Villepin acusa a Sarkozy de abuso de poder
El ex primer ministro asegura en el inicio de la vista del 'caso Clearstream' que se sienta en el banquillo por "el ensa?amiento" del actual presidente franc¨¦s
Con un traje azul oscuro impecable, una camisa blanca y una corbata oscura, delante de su mujer y sus tres hijos y a punto de entrar en el tribunal que le va a juzgar por "denuncia calumniosa", Dominique de Villepin, ex primer ministro y ex ministro de Asuntos Exteriores de la Rep¨²blica Francesa, proclam¨® con la voz muy firme: "Estoy aqu¨ª por la voluntad de un solo hombre, por el ensa?amiento de un solo hombre: Nicolas Sarkozy, presidente de la Rep¨²blica. Saldr¨¦ libre y limpio en nombre del pueblo franc¨¦s". Despu¨¦s, el diplom¨¢tico que en febrero de 2003, en Nueva York, ante la ONU, se opuso a la guerra de Irak en una intervenci¨®n memorable, entr¨® en el tribunal y se sent¨® en el banquillo de los acusados en el caso Clearstream.
Los abogados del acusado piden que el presidente se retire como parte
"Colgar¨¦ del gancho de un carnicero al responsable de esto", amenaz¨® Sarkozy
El juicio supone un nuevo asalto de un combate pol¨ªtico abierto hace 15 a?os
Se intent¨® poner la zancadilla a Sarkozy en su carrera hacia la presidencia
A su lado ya se encontraba el ex corredor de bolsa, ex inform¨¢tico y matem¨¢tico de origen liban¨¦s Imad Lahoud, el principal sospechoso de haber introducido, fraudulentamente, tambi¨¦n en 2003, en una lista de cifras de un banco de Luxemburgo sospechoso de blanqueo de dinero, decenas de nombres c¨¦lebres de la sociedad francesa, desde pol¨ªticos de todas las tendencias a cantantes o, incluso, a la actriz Laetitia Casta. Entre ellos, el de Nicolas Sarkozy, por entonces ministro con ambiciones presidenciales.
La declaraci¨®n de Villepin antes de entrar en el tribunal no dejaba lugar a dudas: se trata de un proceso complicado y enrevesado, en el que testificar¨¢n esp¨ªas, inform¨¢ticos, falsificadores, dirigentes empresariales y pol¨ªticos. Pero, sobre todo, es el pen¨²ltimo cap¨ªtulo de una vieja y enconada rivalidad con dos protagonistas, trufada de odios, envidias y cuentas pendientes personales de dos pesos pesados de la pol¨ªtica francesa que compartieron silla en el mismo Gobierno durante a?os y que a principios de 2004 so?aban, cada uno por su parte, con llegar a la presidencia dejando al otro en la cuneta.
Sarkozy viaj¨® ayer a Nueva York, donde participar¨¢, casualmente, en la Asamblea General de Naciones Unidas, y posteriormente a Pittsburgh, donde se celebrar¨¢ la cumbre del G-20. Pero todos los d¨ªas tiene reservado un hueco en su agenda para llamar a su abogado y amigo, Thierry Herzog, al que le encomend¨®, en enero de 2006, constituirse como parte civil en el proceso, convirtiendo el juicio en una pugna pol¨ªtica a vida o muerte.
La sesi¨®n de ayer discurri¨® en terrenos jur¨ªdicos y procesales. Los abogados de Villepin solicitaron que el actual presidente de la Rep¨²blica se retire como parte por considerarlo injusto y desigual ya que, por su condici¨®n, el jefe del Estado franc¨¦s goza de inmunidad legal. "Tiene todos los derechos y ninguno de los deberes", asegur¨® el abogado de Villepin. Herzog replic¨® que "Nicolas Sarkozy es una parte civil como las otras y Dominique de Villepin un acusado como los otros".
Tal vez desde el punto de vista de este abogado sea as¨ª. Pero para el resto de Francia no lo es. No son como los otros. De hecho, este juicio constituye un asalto m¨¢s de un combate que comenz¨® hace 15 a?os, cuando los dos pol¨ªticos de la misma generaci¨®n (Sarkozy tiene 54 a?os y Villepin, 56) se enfrentaron por primera vez: Villepin siempre crey¨® que la investigaci¨®n fiscal que sufri¨® entonces su padre, senador, por aquella ¨¦poca, se deb¨ªa al por entonces joven y ambicioso ministro de Presupuesto, Nicolas Sarkozy.
Una cuesti¨®n de fondo les hab¨ªa separado para siempre: en 1994 Sarkozy apoy¨® a ?douard Balladur y Villepin sigui¨® siendo fiel a su mentor pol¨ªtico, Jacques Chirac, quien tampoco olvidar¨ªa nunca la traici¨®n de Sarkozy.
En 2003, Villepin, ministro de Asuntos Exteriores, alcanza el cenit de su popularidad. Sarkozy le miraba de reojo mientras alcanza la jefatura de la Uni¨®n por un Movimiento Popular, el partido en el Gobierno, y consolidaba, ¨¦l tambi¨¦n, sus aspiraciones presidenciales. Es entonces, a principios de enero de 2004, cuando Villepin encarg¨® al general Philippe Rondot que investigara un listado de cuentas bancarias comprometedoras que un viejo conocido, Jean-Louis Gergorin, le hab¨ªa ense?ado en el m¨¢s estricto secreto, entrando en el ministerio escondido en el coche sin pasar por los controles de seguridad.
Rondot descubri¨® pronto que todo era un fraude. A pesar de todo, Gergorin, en junio de ese a?o, envi¨® las listas a un juez. ?ste sostiene que por indicaci¨®n de Villepin y, a la postre, de Chirac, en un intento de zancadillear a Sarkozy en su carrera hacia la presidencia.
Sarkozy, que sospecha que Villepin fue el orquestador de todo bajo la sombra de Chirac, devolvi¨® el golpe present¨¢ndose en el proceso, haci¨¦ndose pasar por v¨ªctima, persistiendo, sin soltar la presa nunca, ni siquiera despu¨¦s de su elecci¨®n presidencial. Su objetivo era y es el de hundir a Villepin para siempre. Ya lo hab¨ªa advertido: "Colgar¨¦ del gancho de un carnicero a los responsables de esto".
Hoy testificar¨¢ el ex inform¨¢tico acusado de poner los nombres falsos a las cifras, el que se sent¨® al lado de Villepin ayer. Tambi¨¦n Gergorin. Villepin lo har¨¢ el 30 de septiembre. Entonces se jugar¨¢ su prestigio pol¨ªtico y su (por ahora escasa) condici¨®n de candidato para el futuro. Ya lo apunt¨® el general Rondot en sus diarios, cuando anotaba lo que iba descubriendo sobre el caso: "Villepin me ha dicho: si aparecemos el presidente Chirac o yo en esto, estamos acabados".
UN ESC?NDALO DE CORRUPCI?N Y PODER
- ?C¨®mo empieza el caso Clearstream? En junio de 2004, un juez franc¨¦s recibe unos mensajes an¨®nimos que contienen unas comprometedoras listas de personas involucradas en una cuenta luxemburguesa denominada Clearstream y a trav¨¦s de la que supuestamente se blanqueaba dinero. Entre ellas, figura Nicolas Sarkozy, el actual presidente del pa¨ªs, que por entonces era ministro del Interior.
- ?Qu¨¦ pasa despu¨¦s?
El juez descubre en pocos meses que el listado es falso, que ha sido adulterado. Las personalidades que figuran en la lista, entre ellos Sarkozy, se querellan contra los posibles autores del compl¨®.
- ?Qui¨¦n falsific¨® la lista?
El principal sospechoso es Imad Lahoud, un inform¨¢tico de origen libio con contactos en los servicios secretos. Asegura que lo hizo por sugerencia de Jean-Louis Gergorin, ex vicepresidente de EADS y viejo conocido de Dominique de Villepin, que a inicios de 2004 era ministro de Exteriores.
- ?Cu¨¢l es el papel de Villepin en la trama? ?sa es la pregunta del mill¨®n, que deber¨¢ ser dilucidada por los jueces. Sarkozy le considera el cerebro de la trama. Se le acusa, cuando menos, de dejar que la denuncia prosperara sabiendo que todo era falso. El objetivo, en ambos casos, estaba claro: apartar a Sarkozy, su enemigo pol¨ªtico, de la carrera para las presidenciales, que se celebrar¨ªan en 2007. Villepin lo niega todo y alega que la participaci¨®n de Sarkozy en el juicio como parte acusadora ha distorsionado el procedimiento.
- ?Qu¨¦ pena podr¨ªa recaer sobre Villepin? De ser hallado culpable, Villepin afronta una condena m¨¢xima de cinco a?os de prisi¨®n y una multa de 45.000 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.