"A aguantar con el 'coco"
Nadal, que bati¨® al franc¨¦s Monfils imponiendo la fuerza mental a los dolores abdominales, recobrar¨¢ hoy la condici¨®n de 'n¨²mero dos' del tenis mundial si gana al chileno Gonz¨¢lez
Cuando ya es noche cerrada en Nueva York, Rafael Nadal reconoce que no puede hacer nada por ese hombre que est¨¢ en la c¨¢rcel. "Vino, me bes¨® y me dijo que me quer¨ªa", dice sobre el espectador que invadi¨® la pista para abrazarle y que fue detenido. Es su ¨²ltima frase en p¨²blico, cuando ya se ha marchado Nicole Kidman y cuando ¨¦l ya ha dejado la pista Michael Phelps y se siente incapaz de conciliar el sue?o entre los ruidos de la ciudad que nunca duerme. Son las 3.30 y Nadal ha conseguido una gran victoria, la que le da paso a los cuartos, frente al tremendo franc¨¦s Gael Monfils (6-7, 6-3, 6-1 y 6-3). La que le propulsar¨¢ de vuelta al n¨²mero dos del tenis mundial si gana hoy al chileno Fernando Gonz¨¢lez. La que echa el candado a una jornada de silencioso sufrimiento: ni una debilidad mostrada ante el rival, ni una estad¨ªstica que haga trascender los dolores en sus abdominales ni un gesto que cuente c¨®mo una cinta de esparadrapo marr¨®n le recorre la secci¨®n derecha de la tableta. Fue un ejercicio de tolerancia al dolor que deber¨¢ repetirse hoy y que arranc¨® con una conversaci¨®n de dos horas y media antes del partido.
"No quiero hablar de lesiones. Si tengo algo, lo dir¨¦ tras el torneo. Las rodillas, perfectas"
"Esta vez llegu¨¦ fresco. Lo ideal es llegar descansado, pero con partidos"
Se re¨²nen junto a una silla el n¨²mero tres, que viste una curiosa camiseta (Advantage Nadal, Ventaja Nadal, se lee); Toni Nadal, que es su t¨ªo y entrenador, y el resto de su equipo.
"Pues nada, Rafa, a aguantar con el coco y a jugar...", dice a modo de conclusi¨®n uno de los interlocutores, que marca as¨ª la t¨¢ctica -el partido, gobernado desde la mente; el cuerpo, anestesiado por los mandatos del cerebro- y da v¨ªa libre a un ejercicio que hasta entonces hab¨ªa estado prohibido. Desde su duelo con Nicol¨¢s Almagro hasta ese momento, Nadal no hab¨ªa ejecutado ni un servicio. Llega entonces, dos horas y media antes de verse con Monfils, la orden. "Venga, sacamos un rato y nos vamos", le dice Toni.
Nadal, competidor antes que nada, uno que eleva el nivel de su juego seg¨²n pasan los partidos, firma ante Monfils las mejores estad¨ªsticas de servicio en el torneo: con una velocidad moderada, logra el 74% de los primeros por el 60% de los tres encuentros anteriores. Eso no evita otra conversaci¨®n sobre sus dolores.
"?Qu¨¦ tal est¨¢s, Rafa?", parece preguntarle a mediados del segundo set, cuando va por detr¨¢s en el marcador, Carlos Bernardes, el juez de silla brasile?o al que el jefe de los ¨¢rbitros prohibi¨® ayer tajantemente confirmar la frase a este diario.
"Me duele un poco...", contesta el espa?ol; "gracias, Carlos".
Vence Nadal pese a todos estos condicionantes: dos meses y medio de inactividad por lesi¨®n, la pista r¨¢pida y los dolores abdominales. ?C¨®mo puede jugar as¨ª Nadal, que ayer tampoco entren¨® el saque? ?C¨®mo pod¨ªa afrontar en la pasada madrugada y en parecidas circunstancias Fernando Verdasco su partido de cuartos contra el serbio Novak Djokovic?
"Nos acostumbramos a convivir con los dolores", contesta el estadounidense de origen checo Ivan Lendl, ganador de ocho grandes; "un tenista debe escuchar a su cuerpo. Yo me sent¨ª al ciento por ciento en pocos torneos. No puedo hablar de Nadal porque no soy ¨¦l, pero, tras un periodo de inactividad, es normal que haya cosas que molesten".
"Si tengo algo, despu¨¦s del torneo lo dir¨¦", argument¨® Nadal, que, tras su encuentro previo, no hab¨ªa querido dar explicaciones sobre su lesi¨®n en los abdominales; "teniendo otro rival, es normal que no quiera hablar de lesiones. De las rodillas estoy perfecto. El a?o pasado llegu¨¦ aqu¨ª destruido. Ahora estoy fresco como una rosa, aunque lo ideal es el punto intermedio: llegar descansado, pero con partidos. Creo en jugar bien. Te cansas mucho menos".
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