La autocr¨ªtica de ETA
La gente de Txeroki ha hecho una enmienda a la totalidad del proceso de di¨¢logo con el Gobierno intentato por Josu Ternera y Arnaldo Otegi. Un documento interno de la banda confirma la voluntad de los pistoleros para seguir con los atentados y, al tiempo, controlar estrechamente a la izquierda "abertzale"
El principal responsable de la ruptura del final dialogado del terrorismo en junio de 2007, Garikoitz Aspiazu, Txeroki, detenido en noviembre de 2008 en el sur de Francia, fue trasladado esta semana a Espa?a para declarar ante la Audiencia Nacional por cinco atentados de 2002, entre ellos, el ataque al hoy dirigente socialista Eduardo Madina y a la edil vizca¨ªna Esther Cabezudo. Ese traslado ha coincidido con el conocimiento de un documento in¨¦dito de ETA en el que ofrece las claves de su comportamiento en la etapa anterior al proceso de di¨¢logo y a lo largo del a?o que dur¨®, 2006, as¨ª como de sus consecuencias.
El documento tiene un evidente valor. Era una pieza que faltaba por conocer de un proceso complejo. Tambi¨¦n permite confirmar los derroteros actuales de la banda terrorista, debilitada, aunque con capacidad de hacer da?o, como demostr¨® en junio y julio con los asesinatos de un inspector de polic¨ªa, de dos guardias civiles y del atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos. Su reconocido fracaso en el proceso de di¨¢logo explica la actual campa?a de violencia para tratar de ofrecer una imagen de fuerza e intentar otro proceso, as¨ª como su absoluta tutela sobre la izquierda abertzale.
El proceso de di¨¢logo con el Gobierno produjo en ETA "un desgaste interno impresionante", admite la banda
"La ruptura de la tregua ha intensificado las dudas sobre la lucha armada", admite el documento terrorista
El texto de ETA, elaborado hace pocos meses, a?o y medio despu¨¦s de la ruptura de la tregua en junio de 2007, recoge las conclusiones del debate interno de la banda sobre un proceso que ha marcado su futuro. El documento, redactado por la gente de Txeroki, es una enmienda a la totalidad a la gesti¨®n previa del proceso y a su desarrollo, protagonizado en su d¨ªa por Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera, y Arnaldo Otegi. "La iniciativa general se desarroll¨® desde una perspectiva err¨®nea del proceso de negociaci¨®n", se lee en el texto. Por primera vez, ETA admite que tuvo problemas de cohesi¨®n interna, lo cual "produjo un desgaste interno impresionante"; que, posteriormente, "se han intensificado las dudas sobre la lucha armada"; y que la izquierda abertzale "est¨¢ sometida a un debilitamiento general".
Los planteamientos de salida. El documento es autocr¨ªtico desde los mismos proleg¨®menos de aquel proceso, desde las conversaciones previas al alto el fuego de ETA -anunciado en marzo de 2006-, que mantuvieron el presidente del Partido Socialista de Euskadi (PSE) Jes¨²s Eguiguren y el representante de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, entre 2002 y 2005, para explorar las posibilidades de un final dialogado del terrorismo.
ETA constata hoy que los planteamientos de salida de Eguiguren y Otegi eran contradictorios. "La izquierda abertzale situ¨® esas conversaciones en el planteamiento de superar el actual marco jur¨ªdico-pol¨ªtico y acordar un marco democr¨¢tico dirigido a la soluci¨®n del conflicto entre los partidos de Euskal Herria. Por el contrario, aunque los representantes del PSOE mencionaron ese objetivo, tal y como se pudo ver a posteriori, ten¨ªan el fin de condicionar y desfigurar la l¨ªnea de la izquierda abertzale", dice el documento.
Ante este diferente planteamiento, ETA considera un error que la izquierda abertzale lo jugara todo al acuerdo con los socialistas "hasta situar en un segundo plano las dem¨¢s din¨¢micas". Se refiere a que descuid¨® la movilizaci¨®n de sus bases, que deb¨ªan haber condicionado a los socialistas en la mesa de negociaci¨®n.
El documento confirma tambi¨¦n el diagn¨®stico que hicieron los analistas m¨¢s expertos sobre las razones por las que ETA decidi¨® apostar por el proceso de di¨¢logo. El grupo terrorista reconoce que el cambio que supuso la victoria socialista de marzo de 2004 y el atentado del 11-M en Madrid fueron un est¨ªmulo.
La debilidad de ETA. La banda admite tambi¨¦n su propia debilidad como un factor negativo del proceso negociador. No hab¨ªa cometido asesinatos en los tres a?os anteriores a la declaraci¨®n de tregua de marzo de 2006. "Antes de empezar el proceso, la posici¨®n de la Organizaci¨®n (ETA) de cara a un proceso de negociaci¨®n era d¨¦bil. Junto con la vulnerabilidad de su estructura, era evidente la debilidad de su l¨ªnea armada en los ¨²ltimos tres a?os. Eso condiciona, desde su comienzo, el desarrollo de un proceso de negociaci¨®n", se lee en el texto de ETA.
De tal modo que llega a admitir: "Se daba un notable desequilibrio entre la estrategia represiva del enemigo y la l¨ªnea armada. En el mismo sentido, aparecer¨¢n una y otra vez dificultades para marcar los momentos pol¨ªticos importantes con la intervenci¨®n armada". Precisamente, lo que ETA interpreta hoy como debilidad fue la raz¨®n por la que el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero autoriz¨® el proceso: los tres a?os sin asesinatos.
ETA critica tambi¨¦n la ausencia de reacci¨®n de la izquierda abertzale antes y durante el proceso. Un ejemplo -ya lejano en el tiempo- de esa ausencia fue la detenci¨®n en Francia de uno de sus principales dirigentes, Mikel Antza, en octubre de 2004, cuando Eguiguren y Otegi daban los primeros pasos para preparar la tregua. "No se realiz¨® ninguna lectura profunda de esa operaci¨®n policial, de los objetivos que pretend¨ªa el enemigo. Pudo m¨¢s el inter¨¦s de avanzar en el proceso de negociaci¨®n, sin valorar si ese suceso ped¨ªa o no una revisi¨®n de la l¨ªnea".
ETA tambi¨¦n pone en cuesti¨®n sus decisiones anteriores a la declaraci¨®n de la tregua de 2006, como el cese de los ataques a los cargos electos, primero, y luego el cese de los atentados personales. Del mismo modo, se muestra cr¨ªtica, una vez iniciado el proceso de di¨¢logo, con la ausencia de respuesta a las detenciones policiales que el juez Fernando Grande-Marlaska orden¨® de una presunta red de extorsi¨®n de la banda. "Desde el comienzo del proceso se sucedieron ataques y ante esto la izquierda abertzale se situ¨® muchas veces en una defensa as¨¦ptica del proceso, m¨¢s que con una actitud ofensiva", se?ala el documento citado.
La conclusi¨®n de ETA es que "la iniciativa general se desarroll¨® desde una perspectiva err¨®nea del proceso de negociaci¨®n". Y establece como causa del error que "la Organizaci¨®n (ETA) le dio m¨¢s importancia a facilitar el camino para que el Gobierno entrara en el proceso de negociaci¨®n que al reforzamiento de su posici¨®n de fuerza en el proceso".
Errores de estrategia. ETA cuestiona hasta el dise?o de su estrategia negociadora y se acusa de "falta de determinaci¨®n y preparaci¨®n adecuadas para superar los obst¨¢culos que le pondr¨ªa el Gobierno".
Llega a precisar que los errores estrat¨¦gicos cometidos son dos. El primero es que no se pusieron "como es debido los pilares para el acuerdo pol¨ªtico entre los partidos". Se refiere a que las bases que Ternera y Eguiguren pactaron para lograr la tregua de marzo de 2006 eran muy gen¨¦ricas, carec¨ªan de "un dise?o definido para el proceso de negociaci¨®n entre los partidos". Esas bases eran un procedimiento de actuaci¨®n, una hoja de ruta del proceso: la fijaci¨®n de una mesa t¨¦cnica entre el Gobierno y ETA, cuyo objetivo era negociar paz por presos, y una mesa pol¨ªtica, con participaci¨®n de todos los partidos, de cuyo debate saldr¨ªa el acuerdo.
Las bases de Eguiguren y Ternera no fueron, por tanto, un pacto pol¨ªtico cerrado. Eso es lo que lamenta ETA. Y califica como un segundo error de la banda el que se pusiera "en la primera fila del proceso" la negociaci¨®n entre ETA y el Gobierno, "dejando en segundo plano la negociaci¨®n entre los partidos y en consecuencia el proceso que hay que llevar en Euskal Herria". As¨ª se explic¨® a la opini¨®n p¨²blica y la banda lamenta ahora que calase "ese punto de vista".
Con ese reconocimiento, ETA pone el dedo en la llaga del fracaso. El Gobierno intent¨® centrar el proceso de negociaci¨®n con ETA en el esquema paz por presos, basado en el punto 10 del Pacto de Ajuria Enea, recogido en la hoja de ruta que Eguiguren acord¨® con Ternera; y postergar el pacto pol¨ªtico a un futuro consenso entre todos los partidos. Pero ETA se empe?¨® en lograr un acuerdo pol¨ªtico previo entre partidos. Ese choque paraliz¨® el proceso y fue la raz¨®n ¨²ltima de su fracaso.
ETA deja hoy clara su posici¨®n: "El acuerdo entre Gobierno y ETA tiene sentido y validez tras cerrar un acuerdo pol¨ªtico entre los partidos. Si no, se queda debilitado y sin una base firme, tal y como demostr¨® la actitud de negaciones interminables mantenidas por el Gobierno de Espa?a en el proceso". Para que no haya ninguna duda, a?ade: "La principal intenci¨®n del Gobierno de Espa?a fue dirigir el proceso a un objetivo de conclusiones de conflicto sin contenido pol¨ªtico".
Se?ala como conclusi¨®n: "Aunque el acuerdo pol¨ªtico entre los partidos fuese la principal clave en el proceso, el acuerdo entre la Organizaci¨®n (ETA) y el Estado (la negociaci¨®n paz por presos) se convirti¨® en la muerte del proceso porque el Estado lo forz¨® sin descanso. Tambi¨¦n a los ojos de los ciudadanos".
Ciertamente, Zapatero pretendi¨® que Gobierno y ETA avanzaran en la negociaci¨®n de paz por presos durante el verano de 2006, tan s¨®lo tres meses despu¨¦s del alto el fuego. Pero ETA se neg¨® porque quer¨ªa antes la mesa de partidos. Hubo reuniones del PNV, PSE y Batasuna en el oto?o -las conversaciones de Loiola-, pero el intento de la banda de forzar un acuerdo pol¨ªtico en esa mesa, favorable a la autodeterminaci¨®n, paraliz¨® el proceso. Llegada a este punto, ETA se?ala como "otra grave carencia" que las dificultades negociadoras no se vieron compensadas por la presi¨®n de la calle.
El atentado de Barajas. Ante la paralizaci¨®n del proceso, en el oto?o de 2006, ETA decidi¨® pasar a la ofensiva con el robo de armas en el sur de Francia. La culminaci¨®n fue el atentado en el aeropuerto de Barajas, de diciembre de 2006, que cost¨® la vida a dos inmigrantes ecuatorianos e hiri¨® de muerte el proceso de di¨¢logo. "El Gobierno de Espa?a, manteniendo el proceso en una situaci¨®n de estancamiento, buscaba responsabilizar a la izquierda abertzale [de ese estancamiento] y en un factor pol¨ªtico de desgaste". Pero el documento etarra tambi¨¦n reconoce el fracaso del atentado en la T-4. "La acci¨®n de Barajas no mejor¨® las condiciones. Por su forma, origin¨® un desgaste de credibilidad a la Organizaci¨®n (ETA)" y "tampoco se relacion¨® con que la acci¨®n era una ofensa pol¨ªtica".
Una autocr¨ªtica tan severa se entiende por la existencia de disensiones internas en el interior de ETA y la izquierda abertzale, especialmente entre Josu Ternera y Otegi frente a Txeroki. El texto las admite, con la fraseolog¨ªa habitual en la banda: "En el movimiento de liberaci¨®n y en sus direcciones hab¨ªa diferentes formas de entender el proceso de negociaci¨®n".Y esas diferencias fueron "un problema interno que empapar¨ªa todo el proceso y produjo un desgaste interno impresionante". Ese problema de cohesi¨®n "tuvo una influencia inmensa y destructora en la izquierda abertzale en todos los pasos y decisiones pol¨ªticas del proceso".
Tras la ruptura. El an¨¢lisis que hace ETA de su propia trayectoria y de la izquierda abertzale tras la ruptura de la tregua -en junio de 2007- es demoledor. Reconoce que "no se consigui¨® marcar con una l¨ªnea efectiva de acciones armadas la ¨¦poca posterior a la ruptura del alto el fuego" y que "se ha creado un desequilibrio entre los ataques represivos del enemigo, algunos de gran dimensi¨®n pol¨ªtica, y la respuesta armada".
Sobre la situaci¨®n actual de la izquierda abertzale se muestra m¨¢s tajante: "Era imprescindible que la izquierda abertzale tomara la alternativa tras la ruptura de la tregua, pero s¨®lo la cogi¨® con el final del proceso y con el gas que todav¨ªa le ofrec¨ªa el proceso". Desde entonces "se ha ido apagando el protagonismo y la iniciativa de la izquierda abertzale", que, "a consecuencia de la influencia de la ruptura del proceso y la represi¨®n, se ha sumergido en un debilitamiento general".
Tambi¨¦n reconoce que "desde el proceso hasta ahora se ha ido debilitando la capacidad movilizadora" de la izquierda abertzale. Y tambi¨¦n, que "la ofensiva pol¨ªtica que ten¨ªa prevista con la ruptura del proceso qued¨® neutralizada con la intensificaci¨®n de la represi¨®n del Estado". Admite que "han salido a la luz los problemas de estructura" intensificados tras la ruptura de la tregua, que se traducen en "una falta de claridad sobre la apuesta pol¨ªtica".
Este lenguaje cr¨ªptico se aclara cuando dice que "se han intensificado las dudas" sobre la lucha armada porque "su influencia no fue tanta como era necesaria en el ciclo de confrontaci¨®n despu¨¦s del alto el fuego y porque muchas veces el Estado ha mostrado que es capaz de neutralizarlo".
Las conclusiones de este documento explican la orientaci¨®n actual de ETA. En vez de ser consecuente en el reconocimiento de su fracaso estrat¨¦gico, pone el acento en que compareci¨® d¨¦bil en el proceso de paz de 2006 y ahora se plantea una campa?a de atentados para ganar poder con la ut¨®pica pretensi¨®n de condicionar una nueva negociaci¨®n con el Gobierno. El documento deja tambi¨¦n clara su tutela sobre la izquierda abertzale, a la que niega autonom¨ªa e impone su pol¨ªtica. Que ahora pasa por la consecuci¨®n de un polo soberanista sin el PNV.
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