Inventos del tebeo
A estas alturas, todos sabemos que los bichitos no se caen y se matan, al menos cuando se trata del problema del aceite de colza. Tampoco las recetas culinarias para hacer calditos de pollo y suced¨¢neos son una buena estrategia contra la vieja amenaza de las vacas locas. Y es evidente que lavarse las manos reiteradamente no soluciona una pandemia de gripe. En consecuencia, no queda m¨¢s remedio que preguntarse si muchos de los ministros de sanidad, de diversas ¨¦pocas y de todo signo pol¨ªtico, carecen por completo de conocimientos sobre su materia o si, todav¨ªa peor, tienen un p¨¦simo concepto sobre la inteligencia de los ciudadanos. En cualquier caso, la cosa resulta divertida, al margen de las tragedias particulares, porque cuando los responsables pol¨ªticos dicen tonter¨ªas se produce una cascada imparable de rumores, inventos y recetas de lo m¨¢s curioso y sorprendente.
Por ejemplo, a alguien se le ha ocurrido decir que la lucha contra esta gripe demuestra el buen funcionamiento de la Espa?a de las comunidades, porque todas han respondido de forma responsable y conjunta ante la nueva amenaza. O sea, la prueba del algod¨®n para eso que ahora llaman federalismo funcional, otra tonter¨ªa. En realidad, los ciudadanos observamos una cosa muy distinta. Alguna comunidad planifica de manera escalonada el comienzo de las clases, otras hablan de posponer el 70% de las operaciones previstas, una forma como otra cualquiera de encubrir las listas de espera. Tambi¨¦n se habla de recurrir a los m¨¦dicos jubilados para atender la posible demanda de urgencias, como si las disposiciones laborales pudieran estar sujetas a estados de excepci¨®n. En definitiva, observamos principalmente ocurrencias varias y dispersas entre unos responsables que tienen cara de pasmo y de estar estupefactos, de esa clase de estupefacci¨®n que los fil¨®sofos piensan que, cuando es continuada, genera estupidez. Sin embargo, hay dos cosas claras. Por un lado, que todo lo que ocurra a partir de ahora en los sistemas de salud tendr¨¢ como justificaci¨®n la lucha contra la gripe. Y, por otro, que toda intervenci¨®n p¨²blica sobre el tema deber¨¢ terminar con la f¨®rmula beat¨ªfica de "siguiendo la recomendaci¨®n de las organizaciones internacionales", un latiguillo dif¨ªcil de interpretar pero, ya se sabe, mal de tontos consuelo de muchos.
El ¨²ltimo invento que veo en la prensa es el teletrabajo para enfrentarse a la pandemia. Pues bien, parece ser que las grandes compa?¨ªas ya lo tienen todo pensado y protocolizado, nada como protocolizar, es m¨¢s, la vida se parece cada d¨ªa m¨¢s a un protocolo. Un trabajador, una gripe, un ordenador. ?Se imaginan a un empleado de banca, metido en fiebre y quebrantado hasta las orejas, autorizando una transferencia en el ordenador de su casa o rechazando una hipoteca? Esos ser¨¢n de verdad cr¨¦ditos t¨®xicos, casi virulentos. Y no digamos nada del profesor calificando entre estornudos y con un tonto lagrimeo ante el suspenso de un alumno. M¨¢s que teletrabajo ser¨¢ una telecomedia.
No m¨¢s inventos, por favor, como ese camarero que nos cuenta por televisi¨®n que le pone unas gotas de ginebra a cuchillos y tenedores, no se sabe muy bien si para desinfectar los cubiertos o para emborrachar a los virus y que dejen as¨ª de incordiar. Al final, pasaremos la gripe, estaremos aburridos en casa y jugaremos con el ordenador. Despu¨¦s ya nos pondr¨¢n la pel¨ªcula de las "organizaciones internacionales" y de las compa?¨ªas farmac¨¦uticas, que para eso cobran.
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