Abulia docente

Tengo 21 a?os y le¨ª con inter¨¦s el art¨ªculo de Rafael Argullol del pasado 7 de septiembre acerca del abandono de la Universidad por parte de numerosos profesores. Ech¨¦ en falta, sin embargo, una reflexi¨®n acerca de la actitud de muchos de ellos. He pasado cuatro a?os por la Universidad p¨²blica en Espa?a y en este tiempo he tenido profesores buenos (pocos) y profesores mediocres. Profesores sin inquietud pedag¨®gica, subsumidos en una din¨¢mica de trabajo m¨ªnimo, que faltaban a clase sin justificaci¨®n o que le¨ªan en voz alta con desgana. En pocas ocasiones en la Universidad un profesor me devolvi¨® un trabajo corregido, comentado.

Soy consciente de un clima de desinter¨¦s generalizado entre los alumnos, pero no creo que se les pueda echar la culpa s¨®lo a ellos. Tuve siempre presente el sapere aude que una vez nos ense?¨® una buena profesora de instituto y la traves¨ªa universitaria ha sido un constante esfuerzo por no ser engullido por Escila o por Caribdis, por la abulia docente o la desmotivaci¨®n estudiantil. No soy el ¨²nico, he compartido esta reflexi¨®n con muchos compa?eros, pero no somos los m¨¢s visibles.

Inscribirnos a todos en un grupo indistinto permite, adem¨¢s, descargar las responsabilidades de otros. Parece parad¨®jico pero es triste: a muchos profesores no les gusta ense?ar. ?Causa o efecto? No hay manera de saberlo, pero parece claro que cuando la respuesta es la falta de compromiso y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, el abandono de la Universidad, estamos ahondando en el abismo al que llevamos nuestro futuro.