El 'botell¨®n' goza de buena salud
La explosi¨®n en Pozuelo de Alarc¨®n (Madrid) entre la polic¨ªa y un grupo de j¨®venes que hac¨ªan botell¨®n ha hecho pensar a las autoridades que es un hecho aislado. Nuestra propia hipocres¨ªa nos hace creer que el botell¨®n ya est¨¢ controlado. Las autoridades municipales, presionadas por los insistentes vecinos, creen que por la fuerza han erradicado este fen¨®meno. No obstante, basta adentrarse unos metros en parques, descampados o plazas poco frecuentadas para descubrir que el botell¨®n goza de excelente salud.
El alcalde de turno cree que ha hecho cumplir la ley, pero el bien que pretend¨ªa proteger, que es la adolescencia, ha quedado sin protecci¨®n. Es pat¨¦tico contemplar c¨®mo grupos de menores se enzarzan en la quimera del alcohol, en presencia de todos nosotros y un d¨ªa tras otro, sin llamar a la polic¨ªa para que esos casi ni?os sean llevados ante sus padres para recordarles que el vecino que ha visto a su hijo no ha mirado hacia otro lado. Sin embargo, ¨¦l est¨¢ contemplando a otros chicos que como no son sus hijos, es m¨¢s f¨¢cil cerrar los ojos. ?Qu¨¦ hipocres¨ªa!
Algo no funciona en la sociedad. Una sociedad est¨¢ enferma si consiente que un grupo de adolescentes pongan en escena d¨ªa a d¨ªa esta desoladora realidad. Permitiendo que atenten contra su salud inici¨¢ndose en un camino, en muchos casos, de dif¨ªcil retorno. Cuando abandonan el lugar de su escondrijo, all¨ª no ha quedado un mont¨®n de inmundicia, han dejado la huella de su propia destrucci¨®n.
Los padres nos creeremos las mismas mentiras y los adolescentes obtendr¨¢n las bebidas de los mayores, porque los menores no tienen negocio de expender bebidas... Ahora ya a nadie le afecta el botell¨®n: los vecinos duermen tranquilos y en el silencio de la noche, la polic¨ªa ya s¨®lo pasea. Los padres acallan la conciencia de su responsabilidad mirando a otro lado y negando siempre que su hijo estuviera all¨ª. Y el alcalde diciendo que no era de su pueblo.
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