Las entra?as de la Alcazaba de Almer¨ªa
La fortaleza abre sus mazmorras al p¨²blico por vez primera
La Alcazaba de Almer¨ªa abre al p¨²blico uno de sus rincones m¨¢s secretos: las mazmorras. La actividad denominada El espacio del mes, con la que el monumento ofrece una lectura m¨¢s detallada sobre alg¨²n elemento del recinto con visita guiada, se ha ampliado ante la expectaci¨®n que ha levantado este lugar de cautiverio. Las mazmorras pueden verse los mi¨¦rcoles, jueves y viernes de septiembre a las 18.30.
Las mazmorras son un espacio que pasa desapercibido para el visitante. La dificultad de acceso, al estar literalmente bajo la alberca y la casas ¨¢rabes del segundo recinto, y la humedad acumulada en estos subterr¨¢neos de ocho a 10 metros de profundidad por otros tantos de anchura y en forma de botella, hacen casi impracticable la visita de manera ordinaria.
"Para empezar, los ¨¢rabes no las utilizaron como mazmorras sino como silos de trigo y cebada. Ese fue su primer uso. Pero curiosamente silo en ¨¢rabe se denomina matmura, de ah¨ª viene nuestra palabra. Se us¨® como mazmorra a partir del siglo XVII y, de hecho, durante la visita pueden contemplarse restos de las cadenas" explica la directora de La Alcazaba Luisa Garc¨ªa.
Ya en la Edad Moderna Felipe III orden¨® la construcci¨®n de un p¨®sito de trigo en la ciudad para abastecer de cereal a los vecinos en ¨¦poca de carest¨ªa a muy bajo precio. El p¨®sito, en los grandes silos excavados frente al Muro de la Vela, permit¨ªa la fabricaci¨®n del bizcocho, un tipo de pan empleado en el aprovisionamiento militar y civil, cuyos excedentes se vend¨ªan a los barcos que atracaban en su puerto para el abastecimiento de la tripulaci¨®n. Se sabe que hubo varios silos excavados en roca repartidos por la fortaleza, pero s¨®lo se conservan los dos del segundo recinto abiertos ahora al p¨²blico y otro en el tercer recinto.
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