La inquietante lentitud del juez

En alguna ocasi¨®n ocurre que la lentitud en investigar un caso s¨®lo es atribuible al juez. Lo que es m¨¢s ins¨®lito es que esa lentitud surja nada m¨¢s iniciarse un proceso judicial que ha sido declarado secreto -lo que permite al magistrado decidir sin que lo zancadilleen los abogados con recursos- y teniendo un fiscal que presenta una querella masticada y que se ofrece a tirar del carro de la investigaci¨®n.

Eso es lo que est¨¢ ocurriendo con el caso Palau y el titular del Juzgado de Instrucci¨®n 30 de Barcelona, Juli Solaz. La fiscal¨ªa present¨® la querella a finales de junio y solicit¨®, entre otras medidas, el registro de tan simb¨®lico edificio. Debi¨® transcurrir casi un mes para que el juez la admitiera y autorizara la entrada de los Mossos, despu¨¦s de mostrar no pocas reservas. La demora no puede explicarse por un exceso de trabajo, porque si en Barcelona hay alg¨²n destino que raramente abandona un juez es un juzgado de instrucci¨®n. La mesa del Solaz se caracteriza, adem¨¢s, porque siempre est¨¢ despoblada de expedientes judiciales.

La querella de la fiscal¨ªa solicitaba tambi¨¦n la intervenci¨®n de la Fundaci¨®n y del Orfe¨®, pero el juez no la acord¨® inicialmente ni semanas despu¨¦s, cuando se lo volvi¨® a pedir el fiscal. Las graves irregularidades en la gesti¨®n del Palau que han descubierto los nuevos gestores en apenas unos d¨ªas le da la raz¨®n al fiscal sobre la urgencia de la intervenci¨®n y explican la inquietud que ha causado a ambas partes la lentitud del juez.

Sobre el futuro procesal de los cinco querellados el juez tampoco ha resuelto a¨²n si los imputa y los cita a declarar, pues desde el inicio tambi¨¦n duda sobre la justificaci¨®n de inculparlos a todos.