La grotesca misa de Marta Carrasco
La core¨®grafa ultima su 'Dies irae', de Mozart, para los festivales de danza de oto?o
Siendo Misa de Difuntos, el R¨¦quiem de Mozart ha sido usado e interpretado en la m¨¢s variada gama de posibilidades. Ha ilustrado el dolor de la muerte, ha encajado en tramas oscuras y misteriosas o ha sido generador de exaltaciones m¨ªsticas. Pero a la core¨®grafa y bailarina catalana Marta Carrasco (Cardedeu, 1972) lo que le gusta es que est¨¢ cargado de odio y de rabia, de impotencia y de ira.
Su pasaje m¨¢s c¨¦lebre, y ahora tambi¨¦n la nov¨ªsima coreograf¨ªa que ella ha creado en el teatro L'Estruch, en Sabadell, se llama Dies irae. Conserva, c¨®mo no, el tono lit¨²rgico, pero la suya ser¨¢ una misa grotesca y distorsionada como una pel¨ªcula de Fellini, con un sacerdote guas¨®n que es portador de un anillo aniquilador que mata a todo aquel que lo besa, con una virgen ins¨®lita que es plastificada en escena, con una mujer deforme de pelo inabarcable que parece estar siendo perennemente exorcizada y unos feligreses de carne d¨¦bil propensos al sexo, entre los que se encuentra un Mozart gordo y vulgar (el actor Alberto Velasco).
"Me indigna que se hagan tantas aberraciones en nombre de Dios"
Danza, m¨²sica, teatro y liturgia. Todo junto. "En principio s¨ª, soy cat¨®lica. Me bautizaron, primera comuni¨®n, todo", asevera la creadora, que ultima detalles para el estreno de Dies irae; en el R¨¦quiem de Mozart en los festivales que la producen, Temporada Alta, de Girona, en octubre, y el Festival de Oto?o, de Madrid, en noviembre. "No me propuse el objetivo de que temblara la Iglesia, pero me indigna que se hagan tantas aberraciones en nombre de Dios. La Iglesia me parece tal fraude, tal mentira... ha manipulado tanto y sigue haci¨¦ndolo, que me siento libre de opinar al respecto. Con Dios no me meto, tampoco con la fe. Ahora bien, con el instrumento, encuentro motivos suficientes para re¨ªrme y burlarme que es lo que m¨¢s me gusta, el humor es fundamental. Me pregunto si las se?oras de Madrid me van a insultar", dice con una sonrisa enorme cruz¨¢ndole la cara.
Si hay algo particular en este montaje es que est¨¢ siendo construido entre Madrid y Barcelona, con int¨¦rpretes (no necesariamente bailarines, como le gusta a Carrasco) de una ciudad y de otra. "Quer¨ªa romper con ese desencuentro continuo que hay entre las dos ciudades, esa especie de man¨ªa generada desde el f¨²tbol y que se ha extendido". La sonrisa, p¨ªcara y enorme vuelve a su cara cuando se le pregunta si cree que la danza catalana se ha estado mirando a s¨ª misma. "Hace ya tiempo que vivo al margen de la danza en general y de la catalana en particular. No me considero core¨®grafa. Soy m¨¢s teatral y m¨¢s humana. La t¨¦cnica me preocupa seg¨²n qu¨¦ cosas. Este Mozart gordo que tengo en el espect¨¢culo no tiene t¨¦cnica pero se mueve m¨¢s que cualquier bailar¨ªn y no lo cambio por nada. Un bailar¨ªn con t¨¦cnica est¨¢ bien, pero si no tiene coraz¨®n, no. No me interesa. Para eso me voy a buscar ente en un campeonato de gimnasia".
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