La gran excusa Cerd¨¢
Cae un sol de justicia sobre el paseo de la Castellana y, en este entorno un tanto duro de la zona de Nuevos Ministerios, comienzan las dudas sobre si ha sido realmente una buena idea ir a Madrid para hablar del urbanista que dise?¨® Barcelona. Bueno, en realidad para hablar de urbanismo aprovechando "la gran excusa Cerd¨¤". Las dudas se disipan al entrar en la casa de Fernando de Ter¨¢n (Calatayud, Zaragoza, 1931) situada en la sorprendente colonia Residencia, una barriada dise?ada en los tiempos de la Rep¨²blica en un racionalismo humano que r¨¢pidamente fue ocupada por todo tipo de intelectuales. All¨ª vive este arquitecto y urbanista, uno de los mejores historiadores de la disciplina que hay en Espa?a, que acaba de publicar una recopilaci¨®n de sus ensayos (El pasado activo, Akal, 2009) y en mayo fue el encargado de loar la figura de Ildefonso Cerd¨¤ (Centelles, Barcelona 1815-Las Caldas del Besaya, Cantabria, 1876) con motivo de la edici¨®n facs¨ªmil de su plano para el Ensanche que ha lanzado la Real Academia de San Fernando, su propietaria, para celebrar los 150 a?os de su aprobaci¨®n.
"El urbanista necesario no existe. Los arquitectos han tirado la toalla, y los ge¨®grafos analizan bien, pero no proyectan"
?sta es la excusa. Un plano. Aunque es m¨¢s que eso. Tambi¨¦n supone el inicio del urbanismo moderno en Espa?a y su aniversario, que se celebra este a?o en Barcelona con decenas de actividades, la espoleta de un interesante debate sobre el futuro del urbanismo que pilla a la disciplina, aturdida a golpe de ladrillazos, con la moral bastante baja. "El de urbanista es un trabajo muy frustrante", reconoce Fernando de Ter¨¢n. "Casi nunca ves tu plan realizado y por el camino todo son luchas y complicaciones. En Espa?a, por ejemplo, en los ¨²ltimos a?os se ha consumido mucho suelo, mucho territorio y mucho litoral. Pero el problema fundamental es de naturaleza pol¨ªtica. La disciplina tiene una experiencia muy s¨®lida, ha evolucionado y cuenta con modelos para comparar que le dan una buena base de actuaci¨®n. Es verdad que estamos atados por un modelo jur¨ªdico de plan urban¨ªstico que no permite innovaciones y no recoge esta experiencia, pero la situaci¨®n no es desesperada. Incluso con lo que hay, si los pol¨ªticos hicieran caso a los urbanistas la situaci¨®n mejorar¨ªa mucho. La mayor¨ªa estamos de acuerdo en que hay que limitar esta ciudad difusa que se expande sin control consumiendo gran cantidad de recursos, pero lo que piden los pol¨ªticos son planes que les permitan hacer este tipo de ciudad, y eso es lo que se hace. Lo he comprobado, la mayor parte de los planes en el litoral valenciano son de este tipo, de ciudad difusa y dispersa. Est¨¢n aprobados, son legales y nadie ha protestado. Es m¨¢s, ganan elecciones con mayor¨ªas absolutas. Est¨¢n respaldados pol¨ªtica y socialmente".
El abismo entre la pol¨ªtica y el urbanismo no ha sido siempre tan extremo. Volviendo a Cerd¨¤, por ejemplo, que incluso fue diputado liberal en las Cortes, sus ideas tuvieron un enorme respaldo, al menos en las altas instancias del Estado. En Barcelona, convencidos de que sus propuestas de racionalidad y calles anch¨ªsimas eran un despilfarro, no le quer¨ªan. Ahora se reclama que le levanten un monumento, pero durante m¨¢s de un siglo se vivi¨® su plan como una imposici¨®n de Madrid. El Ministerio de Fomento de la ¨¦poca, efectivamente, le apoy¨® sin reservas. La historia ha demostrado su acierto.
"Hasta hace poco se pensaba que los pioneros en la formulaci¨®n del urbanismo moderno, el surgido como reacci¨®n a los problemas que plantea la ciudad industrial, hab¨ªan sido ciertas personalidades brit¨¢nicas o alemanas. ?Por qu¨¦? Pues porque no se conoc¨ªa la obra de Cerd¨¤. Se adelant¨® casi medio siglo a todos ellos con su reflexi¨®n profunda y sistem¨¢tica de lo que se le ven¨ªa encima a la ciudad moderna. Y no s¨®lo se anticip¨® sino que algunas de sus aportaciones son verdaderos inventos. Es una figura sorprendente. Muchas veces me pregunto c¨®mo pudo surgir una personalidad de esa inteligencia en la Espa?a de aquella ¨¦poca".
No es que Cerd¨¤, a?ade, se inventara la ciudad cuadriculada, una disposici¨®n que proviene de la antig¨¹edad, pero la utilizaci¨®n racional y actualizada que realiz¨® de este modelo sigue vigente hoy en d¨ªa. Faltaban casi cincuenta a?os para que se dise?ara el primer autom¨®vil, ni siquiera exist¨ªa la gasolina, y Cerd¨¤ ya se imaginaba una especie de locomotoras aut¨®nomas que circular¨ªan por la ciudad. "Por eso dise?¨® los famosos chaflanes de Barcelona, para facilitar los giros de estos peque?os trenes dom¨¦sticos en una reflexi¨®n que la ingenier¨ªa de tr¨¢fico posterior ha continuado". O las manzanas abiertas en las que la mitad de la superficie se dedica a jardines o equipamientos sociales, un "invento" que no funcion¨® ya desde el principio debido a la voracidad de los propietarios. Pero bueno, Cerd¨¤ era un hombre pragm¨¢tico que, pese a tener una cierta visi¨®n igualitaria de la sociedad, encaj¨® como pudo el choque con esta otra religi¨®n llamada propiedad privada. La hab¨ªa domesticado con su teor¨ªa de la reparcelaci¨®n. "Fue un aut¨¦ntico invento porque antes no exist¨ªa este sistema de repartir las cargas y beneficios de la urbanizaci¨®n entre los propietarios a los que el trazado de las calles dejaba en mala situaci¨®n y aquellos que no se ve¨ªan afectados. A trav¨¦s de ¨¦l y de su plano de Barcelona pas¨® a la legislaci¨®n espa?ola que se adelant¨® as¨ª a las que se hicieron despu¨¦s en Europa".
Le cost¨®, eso s¨ª, el encaje de su enorme cuadr¨ªcula racional con los peque?os pueblos de las afueras de lo que hasta 1854 fue una ciudad amurallada rodeada por un gran llano reservado por el ej¨¦rcito para poder sitiarla en caso de sublevaci¨®n, algo probable dada la alta mortalidad que provocaba el escalofriante hacinamiento de la poblaci¨®n. All¨ª se construy¨® el Ensanche, flanqueado por dos r¨ªos, el Llobregat y el Bes¨°s, y perfectamente ordenado entre la sierra de Collserola y el mar. Cerd¨¤ pudo dise?arlo porque el azar quiso que murieran sus dos hermanos mayores y que ¨¦l heredara la fortuna familiar. "Se retir¨® y se dedic¨® a pensar, algo que tambi¨¦n resulta sorprendente. Despu¨¦s gast¨® mucho de su dinero en poner en marcha sus proyectos, como el levantamiento del plano topogr¨¢fico de Barcelona. Acab¨® dilapidando su fortuna. De muy buena manera, hay que decirlo". Antes de este golpe de fortuna, Cerd¨¤ trabaj¨® dise?ando obra p¨²blica porque su profesi¨®n, entonces incipiente, era la de ingeniero civil de caminos.
Y es que al principio el urbanismo era cosa de ingenieros para pasar despu¨¦s a estar dominado por los arquitectos y acabar, hoy, interesando casi s¨®lo a los ge¨®grafos, los m¨¢s activos en los ¨²ltimos a?os a la hora de denunciar los desmanes urban¨ªsticos. Para Fernando de Ter¨¢n, las tres disciplinas son necesarias pero resultan insuficientes, por separado, para abarcar la complejidad del fen¨®meno urbano que vivimos en el que los l¨ªmites de la ciudad se han diluido ocupando territorio de manera intensiva.
"El urbanista necesario no existe actualmente, al menos en Espa?a", afirma. "Los ingenieros, y eso lo s¨¦ muy bien porque durante muchos a?os he sido profesor de urbanismo en la escuela de ingenieros de Madrid, se inclinan hacia las grandes infraestructuras como presas, puentes, carreteras. A los j¨®venes les atrae profesionalmente la obra p¨²blica puntual en la que se pueden lucir y s¨®lo algunos empiezan a pensar ahora en t¨¦rminos territoriales. Los arquitectos, por su parte, es como si hubieran tirado la toalla. Est¨¢n encandilados con el proyecto arquitect¨®nico, cosa que no me extra?a porque esto s¨ª que es gratificante, y todo lo m¨¢s dise?an puntuales intervenciones urban¨ªsticas de peque?a escala. Los ¨²nicos que comienzan a pensar en el territorio son los ge¨®grafos. Y sean bienvenidos, hay magn¨ªficos ejemplos en el mundo, como Peter Hall, que demuestran que son necesarios. Aunque creo que su formaci¨®n les permite analizar muy bien los problemas pero no tienen capacidad de intervenci¨®n, de dise?o. El urbanista del futuro tendr¨ªa que ser una mezcla de un ingeniero capaz de ver las infraestructuras necesarias en un territorio, un ge¨®grafo que proporcione la visi¨®n anal¨ªtica de c¨®mo se organiza ¨¦ste y seguramente un arquitecto que sea capaz de proyectar y pasar a la acci¨®n".
Este nuevo urbanista, en germen, tendr¨¢ que afrontar muchos retos. Algunos relacionados con el dise?o, pero la mayor¨ªa procedentes del eterno choque con la pol¨ªtica. Es un desaf¨ªo que no afecta s¨®lo a Espa?a. Tambi¨¦n en Francia, en Inglaterra o en Italia se encuentran con el problema de que los planes territoriales que intentan poner orden al caos de las urbanizaciones dispersas chocan con la resistencia de los municipios. "Es muy dif¨ªcil que se pongan de acuerdo los ayuntamientos y por eso los planes se van frustrando sistem¨¢ticamente. El caso de Mil¨¢n es paradigm¨¢tico. La expansi¨®n de la ciudad alcanza a unos ochenta municipios y no hay manera de planificar porque nunca se logra el consenso. Conozco hasta tres planes generales de Mil¨¢n interesant¨ªsimos, hechos por los mejores urbanistas italianos, y no se han podido aprobar o lo han hecho tan en precario que no sirven. Es un gran problema en todas partes que se tendr¨ªa que solucionar ya porque necesitamos pensar a escala supralocal".
En el congreso que en la primavera del a?o que viene cerrar¨¢ los muchos actos dedicados a Cerd¨¤ (cuatro grandes exposiciones, publicaciones, seminarios, rutas urbanas...
) ser¨¢ uno de los temas estrella. "Queremos enlazar el siglo XIX con el XXI", dice su director, Francesc Mu?oz, ge¨®grafo y autor de un esclarecedor libro sobre esta globalizaci¨®n de la ciudad difusa paralela a la tematizaci¨®n de los centros (Urbanalizaci¨®n, Gustavo Gili). Como explica Mu?oz, si Barcelona ha querido dar tanta relevancia al aniversario del plan Cerd¨¤ es porque ahora necesita otro "plan". La Barcelona real ha saltado los r¨ªos y los montes. Se extiende por un ¨¢rea metropolitana que multiplica su superficie y el debate de este a?o se centrar¨¢, precisamente, en la forma de organizarla. El de Mil¨¢n ser¨¢ uno de los casos de estudio, tambi¨¦n el de Londres, ejemplo al parecer exitoso de reorganizaci¨®n municipal para hacer m¨¢s ¨¢gil y efectiva la gesti¨®n del Greater London. Y tambi¨¦n se ver¨¢ c¨®mo ciudades m¨¢s peque?as han experimentado alg¨²n tipo de soluci¨®n a temas concretos, como puedan ser el transporte (Curitiba, en Brasil) o la sostenibilidad (Friburgo, Alemania).
Lo que est¨¢ claro es que el problema es general y nadie tiene la soluci¨®n definitiva. La ciudad compacta que tanto gusta a los urbanistas europeos se ha visto superada por la realidad. "Este modelo ha hecho crisis. Lo que se ha expandido es la ciudad dispersa, el modelo americano de ciudad difusa que se ha ido imponiendo por la influencia medi¨¢tica y porque la gente, en realidad, prefiere vivir en estos chalets o adosados de la periferia. S¨®lo los intelectuales y los ecologistas conscientes del despilfarro de energ¨ªa y territorio que esto supone defienden la ciudad compacta. Y tienen raz¨®n. Yo tambi¨¦n pienso que es mejor, pero conseguirla no es ya un problema del urbanismo sino de la pedagog¨ªa".
Pasa lo mismo, dice De Ter¨¢n, con el tema de la sostenibilidad. "La legislaci¨®n espa?ola y la de las 17 autonom¨ªas incluye estos temas en su gran mayor¨ªa, no hace falta una revoluci¨®n metodol¨®gica, pero es un problema de sensibilidad, de darle m¨¢s importancia a este tema y tambi¨¦n, de nuevo, de voluntad pol¨ªtica". El problema, insiste, es que gran parte de esta expansi¨®n urban¨ªstica desordenada que tantas cr¨ªticas ha provocado incluso de la Uni¨®n Europea se ha hecho dentro de la m¨¢s estricta legalidad. "Ahora parece que se ha parado por la crisis, pero no porque haya una reflexi¨®n sobre lo que se ha hecho mal, que es lo que tocar¨ªa. Est¨¢n esperando a ver cu¨¢ndo vuelve a haber liquidez para continuar igual. Es entre los j¨®venes ecologistas, en las facultades de geograf¨ªa o en algunas de ingenier¨ªa en donde se preocupan por este tema. En las escuelas de arquitectura siguen todos encandilados con el proyecto bonito y ni siquiera se ense?a bien c¨®mo hacer un plan".
Esta deserci¨®n de los arquitectos es lo que le hace pensar que, tal vez, el crispado debate que hubo a principios de los ochenta entre los partidarios del proyecto (que encabez¨® en Barcelona Oriol Bohigas, antes antagonista y ahora autor del pr¨®logo de su ¨²ltimo libro) y los del plan, en los que se incluir¨¢ ¨¦l mismo, no se ha acabado de cerrar. Para unos era posible hacer urbanismo s¨®lo a trav¨¦s de la arquitectura, para otros se precisaba una planificaci¨®n previa a gran escala. Las posiciones se han acercado mucho. Pero si en los ochenta era Madrid la que defend¨ªa el plan y Barcelona el proyecto, ahora parece que sucede al contrario. Catalu?a est¨¢ a punto de cerrar su plan territorial mientras que el de Madrid est¨¢ parado porque desde la comunidad se defiende el liberalismo de la m¨ªnima intervenci¨®n.
Pero lo que ahora toca no es tanto pensar en nuevos planes de desarrollo sino en c¨®mo se puede compactar y estructurar la ciudad difusa que ya se ha construido para minimizar los da?os. "Es uno de los grandes retos del futuro inmediato, sin duda. Lo que est¨¢ claro es que tendr¨ªamos que evitar seguir proyectando ciudad difusa nueva. Pero claro, si nos salen los pol¨ªticos con sus mayor¨ªas absolutas, ?qu¨¦ vamos a hacer?". -
El Any Cerd¨¤ se celebra en Barcelona desde junio de 2009 a junio de 2010 con motivo del 150? aniversario de la aprobaci¨®n del Plan de Reforma y Ensanche de Barcelona (7 de junio de 1859). www.anycerda.org. El pasado activo. Fernando de Ter¨¢n. Akal. Madrid, 2009. 336 p¨¢ginas. 29 euros. Urbanalizaci¨®n. Francesc Mu?oz. Gustavo Gili. Barcelona, 2008. 216 p¨¢ginas. 27,88 euros.
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