontarse m¨¢s y m¨¢s hacia atr¨¢s, hasta acercarse lo m¨¢ximo posible a ese Big Bang, que ahora est¨¢ calculado en 15.000 millones de a?os (mes arriba, mes abajo). O sea, los telescopios son una ventana abierta hacia el origen del universo a la vez que nos permiten husmear con m¨¢s o menos detalle en lo que ocurre en nuestra plazoleta espacial, en nuestra galaxia.
Ahora es f¨¢cil entender lo de la relatividad. Relea las cifras y calcule. Piense en lo que ha hecho en un a?o; multiplique ese paquete de recuerdos por un mill¨®n. Y eso multipl¨ªquelo despu¨¦s por 15.000? Pues ¨¦sas son las circunstancias de lo que nos rodea. Para afinar: nuestra Tierra tiene entre 4.000 y 5.000 millones de a?os de edad.
Nuevos 'colones' buscando mundos. Entre Andr¨®meda y Magallanes, Esteban recomienda este restaurante o el de un poco m¨¢s all¨¢, que si aqu¨ª hacen un potajito muy rico o all¨¢ est¨¢ de miedo la carne de cabrito, las papas arrug¨¢s o el queso asado.
Uno finalmente come cherne, pero no se puede quitar de la cabeza ni a Magallanes ni a Andr¨®meda ni a todo lo que hay entre medias, y hacia atr¨¢s y hacia delante. Por decirlo de alguna manera.
El asunto es que nos encontramos en uno de los tres lugares privilegiados de nuestra peque?a casa para observar d¨®nde estamos, de d¨®nde venimos (m¨¢s o menos) y (m¨¢s o menos) hacia d¨®nde podemos ir. La Palma, junto a Hawai y el norte de Chile (el desierto de Atacama), son las atalayas por ahora favoritas para observar m¨¢s all¨¢ con telescopios terrestres (aparte de, claro est¨¢, el espacio, donde ha trabajado el Hubble y donde lo har¨¢ su heredero, el telescopio espacial James Webb). Y "esto" -la nueva carabela de Col¨®n- es el mayor telescopio del mundo tras superar por poco a los dos Keck estadounidenses de 10 metros, en Hawai, y pasarle, sobrado, a la generaci¨®n de 8 metros formada por los cuatro Very Large Telescope (VLT) europeos en Chile, los dos Gemini anglo-estadounidenses en Chile y Hawai, el Subaru japon¨¦s, tambi¨¦n en Hawai, y los dos espejos de 8,4 metros del Large Binocular Telescope (LBT), en Arizona (EE UU). El GTC ha vuelto a poner a las Islas Canarias en el mapa; en fin, en el firmamento. Ha costado.
Lo explica Pedro ?lvarez, tinerfe?o de 59 a?os, director de GTC desde su creaci¨®n. Las obras comenzaron en el a?o 2000; el coste total de la instalaci¨®n ha sido de 104 millones de euros; aportados en un 40% por el Gobierno de Canarias, un 40% por el Gobierno de Espa?a (la mayor parte, con Fondos Europeos, FEDER), un 5% por la Universidad de Florida (EE UU) y un 5% por diversos institutos de M¨¦xico, incluida la Universidad Nacional Aut¨®noma. Cuenta con un presupuesto anual de 8,5 millones de euros y una plantilla de 60 personas. "Ha sido un largu¨ªsimo camino hasta llegar aqu¨ª. El proyecto comenz¨® a plantearse hace 22 a?os, en 1987. En aquella ¨¦poca se empez¨® a fraguar la construcci¨®n de los grandes telescopios de ocho metros del mundo, m¨¢s los locos de California que apostaban por los 10 metros, y adem¨¢s, fragmentados en piezas hexagonales, en vez de un espejo ¨²nico. Ve¨ªamos que, a finales del siglo XX, la astronom¨ªa iba a quedar en manos de determinados telescopios y ninguno iba a estar aqu¨ª, en Canarias. En 1989 iniciamos contactos con Europa, sobre todo con Reino Unido, para levantar el nuestro, pero en 1991 los brit¨¢nicos optaron finalmente por trabajar con los estadounidenses en los G¨¦mini. Nos quedamos un poco desorientados, pero no tiramos la toalla. Los gobiernos espa?oles no acababan de ver claro lo que ten¨ªamos que hacer. En 1994, el Gobierno canario se convenci¨® de que el proyecto era de importancia estrat¨¦gica para el archipi¨¦lago y decidi¨® apostar por ¨¦l. Se cre¨® la empresa p¨²blica Grantecan, SA. Entre 1994 y 1995 preparamos el estudio de viabilidad con la revisi¨®n de los mejores expertos del mundo. Y llegamos a la conclusi¨®n de que la ¨¦poca de los telescopios monol¨ªticos de ocho metros hab¨ªa pasado, que deb¨ªamos decidirnos por uno segmentado de 10 metros, como los Keck. Entre 1996 y 1997 qued¨® listo el proyecto, y el Gobierno espa?ol entr¨® a formar parte de Grantecan con un 50%. Pero todos los a?os noventa fueron de mucho escepticismo, de no creer en nosotros; de no encontrar apoyos suficientes ni fuera ni dentro de nuestro pa¨ªs. ?Qu¨¦ hac¨ªan los espa?oles queriendo jugar en primera divisi¨®n cuando no ten¨ªamos ni industria de ¨®ptica ni tradici¨®n alguna de construir telescopios? Fue Fernando Aldama, director de la Oficina de Ciencia y Tecnolog¨ªa del Gobierno de Aznar, quien definitivamente desbloque¨® el asunto en 1998. Crey¨® en el GTC y nos anim¨® a buscar socios internacionales para llevarlo a cabo. En 1999 comenzaron a llegar los fondos para su puesta a punto. Y en 2001 conseguimos los acuerdos con el Estado de Florida y con M¨¦xico. Desde ese momento, ya no hubo parones. Y aqu¨ª estamos".
La gran c¨²pula metalizada se levanta orgullosa, 45 metros (algo as¨ª como la catedral de Sevilla), sobre la tierra volc¨¢nica hacia el universo. Es m¨¢s, el 70% de la obra ha sido llevada a cabo por empresas espa?olas; aunque el coraz¨®n de la instalaci¨®n, la ¨®ptica, ha sido desarrollado por un conglomerado ruso, franc¨¦s, alem¨¢n y belga.
Comienza a caer el sol y entramos en el gran globo ocular. Ah¨ª, una robusta ara?a met¨¢lica sostiene un espejo formado por 36 hex¨¢gonos (una forma casi tan habitual en la naturaleza como la esfera; basta pensar en los ojos de los insectos, los caparazones de las tortugas y los panales de las colmenas). El escritor Jorge Luis Borges dot¨® a su biblioteca de Babel, donde se concentraba el conocimiento absoluto, de un n¨²mero indefinido de galer¨ªas hexagonales e id¨¦nticas. Las piezas est¨¢n hechas de una especie de vitrocer¨¢mica (Zerodur) que no sufre alteraciones con los cambios de temperatura y as¨ª evita que las im¨¢genes se deformen; tienen ocho cent¨ªmetros de grosor y, al ser encajadas unas en otras, forman un hiperboloide (como un cuenco muy abierto) de 10,4 metros de di¨¢metro y casi 17 toneladas. Pedro ?lvarez subraya que el gran secreto radica en el acabado de las piezas, para hacerlas pr¨¢cticamente perfectas para captar fotones. Su superficie ha sido pulida con un l¨ªmite de error de 15 nan¨®metros (un nan¨®metro es la millon¨¦sima parte del mil¨ªmetro).
Interpretando esas im¨¢genes, ley¨¦ndolas para enviarlas al ordenador, nos encontramos con Osiris, algo as¨ª como la retina del ojo. Trabaja en el rango visible, es decir, con la luz que es capaz de percibir el ojo humano. La pr¨®xima primavera se pretende instalar CanariCam, una c¨¢mara dise?ada y construida por la Universidad de Florida, que trabajar¨¢ en infrarrojo t¨¦rmico (una escala que nosotros, los humanos, no podemos distinguir, pero algunos animales, como las serpientes de cascabel, s¨ª) y que podr¨¢ aportar informaci¨®n interesante sobre la formaci¨®n de nuevos planetas. En dos a?os se quiere que est¨¦ operativa Frida, desarrollada por la Universidad Aut¨®noma de M¨¦xico, y que introducir¨¢ la ¨®ptica adaptativa, que corrige las turbulencias con que nos llega la luz espacial tras atravesar la atm¨®sfera terrestre; algo fundamental para mejorar la vista de la humanidad en la nueva generaci¨®n de telescopios gigantes.
Uno se toma un caf¨¦ cortado mezcla 80% natural y 20% torrefacto, y no se puede quitar de la cabeza ahora al dichoso nan¨®metro y lo compara con los tres millones de a?os luz de distancia a la galaxia de Andr¨®meda. Y se pierde (un poco).
Pedro ?lvarez nos habla despu¨¦s de otro reto, otra carrera en la que no hay respiro. El director explica que ahora se est¨¢ planteando ya la nueva generaci¨®n de telescopios. Una vez que se ha demostrado que el espejo no ha de ser de una sola pieza, sino que puede estar formado, como los ojos de los insectos, por muchas peque?as y perfectas placas, se est¨¢ pensando en espejos de un tama?o de 30 y 40 metros de di¨¢metro. Hay varios proyectos en curso, buscando financiaci¨®n, como el Thirty Meter Telescope (TMT), de la Universidad de California, destinado a Mauna Kea, en Hawai, como heredero de los Keck. Pero entre todos destaca, por su ambici¨®n, el proyecto europeo de ESO ("eso" en este caso es la Organizaci¨®n Europea para la Investigaci¨®n Astron¨®mica en el Hemisferio Austral, formada por 13 pa¨ªses; entre ellos, Espa?a, que ingres¨® a finales de 2006): el E-ELT (European Extremely Large Telelescope), un telescopio XXL de un millar de piezas. Est¨¢ previsto que en 2010 se decida su ubicaci¨®n. Chile parece ser el candidato de ESO, pues all¨ª tiene desde hace d¨¦cadas sus otras instalaciones. Pero ahora La Palma ha levantado el brazo y ha dicho: "Pssst, un momento, que nosotros estamos aqu¨ª, con la experiencia del GTC". Pedro ?lvarez lo dice alto: "Debemos empezar a defender nuestra candidatura sin complejos". El presupuesto del gigante, unos mil millones de euros, echa para atr¨¢s.
Anochece en tonos lilas y todo comienza a ponerse a punto para otra sesi¨®n estelar?...
Pero, un momento, hay algo fr¨ªo aqu¨ª, en toda esta historia. ?D¨®nde est¨¢n los grupos de astr¨®nomos con la mirada ida, barba blanquecina, entusiasmados con el ¨²ltimo fogonazo que han descubierto en la formaci¨®n de una enana marr¨®n? Carlos ?lvarez explica que aqu¨ª el trabajo es "por colas", nada presencial, nada de astr¨®nomos visitantes que viajan hasta el Roque de los Muchachos. Aqu¨ª lo que pasa es que se reciben a distancia las propuestas de las comunidades de astr¨®nomos que tienen prioridad (las de Espa?a, M¨¦xico y Florida, m¨¢s los acuerdos con pa¨ªses europeos a trav¨¦s de ESO); llegan las solicitudes con las coordenadas del cielo y el c¨¢lculo de noches de observaci¨®n (m¨¢s otras necesidades de nitidez, como si se precisa que el cielo no tenga nubes ni Luna) y un comit¨¦ de expertos (de asignaci¨®n de tiempos) selecciona y ordena esas propuestas, por su calidad cient¨ªfica y por la viabilidad de darles cumplida respuesta. Se trabaja por semestres y se hace una programaci¨®n, noche a noche, para ir mirando al cielo tal como han pedido los cient¨ªficos. Lo habitual es que se necesiten entre una y tres noches; pero a veces hay solicitudes que requieren hasta 20. Dormido el Sol, un astr¨®nomo de soporte -hoy, Carlos ?lvarez- y un t¨¦cnico del telescopio se sientan frente a una bater¨ªa de 10 pantallas de ordenador e introducen las ¨®rdenes de observaci¨®n al ojo gigante. Ellos dos solos frente al firmamento, enmarcado en los rect¨¢ngulos de las pantallas del ordenador, tomando im¨¢genes que posteriormente enviar¨¢n por el otro espacio, el digital, al astr¨®nomo interesado.
Fr¨ªo, pero eficaz, como resume Ren¨¦ Rutten, un holand¨¦s de 50 a?os que lleva m¨¢s de 15 en La Palma y ahora es jefe de operaciones cient¨ªficas del GTC. Explica que para el primer semestre (de marzo a agosto) recibieron en torno a 60 peticiones, de las cuales han atendido y enviado ya informaci¨®n a una veintena. Hay que tener en cuenta que el GTC est¨¢ a¨²n en fase de pruebas. Para el segundo semestre ya tiene Ren¨¦ en torno a 70 solicitudes; poco a poco se ir¨¢ ganando en eficiencia y se dar¨¢ cabida tambi¨¦n a la visita de astr¨®nomos externos. Siempre contando con las noches en blanco. Porque el cielo de La Palma es privilegiado, pero, aun as¨ª, se pierden en torno al 25% de las noches por condiciones climatol¨®gicas adversas.
Esta noche, a Carlos ?lvarez le toca apuntar hacia una regi¨®n de nuestra galaxia donde se est¨¢n formando estrellas. Y nos da otro dato revelador: las im¨¢genes obtenidas en tres noches de observaci¨®n pueden aportar informaci¨®n a los investigadores para estar trabajando durante un a?o. Del n¨²mero de publicaciones cient¨ªficas de calidad en que salgan estudios que se han realizado gracias al GTC depender¨¢ en el futuro cercano el prestigio del gran ojo.
Rutten explica algunas otras observaciones importantes que se han realizado en los ¨²ltimos meses en La Palma: Eric Ford, de la Universidad de Florida, persigue tama?o, densidad, estructura y composici¨®n de la atm¨®sfera de exoplanetas (planetas que no giran alrededor de nuestro Sol) a trav¨¦s del an¨¢lisis de la luz que bloquean al pasar delante de su estrella anfitriona; as¨ª se pueden perfeccionar estudios para detectar planetas muy lejanos con superficies que puedan parecerse a la Tierra. V¨ªctor B¨¦jar (Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias) busca pistas sobre c¨®mo nacen las enanas marrones, objetos sin la masa suficiente para convertirse en estrellas. Y Alberto Javier Castro-Tirado (Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa) persigue el origen de un estallido de rayos gamma que, durante apenas un minuto y medio, eclips¨® todos los objetos del universo visibles en esa longitud de onda. El intens¨ªsimo fogonazo se produjo el 4 de abril.
Salimos. Ha refrescado sensiblemente. De vuelta a Garaf¨ªa, entre curva y curva, resulta dif¨ªcil quitarse de la cabeza esa gran explosi¨®n de rayos gamma que sucedi¨® en alg¨²n sitio de? La c¨²pula de estrellas impone? El silencio, tambi¨¦n.
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