Veinte a?os despu¨¦s: la prueba georgiana
Mientras Europa conmemora la verg¨¹enza del Pacto germano-sovi¨¦tico y de los Acuerdos de M¨²nich y se dispone a celebrar el 20? aniversario de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, una pregunta se impone: ?hemos aprendido las lecciones de la historia? O dicho de otro modo: ?somos capaces de no repetir hoy los errores que hasta tal punto ensombrecieron el siglo XX? Tales conmemoraciones ser¨¢n ¨²tiles solamente si nos permiten aprender a actuar de otro modo en el presente y el futuro.
En la misma Europa, cabe constatar que la historia no ha terminado y que sigue siendo tr¨¢gica. Veinte a?os despu¨¦s de la emancipaci¨®n de la mitad de nuestro continente, un nuevo muro se construye en Europa, sobre el territorio soberano de Georgia.
Se trata de un desaf¨ªo mayor para los ciudadanos, las instituciones y los Gobiernos europeos. ?Aceptaremos que las fronteras de un peque?o pa¨ªs sean cambiadas por la fuerza y de manera unilateral? ?Toleraremos la anexi¨®n de facto de territorios extranjeros por parte de una gran potencia?
Para que las conmemoraciones hist¨®ricas que se anuncian tengan sentido, hacemos un llamamiento solemne a los l¨ªderes de las 27 democracias que componen la UE para que definan una estrategia m¨¢s activa para ayudar a Georgia a recobrar pac¨ªficamente su integridad territorial y a obtener la retirada de las fuerzas rusas asentadas ilegalmente en su suelo.
No llamamos aqu¨ª a una confrontaci¨®n con Mosc¨², ni deseamos el m¨¢s m¨ªnimo retorno a la atm¨®sfera hostil de la guerra fr¨ªa, tan s¨®lo decimos que es primordial no equivocarse con las se?ales enviadas al actual poder ruso.
Una comisi¨®n, puesta en marcha por la UE y dirigida por la diplom¨¢tica suiza Heidi Tagliavini, se dispone a entregar su informe sobre las causas de la guerra ruso-georgiana. Mientras tanto, nosotros exigimos a los dirigentes europeos que recuerden algunas verdades heredadas de un pasado no tan lejano.
En primer lugar, una gran potencia encuentra siempre pretextos para invadir a un vecino cuya independencia no acepta. Hagamos memoria. Hitler acus¨® a los polacos de haber sido los primeros en abrir fuego en 1939 y Stalin imput¨® a los finlandeses la responsabilidad de la guerra que desencaden¨® contra ellos en 1940. La pregunta fundamental es saber cu¨¢l es la naci¨®n ocupada y cu¨¢l la ocupante. Y, tambi¨¦n, qui¨¦n invadi¨® a qui¨¦n, y no tanto qui¨¦n dispar¨® primero.
Luego, la ausencia de reacci¨®n clara de las democracias occidentales ante la agresi¨®n y el desmembramiento de una naci¨®n amiga, por peque?a que sea, puede tener consecuencias globales muy graves.
La UE fue fundada como reacci¨®n al esp¨ªritu de capitulaci¨®n de M¨²nich y ante la erecci¨®n del tel¨®n de acero. Ser¨ªa hoy catastr¨®fico que pareciera que est¨¢ avalando el retorno de conductas que sumieron a Europa en la guerra y la divisi¨®n en el siglo pasado. El futuro de la aventura europea, a la que hemos dedicado nuestras vidas y obras, depende de la reunificaci¨®n pac¨ªfica del continente.
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