De maestro de esp¨ªas a testigo clave
El general Rondot, que testificar¨¢ en el proceso, es un antiguo responsable de los servicios secretos - Plane¨® la huida de ministros de Sadam durante la guerra
Hay un testigo clave en todo este proceso. Un general de tres estrellas de 73 a?os, antiguo paracaidista, esp¨ªa, miembro de los servicios de contraespionaje y, desde 1997, asesor para operaciones especiales de varios ministros de Defensa franceses. Algunos expertos le denominan "el maestro de los esp¨ªas". Se llama Philippe Rondot, y s¨®lo una vez fue visto en p¨²blico: el pasado 26 de mayo de 2006, cuando, enfundado en un chaquet¨®n verde militar acudi¨® a testificar en la instrucci¨®n del caso Clearstream. Hasta entonces, muy pocos conoc¨ªan el rostro del hombre que en 1994, en Sud¨¢n, apres¨® al por entonces terrorista m¨¢s buscado del mundo, Carlos el Chacal.
El 5 de octubre acudir¨¢ de nuevo a testificar. Su testimonio ser¨¢ definitivo para inculpar al ex primer ministro Dominique de Villepin, con el que colabor¨® hace d¨¦cadas y quien, en enero de 2004, le encarg¨®, de manera oficiosa, que investigara la fiabilidad de unas listas de personas presuntamente involucradas en una cuenta bancaria a trav¨¦s de la que se blanqueaba dinero: el caso Clearstream.
El general investig¨® y en junio ya sab¨ªan que eran falsas. Eso s¨ª: fue dejando huella de cada paso que daba en unos diarios que constituyen, hoy por hoy, la principal prueba para inculpar a Villepin y que han servido a los jueces para reconstruir la cronolog¨ªa de las reuniones entre los protagonistas.
En sus cuadernos privados, claro, este superesp¨ªa retirado en 2005 no s¨®lo apuntaba lo relativo al caso Clearstream, sino las otras acciones en las que participaba o hab¨ªa participado. Lo guardaba todo. Lo anotaba casi todo. Esperaba remitirlo, alg¨²n d¨ªa, al servicio hist¨®rico del Ej¨¦rcito. Pero los jueces que instru¨ªan el sumario del caso exigieron los escritos de Rondot. Y el diario Lib¨¦ration tuvo acceso hace unas semanas a algunos de estos cuadernos, en los que aparecen, entre otros proyectos, planes para apoyar el asesinato de terroristas islamistas por la CIA o ciertos preparativos para sacar al viceprimer ministro de Irak Tarek Aziz antes de que estallase la guerra del Golfo.
El 17 de diciembre de 2002, por ejemplo, Rondot, con su caligraf¨ªa lineal y clara anota, antes de una cita con miembros de los servicios secretos de Estados Unidos: "La lista de los objetivos de la CIA para matar me va a ser comunicada". D¨ªas despu¨¦s, se entrevista con Jacques Chirac, presidente de la Rep¨²blica. Y apunta: "Entrevista con el presidente. Asuntos americanos. 'No' a las operaciones. Neutralizaci¨®n". Es decir, Chirac, seg¨²n los diarios de Rondot, desaprob¨® apoyar a la CIA en esto. Sin embargo, ese mismo d¨ªa, el general anota: "El ministro [de Defensa, Alain Richard] y el primer ministro, contrariamente a lo que dice el presidente de la Rep¨²blica, se muestran a favor del plan". Tanto Lionel Jospin como Richard negaron a Lib¨¦ration el haber estado de acuerdo con eso. Y tacharon los escritos de Rondot de "invenci¨®n" y de "fantasmagor¨ªa".
En noviembre de 2002, meses antes de que estallase la guerra de Irak, el general Rondot anotaba en su diario: "Irak: va a haber sin duda una acci¨®n militar de una potencia desconocida". Mientras los estadounidenses y sus aliados se preparaban para la guerra, Rondot, seg¨²n los diarios de esa ¨¦poca, se preocupaba de trazar planes para sacar y acoger a ciertos iraqu¨ªes derrotados. "Acuerdo en principio para traernos si es necesario a Tarek Aziz y Al Raffei [un diputado del Partido Baaz]", anota el 3 de diciembre de 2002, saliendo del despacho del jefe de Gabinete de la por entonces ministra de Defensa Mich¨¨le Alliot-Marie. El 12 de enero, seg¨²n escribe, recibe el visto bueno del presidente de la Rep¨²blica. Mientras tanto, Rondot ya ha escogido un lugar para trabajar: "Mis contactos con los servicios secretos sirios me dejan pensar que Siria podr¨ªa servir de base para las eventuales operaciones clandestinas en Irak".
El general tambi¨¦n apunta en su diario, en abril de 2003, su rechazo a capturar a un criminal de guerra croata, Ante Gotovina, capturado finalmente en 2005 en Canarias. Su oposici¨®n se deb¨ªa a que este general hab¨ªa tenido relaci¨®n con los Servicios Secretos franceses en 1991. "Pienso que esa relaci¨®n saldr¨ªa si se produjera una investigaci¨®n", anota. Despu¨¦s concluye: "Mi rechazo a capturar a Gotovina: MAM (Mich¨¨le Alliot-Marie, ministra de Defensa) de acuerdo".
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