Gestos contradictorios de Rajoy y Camps sobre el transfuguismo
Lo que vale en Benidorm no vali¨® en D¨¦nia. Asumir una alcald¨ªa con el voto de un tr¨¢nsfuga "pone en entredicho el sistema democr¨¢tico", se quej¨® ayer Francisco Camps en Benidorm, donde el alcalde del PP, Manuel P¨¦rez Fenoll, perder¨¢ la alcald¨ªa el pr¨®ximo martes. El argumento brill¨® por su ausencia en D¨¦nia hace m¨¢s de un a?o, donde la alcaldesa socialista fue derribada tambi¨¦n con el voto de un concejal tr¨¢nsfuga.
La asimetr¨ªa de la situaci¨®n qued¨® ayer de relieve porque Camps adelant¨® una visita institucional prevista en Benidorm para arropar a un alcalde de su partido con los d¨ªas contados en el cargo. Hace un a?o, por estas fechas, el presidente de la Generalitat visitaba D¨¦nia en un viaje similar para arropar a la nueva alcaldesa del PP, Ana Kringe, que hab¨ªa sustituido unas semanas antes a la socialista Paqui Viciano con el apoyo de un socialista disidente.
No dijo nada entonces sobre el valor de las urnas, entre otras cosas porque no acept¨® preguntas, pero salud¨® a todo el nuevo equipo de gobierno y estrech¨® la mano del concejal tr¨¢nsfuga. Tan parecidos son ambos gestos institucionales como contradictorio su significado. Y no se trata de un lapsus ni de un hecho pintoresco.
El mismo l¨ªder del PP, Mariano Rajoy, que se ha expresado en t¨¦rminos contundentes contra la moci¨®n de censura en Benidorm, ha olvidado que, el 11 de diciembre de 1991, 20 d¨ªas despu¨¦s de que Eduardo Zaplana alcazara la alcald¨ªa gracias a una tr¨¢nsfuga, le visit¨® en el Ayuntamiento. Era entonces vicesecretario general del PP y le pareci¨® muy bien.
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