El recuerdo intacto de Luis Berenguer
El 30? aniversario de la muerte del autor se conmemora con la reedici¨®n de su obra
S¨®lo es distinto el silencio. Hace 30 a?os tambi¨¦n hab¨ªa enormes l¨¢minas en la pared, cantidades de libros apilados en la estanter¨ªa desde el suelo hasta el techo, retratos de sus 11 hijos y grandes fotograf¨ªas regaladas por alg¨²n amigo. Hace 30 a?os tambi¨¦n la Olivetti estaba lista para una nueva hoja en blanco y miraba hacia la puerta para descubrir al perturbador de la calma con un simple movimiento de cabeza.
El despacho de Luis Berenguer sigue igual, intacto en su casa familiar de San Fernando (C¨¢diz). Pero entonces, antes de su prematura muerte el 14 de septiembre de 1979, la habitaci¨®n donde escribi¨® sus obras siempre ten¨ªa una atronadora banda sonora, la que dejaba tras de s¨ª la amplia prole o la que impon¨ªa el escritor al elevar el volumen de su tocadiscos buscando la concentraci¨®n que atrajera a las musas. Treinta a?os despu¨¦s, la reedici¨®n de su obra y un sencillo homenaje en la ciudad gaditana devuelven ecos de reconocimiento para el autor de El mundo de Juan Lob¨®n.
El escritor se traslad¨® a San Fernando como militar
Cri¨® a sus 11 hijos y concibi¨® sus seis novelas en la localidad gaditana
El novelista se hizo popular con 'El mundo de Juan Lob¨®n'
No entr¨® en los c¨ªrculos literarios y detest¨® los encasillamientos
Berenguer naci¨® en Ferrol (A Coru?a) pero su vinculaci¨®n gaditana es indiscutible. A San Fernando se traslad¨® como militar, all¨ª se cas¨®, all¨ª cri¨® a sus 11 hijos y all¨ª concibi¨® sus seis novelas. Las novelas que ahora la editorial Algaida ha vuelto a sacar a las librer¨ªas tres d¨¦cadas despu¨¦s de su muerte. Para la viuda, Elvira Monz¨®n, y sus v¨¢stagos, es como la espina que deja de pinchar. "Una satisfacci¨®n enorme", resume Susana, una de sus hijas. Lo cierto es que alguna obra de su padre, sobre todo la historia del cazador Juan Lob¨®n, es f¨¢cil de hallar en las librer¨ªas. Pero el resto ha pasado por abruptas aventuras editoriales que complicaban su localizaci¨®n. "Ahora queda que la editorial las distribuya bien no s¨®lo en Andaluc¨ªa sino en toda Espa?a", a?ade Susana.
En la casa de Luis Berenguer es imposible olvidar. Todo recuerda a ¨¦l. Est¨¢n las pinturas de sus antepasados, tambi¨¦n los lienzos que ¨¦l cre¨®, el sof¨¢ que ¨¦l compr¨®, su despacho intacto. Las sonrisas de los nuevos nietos y bisnietos vuelven a encender la memoria de los parecidos. "Treinta a?os es una cifra muy importante pero para nosotros es como si no hubiese pasado tanto tiempo", reconoce Pablo, otro de sus hijos.
"Era un hombre perfecto. Mis hijos m¨¢s peque?os, que tienen menos recuerdos de ¨¦l, siempre me dicen: alg¨²n defecto tendr¨ªa. Pero yo siempre les contesto que no. Era perfecto", confiesa admirada su viuda. Esa constante presencia les ha hecho aparcar las dificultades que encontraron para mover la obra de Berenguer en estos 30 a?os hasta que este aniversario se han cumplido muchos de sus deseos. A la reedici¨®n de Algaida se unir¨¢ la publicaci¨®n en C¨¢tedra de El mundo de Juan Lob¨®n, bajo la supervisi¨®n de Ana Sof¨ªa P¨¦rez Bustamente, autora de su biograf¨ªa, Los pasos perdidos.
A Berenguer tampoco se le ha olvidado en San Fernando, la ciudad donde pas¨® la mayor parte de su vida. Un premio literario, una placa en su casa, una biblioteca o una calle le recuerdan. No ha habido grandes fastos en este 30? aniversario. Pero la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes abrir¨¢ su nuevo curso con una intervenci¨®n especial de Enrique Montiel. "Este aniversario deber¨ªa haber tenido otra dimensi¨®n", reconoce el presidente de la Academia, Jos¨¦ Carlos Fern¨¢ndez. "A Berenguer le han dedicado reconocimientos puntuales pero quiz¨¢s no ha tenido el seguimiento adecuado".
El escritor se hizo popular con su primera novela publicada, El mundo de Juan Lob¨®n, Premio de la Cr¨ªtica y merecedora de una adaptaci¨®n televisiva. Luego vinieron Marea escorada, Le?a verde, Sotavento, La Noche de Catalina Virgen y Tamatea. Esta ¨²ltima la escribi¨® en dos apresurados meses pero muri¨® de un aneurisma pulmonar antes de verla publicada. Lleg¨® a presentarla al premio Planeta pero la editorial la retir¨® al fallecer su autor.
Su precipitado final le impidi¨® alcanzar el m¨¢ximo de popularidad. Aunque no aspir¨® a ¨¦l. "?l era marino de guerra. Escribir era una afici¨®n", explica su hijo Pablo. "No se prodigaba mucho", agrega su viuda. Resisti¨® en San Fernando, aunque era querido en el madrile?o Caf¨¦ Gij¨®n. No entr¨® en los c¨ªrculos literarios y detest¨® los encasillamientos.
En su despacho, detr¨¢s de una hilera de libros, est¨¢ colgado el Premio Nacional de Literatura, que le dieron por Marea escorada. Est¨¢ del rev¨¦s. Una voluntaria y rebelde protesta contra la industria. All¨ª permanece como el resto de la estancia. Todo intacto como estaba antes de que se marchara un d¨ªa como hoy de hace 30 a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.