Las ¨²ltimas algueiras de Loiba
Diez mujeres de una familia recogen algas rojas entre las rocas de los acantilados
Son las ¨²ltimas herederas de un oficio surgido de la necesidad y alimentado por el mar a la sombra de los acantilados de Loiba. Cada verano, miran el calendario marcando las lunas llenas y nuevas y esperan pacientemente a las mareas lunares -dos veces m¨¢s grandes que las solares por posici¨®n de los cuerpos celestes- para arrancar las algas rojizas (rodof¨ªceas) de entre las rocas de Pena Furada durante la bajamar.
Dicen que son algueiras toda la vida, aunque, como mucho, pueden trabajar cuatro o cinco d¨ªas al mes de junio a octubre en la franja intermareal con permiso del mar y de los vientos. En la costa de Ortigueira s¨®lo quedan diez. Todas mujeres. Rondan el medio siglo o lo superan y todas est¨¢n emparentadas en una misma familia enraizada en la parroquia ortegana de Loiba.
En un d¨ªa con el mar en calma cada una puede recoger entre 150 y 200 kilos
De este tipo de alga sale un extracto comestible empleado como espesante
A Mar¨ªa, de 82 a?os, todav¨ªa le lleva la vida bajar al arenal de Ribeira do Carro para recoger algas junto a su hija Carmen G¨®mez, de 60, y bromea diciendo que su cuerpo ya no la deja. "Hay que estar m¨¢s ligera", r¨ªe. Cuenta que empez¨® de ni?a a rebuscar entre la arena con la ra?a para ganarse el pan. Durante d¨¦cadas apa?¨® erizos, berberechos y algas que le pagaban a "tres y a cinco pesetas". Recuerda que "las hab¨ªa espesas", y culpa al Prestige de "cambiarles el mar". "En 2002 no tuvimos algas, estaban todas contaminadas", apunta su hija. Hered¨® el oficio con 14 a?os y recuerda tiempos mejores. "Hace 20 a?os ¨¦ramos muchas m¨¢s. Hab¨ªa algas para todos. Crec¨ªan como c¨¦sped" dice. La Xunta regul¨® el marisqueo y les prohibi¨® recolectar algas el fin de semana. A menudo pierden las mareas buenas que caen en s¨¢bado o domingo. Comparten los acantilados con los percebeiros y los pulpeiros en unos tramos m¨¢s agrestes y salvajes de la costa, a los pies de Estaca de Bares, repleto de formaciones rocosas retorcidas y caprichosas que comparan con As Catedrais de Ribadeo.
Cuenta Carmen que entre las algueiras tambi¨¦n hubo alg¨²n hombre, pero que fueron desistiendo de un trabajo manual que requiere paciencia. Explica que las algas rojas de Loiba, llamadas gigartinas, son puras, de aguas batidas y cristalinas, y se cotizan a unos 50 c¨¦ntimos el kilo, aunque el producto ya transformado multiplica su precio por 100, seg¨²n fuentes del sector. En un d¨ªa bueno, con el mar calmo, cada algueira puede recoger entre 150 y 200 kilos. Entre todas, una tonelada. Madrugan para llenar los sacos que arrastran por la arena y cargan cuatro sobre Pardo, uno de los cuatro burros que bajan a la playa, los ¨²nicos animales capaces de subir d¨®cilmente esa carga por un sendero rocoso y escarpado.
A unos 500 metros del arenal, y a casi cien sobre el nivel del mar, espera Antonio con el tractor. Reconocen que "no es f¨¢cil" sacar las gigartinas de la playa. La forma de hacerlo no ha cambiado en los ¨²ltimos cincuenta a?os y la motivaci¨®n es la misma de entonces: una fuente de ingresos extra para contrarrestar el desempleo de la comarca sacando partido a su riqueza natural.
Las algueiras de Loiba sol¨ªan secar las algas al sol antes de venderlas. Ahora, se almacenan en casa de Carmen y Mar¨ªa, donde las recoge un cami¨®n de Ceamsa (Compa?¨ªa Espa?ola de Algas Marinas) radicada en O Porri?o desde 1967. "Mi madre ya recog¨ªa algas para el antiguo due?o", apunta.
De las algas de Loiba sale un extracto comestible -carragenato- muy empleado como espesante en la alimentaci¨®n, que se comercializa como E-407 o E-410 (goma de garrof¨ªn). Desde Ceamsa, la ¨²nica empresa gallega que importa algas de todo el mundo, explican que las gigartinas se transforman en una especie de gel "emulgente, gelificante o estabilizante presente en membrillos, productos l¨¢cteos y c¨¢rnicos o en la comida para perros y gatos".
De las algas tambi¨¦n se extraen los alginatos, E-401, E-402 o E-403, entre otros, onmipresente en yogures, batidos y natillas. Estos qu¨ªmicos de origen vegetal son la base de muchos cosm¨¦ticos y cremas adelgazantes, pastas de dientes y moldes para dentaduras, entre otras aplicaciones en las industrias farmac¨¦utica, textil y bioqu¨ªmica. Cargados de vitaminas y minerales, los frutos del huerto marino atl¨¢ntico tan exquisitos para los asi¨¢ticos, est¨¢n en alza como ingrediente ex¨®tico de la alta cocina occidental.
"No hay ni un solo sitio en toda la Pen¨ªnsula con la riqueza natural y la forma de trabajar de Loiba," explica Dolores Rubido, responsable de Roteiros, "todo sigue como hace 200 a?os". Cada verano, esta empresa de turismo especializado en naturaleza y patrimonio descubre a los m¨¢s osados la Ruta de las Algas de Ortigueira. Ayer, las algueiras bajaron a las playas de Loiba por ¨²ltima vez. Dicen que quiz¨¢ con mucha suerte y un poco de tiempo loco podr¨¢n bajar con la luna llena de octubre.
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