Nuevos obst¨¢culos jur¨ªdico-legales a la biblioteca global de Google

El culebr¨®n del proyecto de digitalizaci¨®n planetaria de libros por parte de Google Books choca cada d¨ªa con nuevas barreras de corte jur¨ªdico, legal, cultural y hasta pol¨ªtico. Segovia, Par¨ªs y Nueva York se erigieron ayer en los tres v¨¦rtices de la controversia. Pero Google -con la aspiraci¨®n indisimulada de convertir en realidad la ut¨®pica biblioteca de Babel de Borges- no ha dicho su ¨²ltima palabra: est¨¢ claro que su ambicioso proyecto tecnol¨®gico-cultural puede acabar convenciendo a quienes hoy exhiben sus reticencias en Europa y EEUU. Toda biblioteca que se precie aspira a digitalizar sus fondos. Pero ese proceso es caro y largo. Si vierne alguien con la tecnolog¨ªa adecuada y lo hace de manera r¨¢pida y solvente...

Pero por ahora las aspiraciones de Google Books siguen encontrando barreras. Ayer, en el marco del festival Hay de Segovia, Juan Moll¨¢, presidente de CEDRO -Centro Espa?ol de Derechos Reprogr¨¢ficos-, anunci¨® que el preacuerdo verbal entre este organismo y el buscador norteamericano quedaba aparcado. Exactamente, hasta que la justicia de EEUU se pronuncie sobre la legalidad o no del proyecto (ver art¨ªculo adjunto). CEDRO y Google han negociado sobre la digitalizaci¨®n de la obra de la gran mayor¨ªa de los socios espa?oles, casi 17.000 entre autores y editores. Aunque hace meses la iniciativa de CEDRO fue recibida con tibieza por los escritores, su responsable afirma que ya se han sumado a ella m¨¢s del 80% de sus asociados.

Aunque a Moll¨¢ le sigue pareciendo bueno el m¨ªnimo de 50 euros por t¨ªtulo digitalizado que ofrece Google, la negociaci¨®n se ha detenido a la espera de noticas del otro lado del Atl¨¢ntico: "Es cierto que Google est¨¢ siendo muy contestado, pero la asociaci¨®n de escritores m¨¢s importante de Estados Unidos est¨¢ con ellos. Para nosotros la relaci¨®n puede ser muy ventajosa: son muy pocos los autores que pueden vivir de sus derechos. Es otra forma de salir al mercado".

Mientras tanto, ayer mismo, los editores franceses contrarios al megaproyecto de digitalizaci¨®n de libros de bibliotecas p¨²blicas y universitarias a fin de crear una inmensa biblioteca global en la red se enfrentaban en los tribunales con los responsables de Google. El juicio comenz¨® el jueves en Par¨ªs y el tribunal decidir¨¢ el 18 de diciembre. A la querella, interpuesta en 2006 por uno de los principales grupos editoriales franceses, La Martini¨¨re, propietario, entre otros, de la editorial Seuil, se han unido otros editores, agrupados bajo el Sindicato Nacional de Editores (SNE) y una organizaci¨®n que representa a los autores, de manera que el sector forma un frente com¨²n y aparentemente unido contra el plan de Google Books.

Reclaman al juez que impida la digitalizaci¨®n masiva de libros de las bibliotecas p¨²blicas por considerar que vulnera sus derechos. La editorial Seuil tambi¨¦n pide 15 millones de euros de indemnizaci¨®n. "Hace falta un castigo severo, porque frente a un gigante como Google necesitamos argumentos convincentes", justific¨® la abogada de los editores, Yann Colin. "Google se apropia de nuestras obras a nuestra espalda y despu¨¦s se beneficia gracias a la publicidad", a?adi¨®.

Serge Enrolles, presidente del Sindicato Nacional de Editores, resum¨ªa as¨ª su postura en una entrevista publicada ayer en el diario econ¨®mico Les Echos: "Hasta ahora se han digitalizado, en universidades estadounidenses, 10 millones de libros. Entre ellos, 100.000 o 150.000 libros franceses, sin ning¨²n tipo de autorizaci¨®n".

La abogada del gigante estadounidense replic¨®: "Google no es una empresa filantr¨®pica, pero no hacemos esto por los beneficios; imagine a un ni?o en un pueblo perdido, sin biblioteca cerca. Si quiere buscar algo sobre un movimiento art¨ªstico concreto, lo va a buscar en Google, va a juzgar gracias a este sistema si estos libros corresponden a lo que le ha pedido el profesor y en qu¨¦ biblioteca encontrarlos".

El juicio se celebra cuando, precisamente, la Biblioteca Nacional Francesa y Google negocian un proyecto de digitalizaci¨®n de sus fondos. Google se beneficiar¨ªa porque engordar¨¢ su cat¨¢logo y la Biblioteca Nacional Francesa, de esta manera, contar¨¢ con todo su material digitalizado, ahorr¨¢ndose el coste. En agosto, Denis Bruckman, director general adjunto de la instituci¨®n francesa, anunci¨® que pronto se firmar¨ªa un contrato. Pero no est¨¢ tan claro. Fr¨¦d¨¦ric Miterrand, ministro de Cultura, asegur¨® a finales de agosto que no hab¨ªa que correr tanto. "Tomar¨¦ una decisi¨®n r¨¢pidamente, pero con todos los elementos en la mano".