"Contar mi violaci¨®n ha sido el paso m¨¢s duro"
Los ojos de Jineth Bedoya se iluminan cuando narra sus vivencias como periodista. Ha cruzado fronteras oculta en un maletero, ha sobrevivido a bombardeos en la jungla, se ha colado en medio de un mot¨ªn en una c¨¢rcel de alta seguridad. "En cada viaje descubro tanto drama y conozco a tanta gente linda... Es maravilloso contar historias ¨²nicas", confiesa esta colombiana de 35 a?os sobre la mesa de un modesto restaurante de comercio justo en el centro de Madrid. Porque esta profesi¨®n es su pasi¨®n, tuvo que arrinconar el peor de sus recuerdos como reportera durante nueve a?os y cuatro meses. El tiempo que ha pasado desde el d¨ªa que fue secuestrada, torturada y violada.
"La decisi¨®n de venir a Europa a contar mi caso ha sido una de las m¨¢s dif¨ªciles de mi vida", afirma cuando llegan los postres, despu¨¦s de relatar aventuras de v¨¦rtigo. "Hace tres meses, recib¨ª la visita de unos delegados de Interm¨®n Oxfam que me invitaron a presentar su campa?a contra la impunidad de los cr¨ªmenes sexuales cometidos por los grupos armados en Colombia. Les contest¨¦ que no. No quer¨ªa revivir aquello, estaba olvidado y nadie me lo mencionaba. Pero cuando se marcharon, pens¨¦ en las miles de campesinas que han sido violadas y que no denuncian a los culpables porque lo consideran algo deshonroso. Pens¨¦ que era el momento de hablar".
La reportera colombiana se cit¨® con un paramilitar preso y fue agredida
En los noventa, Jineth cubr¨ªa la informaci¨®n carcelaria en La Modelo de Bogot¨¢, uno de los penales m¨¢s peligrosos del mundo. Era la ¨²nica mujer periodista que se adentraba por sus corredores y adem¨¢s de los frecuentes tiroteos y las corruptelas, quiso sacar a la luz el lado humano de aquel inframundo. Consigui¨® que su jefe le permitiera emitir una cu?a en la radio en la que trabajaba por entonces. "Done un l¨¢piz para que los presos aprendan a escribir", ped¨ªa ella en antena. Esperaba reunir cien y recibi¨® m¨¢s de 6.000.
Tambi¨¦n cre¨® el primer peri¨®dico escrito por los propios reclusos. Se llamaba Peri¨®dico Libre y se public¨® durante tres a?os. En el consejo editorial se sentaban paramilitares, guerrilleros, violadores, ladrones y ella. "Poner orden era dif¨ªcil y yo sab¨ªa que algunos estaban armados. Lograr que la primera edici¨®n saliera fue gratificante y para ellos, una experiencia ¨²nica. Hac¨ªan las fotos, entrevistaban a sus compa?eros", recuerda. A estas alturas se ha olvidado por completo de su leche asada. "Consegu¨ª ganarme su respeto. Era la ¨²nica mujer con la que trataban. Me ve¨ªan como la mam¨¢, la hermana, la novia. En cierto modo idealizaban en m¨ª lo que no pod¨ªan tener".
El 25 de mayo de 2000 a las 10.30 ten¨ªa una cita en una celda con un paramilitar. La drogaron y durante 16 horas abusaron de ella con la complicidad de los guardianes. "Me pusieron una nueve mil¨ªmetros en la sien. Cuando a una la agreden sexualmente lo que desea es que la maten". A pesar de que hay pruebas, la Fiscal¨ªa no ha imputado a los autores. En Colombia estos cr¨ªmenes son vistos como delitos de segundo orden. "Por eso espero que esta campa?a tambi¨¦n ayude a resolver mi caso. ?De qu¨¦ me vale ser una periodista respetada si no obtengo justicia?"
En los d¨ªas que guard¨® reposo le llegaron muchos mensajes de apoyo del Gobierno, de pol¨ªticos y ONG. Al recordarlo, Jineth se echa a llorar. "Una de las cartas era un dibujo que hab¨ªan hecho los presos, con un ramo de flores y la firma de todos".
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