El estudiante perpetuo
Con 84 a?os, tres carreras y un doctorado a sus espaldas, Jos¨¦ Mar¨ªa Escri?a acude a diario a la Universidad, estudia Historia del Arte y prepara una tesis
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Jos¨¦ Mar¨ªa Escri?a se sienta en un aula de la Complutense todas las tardes con alumnos que podr¨ªan ser sus nietos. Hace a?os, compart¨ªa clase con chavales de la edad de sus hijas. Y s¨ª, hubo un tiempo en que iba a la escuela de ingenier¨ªa con compa?eros de su edad, todos ellos vestidos de chaqueta y corbata.
Jos¨¦ Mar¨ªa, alumno del turno de tarde de Historia del Arte, cumplir¨¢ 85 a?os el mes que viene. Pr¨¢cticamente toda su vida la ha pasado estudiando. Ahora la artrosis le dificulta tomar apuntes, le va fallando la memoria y ni siquiera oye bien al profesor aunque est¨¦ en la primera fila. Pero por dentro, el eterno universitario siente que se atreve con todo, que a¨²n es el veintea?ero que pis¨® por primera vez el campus. Sesenta a?os despu¨¦s, es doctor ingeniero (del ICAI), licenciado en Derecho y en Teolog¨ªa, y est¨¢ a punto de leer la tesis en Historia.
En los sesenta, los compa?eros de clase cre¨ªan que era un polic¨ªa de la Social
"Son muchos los que me llaman de usted, pero yo les corrijo r¨¢pido"
Lamenta la falta de calidad de algunos profesores, a los que a veces corrige
"El caso es estar ocupado, y tener ilusi¨®n por algo. Y obligaciones"
S¨®lo ha trabajado como ingeniero. "Era una buena salida, ya que despu¨¦s de la Guerra Civil Espa?a se ten¨ªa que reconstruir entera". Y aunque nunca dej¨® de tener trabajo, al no dedicarse tanto a la parte t¨¦cnica not¨® que le faltaba algo. Corr¨ªan los a?os sesenta y Escri?a decidi¨® estudiar Derecho de aeropuerto en aeropuerto, ya que su actividad le obligaba a viajar continuamente. Cuando pod¨ªa ir a clase el resto de los alumnos ten¨ªa unos 20 a?os. ?l, m¨¢s de 40, y se presentaba con traje. Un d¨ªa le confesaron por qu¨¦ les infund¨ªa tanto respeto. "De vez en cuando aparec¨ªa un se?or bien vestido de unos cuarenta y tantos por la universidad, siempre al final de clase... En cuarto se me acerc¨® un chico y me dijo: 'Perdona que no nos hayamos dirigido a ti, pero es que cre¨ªamos que eras el polic¨ªa de la Social".
Luego pasar¨ªa por la facultad de Historia, -"simplemente porque me gustaba", asegura- y cinco a?os por la de Teolog¨ªa, -"algo basado en misterios que me interesan much¨ªsimo"-.
Los otros estudiantes se acercan a ¨¦l siempre de una manera demasiado formal. "Son muchos los que me llaman de usted, pero yo les corrijo r¨¢pido, somos compa?eros". Le gusta aprender de ellos. El curso pasado se suscribi¨® durante un a?o a un peri¨®dico comunista de su facultad.
?C¨®mo era la universidad cuando ¨¦l ten¨ªa 20 a?os? Dice que antes, al haber menos plazas, la competencia era mayor y la cosa era m¨¢s seria. Ahora, dice, algunos alumnos se acercan a la universidad simplemente para pasar el tiempo. Algunas tardes no puede seguir las clases por culpa del botell¨®n en el campus. Lamenta tambi¨¦n la falta de calidad en algunos de sus profesores; de hecho, en varias ocasiones ha corregido a alguno, aunque siempre en privado. "Menos una vez que lo hice en plena clase, se me escap¨®, ?pero es que dijo una barbaridad!", recuerda con una sonrisa que nunca le abandona.
El curso pasado, cuando falt¨® a clase por una trombosis en la pierna, algunos compa?eros le llamaron interes¨¢ndose por su salud y le facilitaron los apuntes que ha estado estudiando en verano para examinarse en septiembre de la ¨²ltima asignatura que le quedaba de tercero.
Desde este a?o nota que le falla la memoria. La reciente, porque aunque recuerda a la perfecci¨®n an¨¦cdotas de su ni?ez, como el tiempo que pas¨® refugiado en la Embajada de Paraguay durante la guerra, en su ¨²ltimo examen de arte le cost¨® horrores sacar la palabra ¨¢crata. "El disco de mi cabeza ya no me graba nada. As¨ª como antes me le¨ªa un libro tres veces, ahora son 10 o 12, y a ver lo que me dura dentro". Y hay otro inconveniente. "Ya no oigo bien, y, aunque me coloco en primera fila, no hay manera de tomar bien los apuntes". Adem¨¢s tiene artrosis. Por eso quiere saber si llevar una grabadora digital a clase ser¨ªa una buena soluci¨®n.
Pero hay algo m¨¢s en el hecho de ser un jubilado estudiante. "El caso es estar ocupado, y tener ilusi¨®n por algo. Y obligaciones. Me horrorizar¨ªa pensar: '?Y qu¨¦ hago despu¨¦s de comer?". Cuando se le pregunta qu¨¦ es lo que opinan sus hijas no dice que orgullosas. "Furiosas" es la palabra. Las cuatro le han pedido que se matricule a distancia, quiz¨¢ porque les gustar¨ªa pasar m¨¢s tiempo con ¨¦l, y porque le ven cansado. Pero Jos¨¦ Mar¨ªa se conoce bien, y sabe que si no fuese a la Universidad se pasar¨ªa las tardes jugando a una de sus pasiones, el bridge.
"Internamente me creo que soy joven, me atrevo a todo, como si estuviera en plenas facultades". Por eso este apasionado de los libros y relojes de coleccionista ya tiene planes para cuando termine Historia del Arte y la tesis sobre el empresariado espa?ol que est¨¢ escribiendo para doctorarse en Historia.
Quiere volver a la Teolog¨ªa, aunque quiz¨¢ matricul¨¢ndose s¨®lo de las asignaturas que le interesan. Lo de menos es tener el t¨ªtulo. La cuesti¨®n es seguir aprendiendo.
![Jos¨¦ Mar¨ªa Escri?a, octogenario que a¨²n sigue estudiando carreras universitarias, en su casa de Madrid.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RABMRTJRVNPUGSPJO2N7MSHNQA.jpg?auth=05ac298899bfaf36c574d2d1c86a58d1ac7048f6f17b032f200e7b880c6ace18&width=414)
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