'Bonus' y G-20
Qui¨¦n lo iba a decir hace s¨®lo uno o dos a?os! Una cumbre de los pa¨ªses m¨¢s ricos y poderosos del mundo (90% del PIB mundial) quiere establecer l¨ªmites a los salarios / beneficios de los ejecutivos de bancos y finanzas. No ser¨¢ lo m¨¢s importante de la cumbre de Pittsburgh, pero tiene una formidable carga simb¨®lica y sienta un extraordinario precedente. Significa en primer lugar que la pol¨ªtica, los Estados, dan una se?al de autoridad sobre los mercados, in¨¦dita e impensable hasta hace poco tiempo. Es una demostraci¨®n palpable del reequilibrio en la vieja ecuaci¨®n Estado-Mercado, tan escorada hacia la desregulaci¨®n y la devaluaci¨®n de la intervenci¨®n p¨²blica en los ¨²ltimos 30 a?os de ofensiva neoliberal.
Una iniciativa de la UE quiere vincular la retribuci¨®n de los ejecutivos tambi¨¦n a las p¨¦rdidas
Dos circunstancias recientes explican este dr¨¢stico cambio: la primera, la constataci¨®n emp¨ªrica de que toda una filosof¨ªa, que bien podr¨ªamos definir como de irresponsabilidad en la ¨¦tica de los negocios, ha sido causa principal de la crisis: beneficios exagerados a ejecutivos e inversores causantes de la insostenibilidad de los negocios; productos financieros opacos a la regulaci¨®n y pre?ados de riesgos; primas y bonos por operaciones cortoplacistas casi siempre t¨®xicas, etc¨¦tera. La segunda, que todo ese desastre est¨¢ teniendo que resolverse con el dinero de los ciudadanos (adem¨¢s de con el paro laboral de millones de trabajadores). La pol¨ªtica se ha visto as¨ª legitimada para decir ?basta!
La iniciativa europea (a destacar el protagonismo de la UE y del comisario Almunia en este debate) pretende vincular la retribuci¨®n variable de los altos ejecutivos no s¨®lo a los beneficios, sino tambi¨¦n a las p¨¦rdidas, de manera que las primas reflejen los verdaderos riesgos que se toman en la banca. Al tomar como referencia un mayor per¨ªodo de tiempo para la repartici¨®n de las primas, se evitar¨ªa caer en incentivos perversos cortoplacistas y los bonus reflejar¨ªan con m¨¢s fidelidad los resultados. Adem¨¢s, y con el objetivo de aumentar la transparencia, mejorar la gobernanza corporativa y promover un comportamiento m¨¢s responsable del sector financiero, la iniciativa tambi¨¦n propone eliminar los bonus, prohibir la venta de stock options o participaciones en las empresas (repartidas como parte del pack salarial) hasta transcurrido un m¨ªnimo per¨ªodo espec¨ªfico (de al menos cuatro a?os) y exige la informaci¨®n p¨²blica y detallada sobre las pol¨ªticas de remuneraci¨®n en las empresas.
Se ha iniciado as¨ª un camino lleno de retos y esperanzas. Porque es un reto enorme -y ¨¦sta es la segunda consecuencia que se deriva de esta medida- construir las bases de una nueva gobernanza de la econom¨ªa y del mundo. Por eso, la fuerza simb¨®lica y de precedente de esta propuesta es enorme y la resistencia de quienes a ello se oponen, m¨¢s fuerte de lo que pudiera parecer. Los brit¨¢nicos dicen que los ejecutivos de la City se ir¨ªan a otros pa¨ªses libres de estas inc¨®modas limitaciones. El propio Obama duda porque "el Gobierno no dice generalmente lo que uno puede pagar o no a sus empleados", aunque en este caso tiene m¨¢s raz¨®n Krugman que esta misma semana dec¨ªa que "reformar los salarios de la banca es la mejor medida concreta que podemos tomar para prevenir otras crisis financieras". Y a?ad¨ªa: "En este caso, una medida popular no es s¨®lo buena pol¨ªtica, sino tambi¨¦n buena econom¨ªa". No obstante, las objeciones son constantes e intensas.
Podemos comprender esas objeciones, pero nunca aceptarlas. Siempre hay alguna raz¨®n oculta en la globalizaci¨®n o en la competencia que impide avanzar en la justicia o en la eficacia. Ocurre como en la fiscalidad. Las rentas altas o las del capital o las grandes fortunas, se escapan del Fisco o buscan para¨ªsos fiscales a los que no llegan los Estados. La conclusi¨®n es clara, s¨®lo ganaremos esta batalla crucial en las grandes mesas de la nueva gobernanza mundial y s¨®lo lo haremos con una Europa fuerte y unida capaz de defender -e imponer en su espacio de influencia si fuera pre-ciso-, hoy, la limitaci¨®n de los bonus y la mejor regulaci¨®n nacional e internacional de las acciones financieras de riesgo, y, ma?ana, la eliminaci¨®n de los para¨ªsos fiscales o la creaci¨®n de una fiscalidad transnacional a los movimientos de capital, y as¨ª sucesivamente.
Pero si las grandes potencias: EE UU, China, (paradoja de los tiempos, que el ¨²nico pa¨ªs comunista de la cumbre se oponga a los l¨ªmites de los bonus a los banqueros) y quiz¨¢s Rusia, impiden el acuerdo en esta materia, a los accionistas les queda el recurso de aprobar o rechazar modelos de retribuci¨®n inaceptables moralmente y/o insostenibles econ¨®micamente. A los ciudadanos, adem¨¢s, nos quedan otras respuestas: exigir a los bancos con los que operamos y que gestionan nuestros ahorros, un comportamiento responsable en las remuneraciones de sus directivos a trav¨¦s de una total transparencia en sus memorias sociolaborales, de manera que se incluya en ellas informaci¨®n exhaustiva sobre las remuneraciones de consejeros y directivos referenciadas con los est¨¢ndares globales y la relaci¨®n entre pagos variables bonus y blindajes con la creaci¨®n de riqueza y estabilidad financiera a largo plazo de la entidad.
Los ciudadanos tenemos en nuestros actos de consumo y de inversi¨®n, un inmenso potencial para premiar y castigar los comportamientos responsables o no, de nuestros bancos y de nuestras empresas.
Ram¨®n J¨¢uregui Atondo es eurodiputado socialista.
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