Modelo de crecimiento y patr¨®n productivo
Con la crisis econ¨®mica se han multiplicado las voces que reclaman un "nuevo modelo" de crecimiento, extra?a expresi¨®n que puede entenderse como una nueva forma de crecer sobre bases m¨¢s firmes, es decir, m¨¢s equilibradas y sostenibles.
Existe un acuerdo general sobre algunos de los elementos que habr¨ªan de sustentar esta nueva andadura: la actividad de la construcci¨®n debe tener un menor protagonismo, y la innovaci¨®n, entendida en un sentido amplio, debe facilitar el desarrollo de actividades nuevas y permitir un incremento de la productividad del trabajo en las restantes, sobre la base de nuevos productos y de mejor calidad. El avance en la cualificaci¨®n de la mano de obra es una pieza clave en este proceso, como tambi¨¦n lo es un mayor compromiso de los trabajadores con el puesto de trabajo, lo que no depende tanto de ellos como de una extensi¨®n de la contrataci¨®n permanente y un cambio en la negociaci¨®n colectiva que ajuste mejor el salario a la productividad.
Ser¨ªa deseable que las autoridades apoyaran a la industria igual que al sector financiero
Pero hay quienes consideran que esta "nueva econom¨ªa" requiere tambi¨¦n de un nuevo patr¨®n productivo. Subyace en esta opini¨®n cierta idea de que el crecimiento de los a?os anteriores se ha apoyado, adem¨¢s de en un exceso de construcci¨®n residencial, en un conjunto de actividades de escaso futuro que deben ser sustituidas por otras m¨¢s s¨®lidas si no quiere verse comprometida la recuperaci¨®n de la econom¨ªa en los pr¨®ximos a?os. Reaparece as¨ª el viejo fantasma de que Espa?a tiene poco que ofrecer m¨¢s all¨¢ del turismo barato de sol y playa, sin duda reflejo de cierta falta de autoestima.
Quienes as¨ª piensan no parecen haber reparado en que la econom¨ªa espa?ola ha afirmado notablemente su presencia en la econom¨ªa internacional en el reciente boom expansivo, a pesar de la desventaja que ha supuesto una tasa de inflaci¨®n m¨¢s elevada que la media y un escaso crecimiento de la productividad del trabajo. Existen pocas dudas acerca de lo que decimos en el ¨¢mbito de la energ¨ªa y los servicios, donde contamos con grandes firmas que han expandido r¨¢pidamente su red de filiales en el mundo, no s¨®lo en los pa¨ªses latinoamericanos, sino tambi¨¦n en los europeos y en los de Am¨¦rica del Norte. En cambio, se duda m¨¢s de nuestra capacidad en el ¨¢mbito de la industria manufacturera, por lo que resulta conveniente repasar brevemente su ejecutoria en los a?os del boom. Lo har¨¦ a continuaci¨®n, examinando la evoluci¨®n de su producci¨®n, sus exportaciones y su internacionalizaci¨®n productiva.
Comenzando por la producci¨®n, es forzoso reconocer que ¨¦sta no aument¨® a ritmos muy elevados, el 1,5% anual entre 2000 y 2007. Por primera vez en nuestra historia reciente, la industria no ha aprovechado al m¨¢ximo una etapa expansiva, reduci¨¦ndose por ello su peso en el PIB. Sin embargo, este periodo se ha caracterizado por una intensa competencia en los mercados internacionales, como consecuencia de la expansi¨®n comercial de China y la emergencia de las econom¨ªas del centro y este de Europa, hoy integradas en la UE, adem¨¢s de un valor del euro al alza. Si se descuentan las producciones m¨¢s castigadas por esta competencia -textiles, confecci¨®n, cuero y calzado, y equipos inform¨¢ticos y electr¨®nicos, en las que tambi¨¦n se ha centrado el proceso de deslocalizaci¨®n de empresas-, la cifra de crecimiento del producto se acerca mucho al 2%. Y lo que es m¨¢s importante, contrasta con la reducci¨®n del valor a?adido industrial en Francia, Reino Unido, Italia y Dinamarca, al menos de 2000 a 2005, a?os de los que contamos con datos fiables y comparables. La industria alemana creci¨® al mismo ritmo que la espa?ola, ambas s¨®lo superadas por Irlanda, Holanda y Grecia.
En el ¨¢mbito de las exportaciones, la evoluci¨®n ha sido a¨²n mejor. La cuota de Espa?a se ha mantenido en las exportaciones mundiales y ha crecido en las de la UE-15. Espa?a exporta el 7% de este conjunto de pa¨ªses en algunas ramas ya tradicionales, como alimentos, confecci¨®n, calzado y juguetes, pero tambi¨¦n en otras de mayor intensidad tecnol¨®gica, como receptores y grabadores de radio y televisi¨®n, y alcanza valores cercanos al 10% en autom¨®viles, otro material de transporte, cables e hilos el¨¦ctricos y en productos de minerales no met¨¢licos (cer¨¢mica, vidrio, cemento...). En todos estos sectores ha afirmado su posici¨®n en los ¨²ltimos a?os, con las excepciones de autom¨®viles y, sobre todo, de calzado.
Desde otra perspectiva, las exportaciones suponen hoy el 14,5% del PIB, una cifra nada desde?able. Y la estructura de ellas ha ido cambiando, con ascenso de r¨²bricas como qu¨ªmica, maquinaria mec¨¢nica y electr¨®nica de consumo. Hoy las exportaciones de productos qu¨ªmicos, con el protagonismo de los medicamentos y de los pl¨¢sticos, casi han alcanzado en volumen a las de autom¨®viles (3,1% del PIB). Tambi¨¦n han afirmado sus posiciones las de papel, maquinaria no el¨¦ctrica (destacando la destinada a obras p¨²blicas) y las de material ferroviario, buques y aeronaves. Aun durante 2008, las ventas al exterior crecieron en buena parte de los sectores de especializaci¨®n tradicional, incluido hierro y acero, y tambi¨¦n en aquellos otros que hemos destacado por su mejor trayectoria reciente.
En el ¨¢mbito de la internacionalizaci¨®n, la evoluci¨®n de la industria espa?ola quiz¨¢ no ha sido tan positiva, pero tambi¨¦n muestra importantes logros. Como es sabido, Espa?a ha pasado en poco tiempo de ser un pa¨ªs receptor de inversi¨®n exterior directa a ser un pa¨ªs emisor, con un stock de capital en el mundo por este concepto superior al que el resto del mundo tiene en Espa?a. Tomando como base la buena elaboraci¨®n de los datos disponibles que ofrece Carlos Manuel Fern¨¢ndez-Otheo en sus publicaciones, este stock era en 2007 el 4,1% del mundial y se remuneraba con un 12,3% de beneficios (entre 2003 y 2005, bas¨¢ndose en las cifras que ofrece el Registro de Inversiones Exteriores).
El porcentaje correspondiente a las manufacturas en esa inversi¨®n acumulada en el exterior es semejante al que este sector posee en la producci¨®n, del 17%, con un peso m¨¢s elevado de las ramas tradicionales, alimentos, productos de minerales no met¨¢licos y alimentos, pero tambi¨¦n con una representaci¨®n apreciable de las de maquinaria mec¨¢nica y equipos de transporte. Como en las actividades de servicios, tal stock se ha acumulado sobre todo en la d¨¦cada actual, si bien, a diferencia de lo que ocurre en ellas, su avance sufre una apreciable desaceleraci¨®n desde 2004, aunque sobre todo atribuible a los subsectores de maquinaria y equipo mec¨¢nico.
El panorama que se desprende de todo lo expuesto no es rutilante, y sin duda pone de manifiesto algunas de las debilidades de nuestro desarrollo industrial. Pero ante todo revela un patr¨®n productivo vivo, que ha afrontado con entereza un entorno competitivo de inusitada intensidad, en el que otros pa¨ªses m¨¢s desarrollados presentan menos triunfos, y no s¨®lo durante los a?os expansivos, sino tambi¨¦n ahora, en el actual marco recesivo. Merece, pues, nuestra confianza en que volver¨¢ a hacerlo en el momento de la recuperaci¨®n econ¨®mica. No obstante, ser¨ªa deseable que las autoridades econ¨®micas apoyaran la competitividad e internacionalizaci¨®n de la industria al menos con el mismo af¨¢n que aplican a la reestructuraci¨®n de las instituciones financieras.
Rafael Myro S¨¢nchez es catedr¨¢tico de econom¨ªa aplicada de la Universidad Complutense de Madrid.
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