La hora de los flautistas
Gregor Gysi, un ex comunista, y Oskar Lafontaine, antiguo presidente del Partido Socialdem¨®crata, son dos personas con pasados muy distintos. Ahora encabezan unidos el partido La Izquierda, una formaci¨®n muy reciente y que ya aspira a gobernar
Sobre el escenario del antiguo mercado de caballos de Hamel¨ªn pende a¨²n el anuncio de un espect¨¢culo sobre el m¨²sico de ficci¨®n que dio fama mundial al municipio. La ¨²ltima representaci¨®n veraniega del cuento de los hermanos Grimm fue el pasado domingo. El martes no se tocaba ya la flauta. En cambio, una guitarra acompa?aba un peque?o recital de canciones como Hasta siempre, Comandante. Abr¨ªa boca para lo que ya anunciaban decenas de carteles en las calles: "?Viene Gregor!". Ah¨ª aparece la fotograf¨ªa de Gregor Gysi, que junto a Oskar Lafontaine dirige el grupo parlamentario de La Izquierda en el Bundestag (c¨¢mara baja federal).
Cuando el coche oficial lleg¨® por fin, con 35 minutos de retraso, Gysi encontr¨® a unos 300 vecinos de "la ciudad del flautista" dispuestos a aguantar el persistente sirimiri para atender al tribuno llegado del Este. Su partido espera superar con creces el 10% de los votos en las elecciones generales del 27, despu¨¦s de haber dado la campanada en los recientes comicios de Sarre y Turingia. Para eso vino Gysi al Estado occidental de Baja Sajonia. Gysi sabe divertir y arrancar aplausos. Unos d¨ªas antes, la dirigente del Partido Socialdem¨®crata Andrea Nahles (SPD) no logr¨® reunir m¨¢s que a 180 en la misma plaza. Con algo de schadenfreude (regocijo en la desgracia ajena), un polic¨ªa local que lo cuenta, a?ade: "Y eso que no llov¨ªa".
Con sus ¨¦xitos en el este y el oeste, La Izquierda es de los proyectos de integraci¨®n m¨¢s exitosos desde la ca¨ªda del Muro
Oskar Lafontaine se rode¨® de socialdem¨®cratas descontentos, como ¨¦l, con la l¨ªnea reformista tomada por el SPD
La historia de La Izquierda comienza incluso antes de su fundaci¨®n en el a?o 2007. Transcurre en paralelo con el proceso de integraci¨®n de las dos Alemanias. Oskar Lafontaine es copresidente y cofundador. Gysi es su cabeza visible en el Este. El d¨²o es dispar: Gysi y Lafontaine son, respectivamente, un Ossi (alem¨¢n del Este) y un Wessi (del Oeste), de ciencias y de letras, un ex comunista y un ex dirigente socialdem¨®crata. El primero, abogado del Este, fue funcionario de la extinta Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA). Lo acusan de haber sido "colaborador informal" de la temida polic¨ªa pol¨ªtica Stasi. Es dif¨ªcil encontrar en La Izquierda un pol¨ªtico oriental y mayor de 45 a?os sobre quien no pesaran acusaciones parecidas. Gysi siempre lo ha negado categ¨®ricamente.
Lafontaine, por su parte, recorri¨® como socialdem¨®crata todas las instituciones democr¨¢ticas de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA). Fue alcalde de Saarbr¨¹cken, primer ministro de Sarre, diputado federal, presidente del SPD y, en 1990, su candidato electoral a la Canciller¨ªa. Por ¨²ltimo, Lafontaine fue superministro de Hacienda con vastas competencias de Econom¨ªa en el primer Gobierno de Gerhard Schr?der (SPD), en 1998. Dur¨® en el cargo pocos meses, llenos de tensiones y desavenencias que colmaron el aguante del curtido pol¨ªtico. Dimiti¨®. Tras 40 a?os de militancia socialdem¨®crata y siete de disidencia interna, Lafontaine dio el portazo en 2005. Ese mismo a?o fund¨® el partido WASG, ape¨® al SPD del Gobierno de Renania del Norte-Westfalia con el 2,2% que obtuvo en las elecciones regionales y forj¨® una plataforma federal con los herederos del Partido ?nico de la RDA. Naci¨® el d¨²o del "comandante Oskar y el animador Gregor", como les llam¨®, en espa?ol de la Sierra Maestra cubana, el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung. El partido empez¨® sus andanzas cosechando el 8,7% de los votos en las generales de 2005. Obtuvieron 52 esca?os m¨¢s de los que ten¨ªan los ex comunistas. De 2 pasaron a 54.
El muro de Berl¨ªn cay¨® hace ahora 20 a?os. Fue a martillazos, no hizo falta un solo tiro. La Alemania actual result¨® de la uni¨®n de la RFA, fundada en 1949 en las zonas ocupadas por las potencias occidentales, con la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana de la zona oriental sovi¨¦tica. Tras la capitulaci¨®n incondicional de Alemania, la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Estados Unidos, Francia y Reino Unido se hab¨ªan repartido as¨ª el devastado territorio del enemigo nazi. En 1990 culmin¨® la unificaci¨®n y lleg¨® la hora de integrar ambas rep¨²blicas en la Ley Fundamental de la RFA. El entonces canciller occidental, el democristiano Helmut Kohl, prometi¨® "paisajes exuberantes" en lo econ¨®mico a sus nuevos compatriotas orientales. En el Este, la frase hist¨®rica ha hecho fortuna como sarcasmo.
Los partidos occidentales (la democristiana CDU, los socialdem¨®cratas, los liberales y hasta los Verdes) absorbieron pronto las formaciones de signo similar que ten¨ªan carta legal bajo el r¨¦gimen socialista y prosovi¨¦tico de la RDA. Los partidos y movimientos sociales ajenos a la l¨ªnea oficial hab¨ªan pasado 40 a?os en una oposici¨®n de cart¨®n piedra ante el omn¨ªmodo Partido Socialista Unificado (SED). Compuesto y sin novio rico occidental, el SED modific¨® sus estructuras y en 1990 se transform¨® en el Partido del Socialismo Democr¨¢tico PDS. La nueva formaci¨®n conserv¨® as¨ª parte del considerable patrimonio del entramado pol¨ªtico del SED. Sin embargo, el poderoso partido ¨²nico de la RDA qued¨® proscrito de los Gobiernos regionales hasta 1998. La primera coalici¨®n con el SPD se firm¨® en Meckelmburgo-Pomerania Occidental. Es uno de los cinco "nuevos Estados federados" de lo que hab¨ªa sido la RDA, en los que el PDS supo mantenerse como una fuerza pol¨ªtica a tener en cuenta. Los wessis, por el contrario, percib¨ªan al PDS como la reliquia m¨¢s aparatosa del pasado comunista de la otra Alemania.
La boda formal del WASG de Lafontaine con el PDS se celebr¨® en verano de 2007, con las protestas y disturbios de la cumbre del G-8 en Heiligendamm como fanfarria. La Izquierda se qued¨® con los representantes que ya ten¨ªa el PDS en todos los parlamentos del Este y en la Ciudad-Estado de Berl¨ªn, donde gobiernan desde 2001 en coalici¨®n con el SPD. Ya en enero de 2008, las elecciones de Hesse y Baja Sajonia supusieron un hito en la conquista del Oeste del partido reci¨¦n fundado. Entraron en ambos parlamentos occidentales, cosa que antes s¨®lo hab¨ªan logrado en la no muy relevante Ciudad Estado de Bremen en 2007. Desde entonces, La Izquierda se ha presentado con ¨¦xito en las elecciones occidentales de Hamburgo y Sarre, donde hace tres semanas obtuvieron un arrollador 21,3% de los votos. Las encuestas les auguran esca?os regionales en Renania del Norte-Westfalia, Renania-Palatinado y Schleswig-Holstein. De las ricas y proverbialmente conservadoras regiones del sur Baden-Wurtemberg y Baviera, s¨®lo se les resistir¨¢, si se cumplen las previsiones, el basti¨®n b¨¢varo para completar el puzle de los 16 Estados federados.
La Izquierda se confirmar¨ªa as¨ª como uno de los proyectos de integraci¨®n m¨¢s exitosos desde la ca¨ªda del muro. El polit¨®logo Jochen Staadt, investigador del proceso de unificaci¨®n alemana en el Instituto Otto Suhr de Berl¨ªn, lo resume con la c¨¦lebre cita ap¨®crifa del ex canciller Willy Brandt (SPD) tras la ca¨ªda del muro: "Ahora se une lo que ten¨ªa que estar unido".
Como en todos los matrimonios, no faltan las desavenencias. Basta visitar los m¨ªtines del partido en el Este y compararlos con los del Oeste. El lunes, Gregor Gysi fue a un centro comercial en el barrio de Friedrichsfelde. Est¨¢ en el "salvaje Este" berlin¨¦s, distrito de Lichtenberg, donde su partido fue el m¨¢s votado en las generales de 2005 (35,5%) y la parlamentaria Gesine L?tzsch obtuvo un excepcional 42,9% de los sufragios directos.
Los "paisajes exuberantes" de Kohl son aqu¨ª uniformes torres de hormig¨®n en torno a anchas avenidas. Otra herencia de la RDA. Unos 600 vecinos de estos Plattenbauten se acercaron a ver a Gysi. Bajo una carpa de pl¨¢stico blanco dispuesta para la ocasi¨®n, el diputado recorri¨® los temas de su campa?a para un p¨²blico af¨ªn y, cuando menos, sexagenario. En resumen: retirada de Afganist¨¢n de los 4.200 soldados alemanes. Vuelta atr¨¢s de los recortes sociales del Gobierno Schr?der. Salario m¨ªnimo. Reforma del fisco y cargas fiscales para los m¨¢s ricos. La clientela est¨¢ formada por jubilados, antiguos funcionarios y oficinistas de la amplia clase media de la RDA. Por lo general, son ancianos simp¨¢ticos y m¨¢s dispuestos a charlar con un extra?o que los vecinos de Berl¨ªn Oeste. Como el maestro jubilado Hans L¨¹bke, por ejemplo, que no tiene inconveniente en relatar sus experiencias y su biograf¨ªa. "41 a?os dando clases en la RDA, formando a los ni?os en valores muy distintos de los de ahora...". Sobre si era una dictadura, es tajante: "No". Aqu¨ª, cualquier tiempo pasado fue mejor.
Cuando dej¨® el SPD, Oskar Lafontaine se hab¨ªa rodeado de otros socialdem¨®cratas descontentos, como ¨¦l, con la l¨ªnea pol¨ªtica tomada por Schr?der. Cont¨® tambi¨¦n con sindicalistas, gente disciplinada y con experiencia organizativa. El nuevo partido atrajo adem¨¢s a las m¨¢s diversas corrientes comunistas o antiglobalizaci¨®n. El veterano Lafontaine se vio al frente de un conglomerado pol¨ªtico dogm¨¢tico y dif¨ªcil de gobernar. Los ¨¦xitos electorales subieron el entusiasmo y conquistaron a m¨¢s militantes de todos los "ismos" y "antis" de la izquierda. Su ex compa?eros socialdem¨®cratas criticaron que el estilo populista y a menudo incendiario de Lafontaine le serv¨ªa tambi¨¦n para pescar en los r¨ªos revueltos de la ultraderecha alemana.
Lafontaine no estuvo en el mitin de Hamel¨ªn, aunque Baja Sajonia quede, como Estado occidental, en su terreno. S¨ª que estaba el diputado federal Diether Dehm, que se presenta a la reelecci¨®n. Dehm es la figura m¨¢s inaudita de La Izquierda. Doctorado en letras, es el compositor de algunas canciones de enorme ¨¦xito en Alemania. Casi cualquier alem¨¢n de menos de 50, puesto en el ambiente adecuado de un Biergarten, puede cantar un par de versos de 1000 mal ber¨¹hrt. Al mejor estilo de Hugo Ch¨¢vez, Dehm hac¨ªa el martes los coros y bailaba el Hasta siempre, Comandante que cantaba el chileno Pablo Ardouin.
Vestido con vaqueros y chamarra tejana, Dehm aparenta 15 a?os menos de los 59 que tiene. Tras el recital, respondi¨® un "no" rotundo a la pregunta de si es comunista. Entonces, ?por qu¨¦ ha vitoreado a Fidel Castro? "Admiro a Fidel, es un revolucionario pragm¨¢tico". ?Lo mismo que usted? "Yo soy un revolucionario democr¨¢tico y pragm¨¢tico". ?Se puede inferir que Fidel no considera democr¨¢tico a Fidel? Dehm mir¨® hacia arriba, con gesto irritado. Se gir¨® para regresar al escenario. ?Se puede? Riendo, respondi¨®: "Fidel est¨¢ en una guerra con Estados Unidos". Y present¨® por cuarta vez a "la estrella" de Berl¨ªn "a punto de llegar". Tard¨® otros 15 minutos, que Dehm dedic¨® a un concurso con libros y discos de premio para quien acertara "por qu¨¦ cualquier bebedor de cerveza es m¨¢s listo que un banquero del Commerzbank".
Los servicios secretos internos (Verfassungsschutz), encargados de buscar terroristas y a otros enemigos del Estado, reconocen que "tienen en observaci¨®n" a todos los parlamentarios federales de La Izquierda.
Una gran diferencia de los actuales pol¨ªticos de los partidos CDU y SPD con y los l¨ªderes de La Izquierda se demostr¨® con el sopor¨ªfero duelo televisado entre la canciller Angela Merkel (CDU) y su contrincante y ministro de Exteriores Frank-Walter Steinmeier (SPD), que gobiernan Alemania en una gran coalici¨®n. Un periodista bromeaba en el centro de prensa pidiendo contribuciones "para costearles a Merkel y Steinmeier un curso intensivo de ret¨®rica y oratoria, a cargo de Gysi y Lafontaine".
En cuanto a Dehm, fue diputado federal del "ala izquierda" del SPD y hasta compuso el himno de la campa?a de Willy Brandt. Tambi¨¦n se ha tenido que defender, con m¨¢s o menos ¨¦xito, de la acusaci¨®n de haber espiado para la Stasi a sus antiguos compa?eros de partido occidentales. Le cost¨® la militancia.
Los pol¨ªticos llegados a La Izquierda desde el Oeste son dispares y dif¨ªciles de controlar. Los del Este son pragm¨¢ticos y, en el vocabulario pol¨ªtico alem¨¢n, "realistas". El PDS se form¨® desde el principio con vocaci¨®n institucional. Gysi y Lafontaine se enfrentar¨¢n, tengan ¨¦xito o no el 27, a dos encrucijadas. La primera, imponer su disciplina en el partido. La segunda, c¨®mo quieren colaborar con los socialdem¨®cratas. El SPD ha entendido que el futuro de sus posibilidades de Gobierno depende de su ex dirigente y ex enemigo Lafontaine.
A la una y cinco del martes, un carill¨®n sorprendi¨® a Gysi cuando terminaba su mitin en la plaza de Hamel¨ªn. "Eso va por m¨ª, se lo aseguro". Se oyeron muchas risas. Era la figura de bronce del flautista de Hamel¨ªn, que sale tres veces al d¨ªa de una fachada en la plaza, acompa?ado de campanillas. -Sobre el escenario del antiguo mercado de caballos de Hamel¨ªn pende a¨²n el anuncio de un espect¨¢culo relacionado con el m¨²sico de ficci¨®n que dio fama mundial al municipio. La ¨²ltima representaci¨®n veraniega del cuento de los hermanos Grimm fue el pasado domingo. El martes no se tocaba ya la flauta; una guitarra acompa?aba un peque?o recital de canciones como Hasta siempre, Comandante. Abr¨ªa boca para lo que ya anunciaban decenas de carteles en las calles: "?Viene Gregor!", refiri¨¦ndose a Gregor Gysi, que junto a Oskar Lafontaine dirige el grupo parlamentario del partido La Izquierda en el Bundestag (c¨¢mara baja del Parlamento federal).
Cuando Gysi lleg¨® por fin, con 35 minutos de retraso, encontr¨® a unos 300 vecinos de "la ciudad del flautista" dispuestos a aguantar el persistente sirimiri para atender al tribuno llegado del Este. Su partido espera superar con creces el 10% de los votos en las elecciones generales del pr¨®ximo domingo, despu¨¦s de haber dado la campanada en los recientes comicios de Sarre y Turingia. Para eso vino Gysi al Estado occidental de Baja Sajonia. Gysi sabe divertir y arrancar aplausos. Unos d¨ªas antes, la dirigente del Partido Socialdem¨®crata (SPD) Andrea Nahles no logr¨® reunir m¨¢s que a 180 personas en la misma plaza. Con algo de schadenfreude (regocijo en la desgracia ajena), un polic¨ªa local que lo cuenta, a?ade: "Y eso que no llov¨ªa".
La historia de La Izquierda comienza incluso antes de su fundaci¨®n en el a?o 2007. Transcurre en paralelo con el proceso de integraci¨®n de las dos Alemanias. Oskar Lafontaine es copresidente y cofundador. Gysi es su cabeza visible en el Este. El d¨²o es dispar: Gysi y Lafontaine son, respectivamente, un ossi (alem¨¢n del Este) y un wessi (del Oeste), un ex comunista y un ex dirigente socialdem¨®crata. El primero, abogado, fue funcionario de la extinta Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA): de ¨¦l dicen que fue "colaborador informal" de la temida polic¨ªa pol¨ªtica Stasi. Es dif¨ªcil encontrar en La Izquierda un pol¨ªtico oriental y mayor de 45 a?os sobre quien no pesen acusaciones parecidas. Gysi siempre lo ha negado categ¨®ricamente.
Lafontaine, por su parte, recorri¨® como socialdem¨®crata todas las instituciones democr¨¢ticas de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA). Fue alcalde de Saarbr¨¹cken, primer ministro de Sarre, diputado federal, presidente del SPD y, en 1990, su candidato electoral a la Canciller¨ªa. Por ¨²ltimo, fue superministro de Hacienda con vastas competencias de Econom¨ªa en el primer Gobierno de Gerhard Schr?der (SPD), en 1998. Dur¨® en el cargo pocos meses, llenos de tensiones y desavenencias que colmaron el aguante del curtido pol¨ªtico. Dimiti¨®. Tras 40 a?os de militancia socialdem¨®crata y siete de disidencia interna, Lafontaine dio el portazo en 2005. Ese mismo a?o fund¨® el partido WASG, ape¨® al SPD del Gobierno de Renania del Norte-Westfalia y forj¨® una plataforma federal con los herederos del antiguo partido ¨²nico de la RDA. Naci¨® el d¨²o del "comandante Oskar y el animador Gregor", como les llam¨®, en espa?ol de la Sierra Maestra cubana, el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung. El partido La Izquierda empez¨® sus andanzas cosechando el 8,7% de los votos en las elecciones generales de 2005 y obtuvo 52 esca?os m¨¢s de los que ten¨ªan los ex comunistas: de 2 pasaron a 54.
El muro de Berl¨ªn cay¨® hace ahora 20 a?os. Fue a martillazos, no hizo falta un solo tiro. La Alemania actual result¨® de la uni¨®n de la Rep¨²blica Federal Alemana, fundada en 1949 en las zonas ocupadas por las potencias occidentales, con la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana de la zona oriental sovi¨¦tica. Tras la capitulaci¨®n incondicional de Alemania en la II Guerra Mundial, la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Estados Unidos, Francia y Reino Unido se hab¨ªan repartido as¨ª el devastado territorio del enemigo nazi. En 1990 culmin¨® la unificaci¨®n y lleg¨® la hora de integrar ambas rep¨²blicas en la Ley Fundamental de la RFA. El entonces canciller occidental, el democristiano Helmut Kohl, prometi¨® "paisajes exuberantes" en lo econ¨®mico a sus nuevos compatriotas orientales. En el Este, la frase hist¨®rica ha hecho fortuna como sarcasmo.
Los partidos existentes en la parte occidental (la democristiana CDU, los socialdem¨®cratas, los liberales y hasta los Verdes) absorbieron pronto las formaciones de signo similar que ten¨ªan carta legal bajo el r¨¦gimen socialista y prosovi¨¦tico de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana. Los partidos y movimientos sociales ajenos a la l¨ªnea oficial hab¨ªan pasado 40 a?os en una oposici¨®n de cart¨®n piedra ante el omn¨ªmodo Partido Socialista Unificado (SED). Compuesto y sin novio rico occidental, ¨¦ste modific¨® sus estructuras y en 1990 se transform¨® en el Partido del Socialismo Democr¨¢tico PDS. La nueva formaci¨®n conserv¨® as¨ª parte del considerable patrimonio del entramado pol¨ªtico de su antecesor. Sin embargo, el poderoso partido ¨²nico de la RDA qued¨® proscrito de los Gobiernos regionales hasta 1998. La primera coalici¨®n con el SPD se firm¨® en Mecklemburgo-Pomerania Occidental. Es uno de los cinco "nuevos Estados federados" de lo que hab¨ªa sido la RDA, en los que el PDS supo mantenerse como una fuerza pol¨ªtica a tener en cuenta. Por el contrario, los wessis (occidentales) le percib¨ªan como la reliquia m¨¢s aparatosa del pasado comunista de la otra Alemania.
La boda formal del WASG de Lafontaine con el PDS se celebr¨® en el verano de 2007, con las protestas y disturbios originados a ra¨ªz de la cumbre del G-8 en Heiligendamm. La Izquierda se qued¨® con los representantes que ya ten¨ªa el PDS en todos los parlamentos del Este y en la Ciudad-Estado de Berl¨ªn, donde gobiernan desde 2001 en coalici¨®n con el SPD. Ya en enero de 2008, las elecciones de Hesse y Baja Sajonia supusieron un hito del partido reci¨¦n fundado en la conquista del Oeste. Entraron en ambos parlamentos occidentales, cosa que antes s¨®lo hab¨ªan logrado en la no muy relevante Ciudad Estado de Bremen en 2007. Desde entonces, La Izquierda se ha presentado con ¨¦xito a las elecciones de Hamburgo y Sarre (zonas occidentales), donde hace tres semanas obtuvieron un arrollador 21,3% de los votos. Las encuestas les auguran esca?os regionales en Renania del Norte-Westfalia, Renania-Palatinado y Schleswig-Holstein. De los ricos y proverbialmente conservadores Estados del sur Baden-Wurtemberg y Baviera, s¨®lo se les resistir¨¢, si se cumplen las previsiones, el basti¨®n b¨¢varo para completar el puzle de los 16 Estados federados.
La Izquierda se confirmar¨ªa as¨ª como uno de los proyectos de integraci¨®n m¨¢s exitosos desde la ca¨ªda del muro. El polit¨®logo Jochen Staadt, investigador del proceso de unificaci¨®n alemana en el Instituto Otto Suhr de Berl¨ªn, lo resume con la c¨¦lebre cita ap¨®crifa del ex canciller Willy Brandt (SPD) tras la ca¨ªda del muro: "Ahora se une lo que ten¨ªa que estar unido".
Como en todos los matrimonios, no faltan las desavenencias. Basta visitar los m¨ªtines del partido en el Este y compararlos con los del Oeste. El lunes pasado -la v¨ªspera de ir a Hamel¨ªn-, Gregor Gysi hab¨ªa estado en un centro comercial del barrio de Friedrichsfelde, en el "salvaje Este" berlin¨¦s, distrito de Lichtenberg, donde su partido fue el m¨¢s votado en las generales de 2005 (35,5%) y la parlamentaria Gesine L?tzsch hab¨ªa obtenido un excepcional 42,9% de los sufragios directos.
Los "paisajes exuberantes" de Kohl son aqu¨ª uniformes torres de hormig¨®n en torno a anchas avenidas. Otra herencia de la RDA. Unos 600 vecinos de estos Plattenbauten se acercaron a ver a Gysi. Bajo una carpa de pl¨¢stico blanco dispuesta para la ocasi¨®n, el diputado recorri¨® los temas de su campa?a para un p¨²blico af¨ªn y, cuando menos, sexagenario. En resumen: retirada de Afganist¨¢n de los 4.200 soldados alemanes; vuelta atr¨¢s de los recortes sociales del (anterior) Gobierno Schr?der; salario m¨ªnimo; mayores cargas fiscales para los m¨¢s ricos. La clientela estaba compuesta por jubilados, antiguos funcionarios y oficinistas de la amplia clase media de lo que fue la RDA. Por lo general, ancianos simp¨¢ticos y m¨¢s dispuestos a charlar con un extra?o que los vecinos de Berl¨ªn Oeste. Como el maestro jubilado Hans L¨¹bke, por ejemplo, que no tuvo inconveniente en relatar sus experiencias y su biograf¨ªa. "41 a?os dando clases en la RDA, formando a los ni?os en valores muy distintos de los de ahora...". Sobre si aquel r¨¦gimen era una dictadura, es tajante: "No". Aqu¨ª, cualquier tiempo pasado fue mejor.
Cuando dej¨® el SPD, Oskar Lafontaine se hab¨ªa rodeado de otros socialdem¨®cratas descontentos, como ¨¦l, con la l¨ªnea pol¨ªtica tomada por Schr?der. Cont¨® tambi¨¦n con sindicalistas, gente disciplinada y con experiencia organizativa. El nuevo partido atrajo adem¨¢s a las m¨¢s diversas corrientes comunistas o antiglobalizaci¨®n. El veterano Lafontaine se vio al frente de un conglomerado dogm¨¢tico y dif¨ªcil de gobernar. Sus ex compa?eros socialdem¨®cratas criticaron que el estilo populista y a menudo incendiario de Lafontaine le sirva tambi¨¦n para pescar en los r¨ªos revueltos de la ultraderecha.
Lafontaine no asisti¨® al mitin de Hamel¨ªn, aunque Baja Sajonia quede, como Estado occidental, en su terreno. S¨ª que estaba el diputado federal Diether Dehm, que se presenta a la reelecci¨®n y es la figura m¨¢s inaudita de La Izquierda. Doctor en letras, es el compositor de algunas canciones de enorme ¨¦xito en Alemania. Al mejor estilo de Hugo Ch¨¢vez, Dehm hac¨ªa el martes los coros y bailaba el Hasta siempre, Comandante que cantaba el chileno Pablo Ardouin.
Tras el recital, respondi¨® con un "no" rotundo a la pregunta de si es comunista. Entonces, ?por qu¨¦ ha vitoreado a Fidel Castro? "Admiro a Fidel, es un revolucionario pragm¨¢tico". ?Lo mismo que usted? "Yo soy un revolucionario democr¨¢tico y pragm¨¢tico". ?Se puede inferir que no considera democr¨¢tico a Fidel? Dehm mir¨® hacia arriba, con gesto irritado y se gir¨® para regresar al escenario. ?Se puede? Riendo, respondi¨®: "Fidel est¨¢ en guerra con Estados Unidos".
Dehm fue diputado federal del "ala izquierda" del SPD y hasta compuso el himno de la campa?a de Willy Brandt. Tambi¨¦n se ha tenido que defender, con m¨¢s o menos ¨¦xito, de la acusaci¨®n de haber espiado para la Stasi a sus antiguos compa?eros de partido occidentales. Le cost¨® la militancia. Los servicios secretos internos (Verfassungsschutz), encargados de buscar a terroristas y otros enemigos del Estado, reconocen que "tienen en observaci¨®n" a todos los parlamentarios federales de La Izquierda.
La gran diferencia existente entre los actuales pol¨ªticos de los partidos CDU y SPD y los l¨ªderes de La Izquierda qued¨® patente en el sopor¨ªfero duelo televisado entre la canciller Angela Merkel (CDU) y su contrincante y ministro de Exteriores Frank-Walter Steinmeier (SPD), que hasta ahora han gobernado en coalici¨®n. Un periodista bromeaba pidiendo contribuciones "para costearles a Merkel y Steinmeier un curso intensivo de ret¨®rica y oratoria, a cargo de Gysi y Lafontaine".
Los pol¨ªticos llegados a La Izquierda desde el Oeste son dispares y dif¨ªciles de controlar. Los del Este son pragm¨¢ticos y, en el vocabulario pol¨ªtico alem¨¢n, "realistas". El PDS se form¨® desde el principio con vocaci¨®n institucional. Gysi y Lafontaine se enfrentar¨¢n, tengan ¨¦xito o no el pr¨®ximo domingo, a dos encrucijadas. La primera, imponer la disciplina en el partido. La segunda, c¨®mo quieren colaborar con los socialdem¨®cratas. El SPD ha entendido que sus posibilidades de gobernar dependen de su ex adversario Lafontaine.
El martes pasado, un carill¨®n sorprendi¨® a Gysi cuando terminaba su mitin en la plaza de Hamel¨ªn. "Eso va por m¨ª, se lo aseguro". Se oyeron muchas risas. Era la figura de bronce del flautista de Hamel¨ªn, que sale tres veces al d¨ªa de una fachada en la plaza.
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