Del Potro es un gigante
Roger Federer crey¨® que hab¨ªa empezado a ganar su sexto Abierto de Estados Unidos cuando se fabric¨® su punto de partido contra Novak Djokovic en semifinales: fue de espaldas a la red, en carrera y con un golpe entre las piernas. El serbio s¨®lo pudo re¨ªrse. Lleg¨® entonces la final, son¨® la m¨²sica del Imperio Contraataca, en homenaje a un tenista que juega de negro, como Darth Vader, y Juan Mart¨ªn Del Potro, su rival, pareci¨® intimidado.
El suizo jugaba casi sin saque (41% de primeros), pero con la libertad de los genios, dobl¨¢ndole el espinazo al gigant¨®n argentino. Y Delpo no pod¨ªa. Y Delpo se ahogaba, perdido ya el primer set, el break cedido ya en el segundo. Sac¨® entonces Federer para anot¨¢rselo (6-3, 5-4) y ah¨ª, igual que con Djokovic, intent¨® una frivolidad que le cost¨® el partido. Con 30-15 y 5-4, Del Potro se defendi¨® como pudo. Federer apenas corri¨® a por su globo, m¨¢s bien anduvo. En lugar de girarse, opt¨® por un contraglobo de espaldas a la red, un golpe que no existe. Del 40-15 que pudo ser se pas¨® al 30-30; de dos sets a cero a cinco juegos iguales; y de dominarlo todo a que el encuentro se convirtiera en un t¨ªo vivo: Delpo despert¨® con aquello, gan¨® la segunda manga; tir¨® y tir¨® con el coraz¨®n, el alma y la vida; y tras m¨¢s de cuatro horas de lucha se llev¨® el partido: 3-6, 7-6 (5), 4-6, 7-6 (4) y 6-2. Es el primer hombre que no se llama Rafael Nadal que le gana una final grande a Federer.
El suramericano es el primer tenista tras Nadal que vence al suizo en una gran final
"?Est¨¢ esperando demasiado!". Federer se quejaba al juez de silla por lo que tardaba Del Potro en pedir la repetici¨®n de los puntos dudosos, y sus palabras, que eran casi gritos, hablaban de su rabia y su tensi¨®n, de que aquello iba mal -62 errores no forzados, horrible en el saque: 11 dobles faltas-, de que Del Potro, un tenista de verdad bueno, le empujaba y le empujaba con pelotas con el peso del plomo. Gritaba el de Tandil. Chocaba las manos con el p¨²blico -"Ol¨¦, ol¨¦, ol¨¦; Delpooo", se o¨ªa-. Y el suizo sobreviv¨ªa: se procur¨® 22 bolas de break pero s¨®lo aprovech¨® cinco. Delpo saca muy duro.
El n¨²mero uno le ofreci¨® al argentino bolas sin peso, mocos, que les llaman los tenistas, para que fuera ¨¦l quien tuviera que ponerles toda la fuerza; le hizo tambi¨¦n caminar hacia delante, tir¨¢ndole pelotas a media pista, donde cuenta m¨¢s la mu?eca que el b¨ªceps; y luego le presion¨® en la red. Delpo, inasequible al desaliento de los breaks perdidos en la tercera y la cuarta manga, no pudo con eso durante parte del partido. Feliz en el intercambio de golpes, sus 1,98 metros de estatura no le permiten todav¨ªa sutilezas. Tiene 20 a?os. Le sobra tiempo para confirmar lo que demostr¨® ayer: no tiene techo, le sobra personalidad y es capaz de sobrevivir en partidos que son un infierno.
Federer deja Nueva York como un tenista brillante, pero poco maleable, irascible en la dificultad y con un punto de audacia lim¨ªtrofe con la soberbia. Del Potro, como un figura: gan¨® al n¨²mero uno y dos del mundo y se llev¨® el t¨ªtulo. El gigante que ven¨ªa ya ha llegado.
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