?Un l¨ªder para la independencia?
Joan Laporta, presidente del Bar?a, irrumpe en el universo independentista al final de un mandato exitoso deportivamente y empa?ado por el espionaje electoral
A m¨ª me gustar¨ªa reencarnarme en Guardiola", confes¨® Joan Laporta a unos amigos antes de alcanzar la presidencia del Bar?a.
-"?Guardiola?", respondi¨® con estupor su interlocutor, enumerando personajes de la historia a elegir, como Mozart, antes que al exquisito mediocentro.
-"S¨ª, ya lo s¨¦, ya lo s¨¦", dijo Laporta, admitiendo su debilidad. "Pero es que Guardiola es capit¨¢n del Bar?a y es catal¨¢n".
Casi 10 a?os despu¨¦s de esa conversaci¨®n, Laporta ha tocado el cielo cul¨¦ junto a su mito futbol¨ªstico ganando el triplete, pero guarda en su imaginario otra leyenda m¨¢s. La fotograf¨ªa la habr¨¢ visto cientos de veces: el actor Mel Gibson con la cara pintada cabalgando sobre las verdes colinas de Escocia y encarnando a William Wallace, el noble que lider¨® la revuelta contra Inglaterra en el siglo XIII. Jan, como as¨ª le llaman sus amigos a Laporta, siempre ha tenido a Braveheart entre sus pel¨ªculas preferidas y, cada vez que a los azulgrana les tocaba jugar en Glasgow, la comitiva oficial, si pod¨ªa, se desplazaba a Edimburgo, la capital de la patria de William Wallace, en una suerte de ¨ªntima romer¨ªa soberanista.
"?Acaso no somos m¨¢s que un club?", se pregunta el dirigente azulgrana defendiendo su derecho a opinar
"Si se va a Reagrupament, nos va bien porque restar¨¢ votos a ERC y por tanto al tripartito", dicen en Converg¨¨ncia
El sentimiento soberanista ha aumentado en Catalu?a seis puntos en los ¨²ltimos cuatro a?os
El episodio del espionaje es de consecuencias imprevisibles, pero, como el Ave F¨¦nix, ya ha renacido varias veces
El pasado 11 de septiembre, cuatro entidades independentistas organizaron en Barcelona la tradicional manifestaci¨®n de la Diada, que evoca la derrota de Catalu?a ante las tropas borb¨®nicas en 1714. Y, desde luego, dieron el golpe. Nunca en la vida hab¨ªan congregado tantas c¨¢maras de televisi¨®n y tantos fot¨®grafos al lograr un fichaje de excepci¨®n. Laporta ya hab¨ªa roto la norma sagrada de que ning¨²n presidente del Bar?a puede meterse en pol¨ªtica, pero atraves¨® el Rubic¨®n al encabezar la protesta. La situaci¨®n ha cambiado: Laporta est¨¢ en el ocaso de su carrera en el club, porque s¨®lo se permiten dos mandatos. Y se arriesga a que acabe empa?ado al trascender un oscuro episodio sobre el espionaje a vicepresidentes del club realizado por su director general, Joan Oliv¨¦, ex director de TV3.
Mientras languidece su etapa futbol¨ªstica, el abogado Laporta, de 47 a?os, coquetea con la pol¨ªtica. Acostumbrado a los micr¨®fonos, no par¨® de hacer declaraciones en la manifestaci¨®n de la Diada sobre los atropellos que sufre Catalu?a a manos de Espa?a. Junto a Carles Mora, alcalde de Arenys de Munt, el municipio barcelon¨¦s que provoc¨® una tormenta pol¨ªtica al convocar una consulta independentista, Laporta se coloc¨® en un extremo de la pancarta. Al cabo de unos minutos los convocantes, ojo avizor, lo situaron en el centro, justo donde dec¨ªa: "Volem un Estat propi". ("Queremos un Estado propio").
"?In-inde-indep¨¨n-den-ci-a!". Laporta no se cans¨® de corear el lema, levantar los brazos, saludar, alzar el pu?o, lanzar besos. Y de firmar aut¨®grafos. Estaba radiante. Debi¨® sentirse incluso un poco Braveheart. El kil¨®metro que separa la plaza Urquinaona del Arc del Triomf, en Barcelona, se convirti¨® en una especie de paseo triunfal de un emperador, que desat¨® el delirio entre los independentistas y la estupefacci¨®n e indignaci¨®n de otros ciudadanos y muchos cul¨¦s partidarios de no mezclar f¨²tbol y pol¨ªtica. "?Acaso no somos m¨¢s que un club?", se pregunt¨® despu¨¦s Laporta. "?Acaso desde hace m¨¢s de 100 a?os no venimos a hacer una ofrenda floral a Rafael Casanova?".
Laporta tir¨® ah¨ª de demagogia porque hasta el Partido Popular rinde pleites¨ªa al monumento al conseller en cap de 1714. "?Mi primer paso para meterme en pol¨ªtica?¡¤, se pregunt¨® despu¨¦s. "Que la gente piense lo que quiera. Esto es un acto de afirmaci¨®n democr¨¢tica". D¨ªas despu¨¦s, en la junta del club, Laporta aclar¨® que no era el momento de cambiar de aires. Su mensaje fue acogido con escepticismo por los directivos, enfrascados en la carrera electoral y contrarios en su mayor¨ªa a los candidatos del presidente: el catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Columbia, el neoliberal Xavier Sala-Mart¨ªn, y su amigo de la infancia y vicepresidente Alfons Godall.
Mientras se dirime la pugna en el Bar?a, Laporta ha sacudido el agitado mundo independentista. Las ¨²ltimas encuestas del Centro de Estudios de Opini¨®n de la Generalitat (CEO) sostienen que el sentimiento soberanista ha aumentado poco m¨¢s de cinco puntos en cuatro a?os: del 13,6% en 2005 al 19% 2009. Y la consulta de Arenys de Munt es un reflejo. Ya hace tiempo que el socialista Jos¨¦ Montilla, presidente de la Generalitat, habla del riesgo de que cuaje en Catalu?a la desafecci¨®n hacia Espa?a. Ferran Requejo, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Pompeu Fabra, achaca ese incremento al descr¨¦dito de la clase pol¨ªtica y al desencanto con asuntos como el del Estatut o el posible fallo adverso del Constitucional. "Las nuevas generaciones son m¨¢s desacomplejadas. La gente ha constatado que la Espa?a de las autonom¨ªas es una especie de enga?ifa", alega.
El universo independentista est¨¢ fragmentado y parte de ¨¦l, fuera de la Generalitat. Y a r¨ªo revuelto, puede pescar Laporta. Esquerra Republicana (ERC) sufri¨® una escisi¨®n de su ala m¨¢s radical, que se sinti¨® traicionada despu¨¦s de pactar con Montilla el segundo tripartito. Ese mundo, cuyo eje es la independencia de por s¨ª, se ha articulado alrededor de Reagrupament, una asociaci¨®n liderada por Joan Carretero, ex consejero de Gobernaci¨®n, que aspira a presentarse a las auton¨®micas de 2010 y que ya ha contactado con Laporta. Las velocidades tambi¨¦n cuentan: la ERC del tripartito es gradualista y la escindida querr¨ªa ir directamente al Estado propio. No s¨®lo est¨¢n ellos: hay una constelaci¨®n de entidades como Soberania i Progr¨¦s; Plataforma pel Dret a Decidir o Deu Mil en Xarxa que consideran que con Espa?a ya no hay nada que hacer.
"Pero, ?es qu¨¦ se ha vuelto loco? Ahora, cada vez que viajamos a otras partes de Espa?a, tenemos que explicar que no todos pensamos como ¨¦l", afirma sobre Laporta un ex directivo del Bar?a que prefiere el anonimato. "Tengo un amigo ganadero de Lleida que me ha llamado hecho una furia. Ven¨ªa de La Rioja y le han dicho si todos ¨¦ramos como Laporta. Y encima, lo de Santander". La escena fue la siguiente: el presidente de Cantabria, Miguel ?ngel Revilla, revel¨® que tuvo con Laporta una charla antes del Racing-Bar?a, en la que ¨¦ste le dijo: "Espa?a est¨¢ machacando a Catalu?a". "No todos los catalanes son como ¨¦l", se?al¨® Revilla. "Catalu?a es un pueblo trabajador, pero la gente que no est¨¦ tan informada identifica a los catalanes como este personaje". Laporta replic¨®: "Respeto su opini¨®n y pido que respeten la m¨ªa".
A Oleguer, un ex azulgrana ahora en el Ajax, le tiraron de las orejas m¨¢s de una vez en el club por difundir sus ideas independentistas. Laporta est¨¢ haciendo lo mismo aunque nunca ha enga?ado a nadie. No es un advenedizo en pol¨ªtica. En 1996, ingres¨® en el Partit per la Independencia (PI) de ?ngel Colom y la periodista Pilar Rahola, nacido de una escisi¨®n de ERC. Laporta lleg¨® de la mano de Albert Perr¨ªn, un directivo que conoc¨ªa a Colom desde la Assemblea de Catalu?a. Puso dinero en un proyecto que no prosper¨®.
"Ya era abiertamente independentista, inequ¨ªvocamente republicano y un exaltado catalanista y, sin ser de izquierdas, tampoco era un conservador", le describe de forma apasionada Rahola. "Ya ten¨ªa muy claro que quer¨ªa un Estado propio y nos ayud¨®. Celebro su claro compromiso. Ya me gustar¨ªa que gente de diferentes ¨¢mbitos lo tuviera", abunda Colom, ahora en Converg¨¨ncia y que ha vivido los ¨²ltimos a?os en Marruecos. "Laporta es un embajador real de Catalu?a. Es m¨¢s conocido que muchas personalidades europeas".
Rebelde, transgresor, obstinado y poco amante del di¨¢logo, Laporta siente que tiene madera de l¨ªder y capacidad para meterse en pol¨ªtica con la misma convicci¨®n con que se propuso cambiar la historia del Bar?a. El 15 de junio de 2003, se convirti¨® en el presidente m¨¢s votado al vapulear la candidatura de la burgues¨ªa liderada por el publicista Llu¨ªs Bassat, el abogado Miquel Roca, el presidente de Abertis, Salvador Alemany, y su ¨ªdolo Guardiola. En el Miniestadi celebr¨® la victoria con uno de los hijos de Jordi Pujol y sus fieles lo aclamaron: "?Laporta president, Catalunya independent!". Y no tard¨®, como le gusta decir, en fer pais: en el primer congreso de pe?as habl¨® s¨®lo en catal¨¢n ante muchos hinchas de otros puntos de Espa?a -los otros a?os, ya no-; retir¨® la bandera espa?ola de La Masia [el centro de la cantera azulgrana]
; oblig¨® a los fichajes a comprometerse con la realidad catalana [hablar y escribir en catal¨¢n]; el Camp Nou acogi¨® el Correllengua de los Pa?sos Catalans; en 2005, despleg¨® una pancarta en favor del nuevo estatuto. Y en 2006 dio el golpe cuando se dej¨® fotografiar junto a Artur Mas, el candidato de CiU, en la campa?a de las auton¨®micas. El revuelo fue tal que se retrat¨® con Montilla un d¨ªa despu¨¦s.
Si en ese momento una foto con Laporta era anhelada, hoy no est¨¢ tan claro. Su idilio con CiU se ha roto: por dos veces le reproch¨® con dureza a Mas haberse alineado con el ex vicepresidente azulgrana Sandro Rosell en 2008, durante la moci¨®n de censura que le present¨® un grupo de socios. "Dudo que vaya a dar ahora el salto a la pol¨ªtica. Todo esto es marear la perdiz", coment¨® Mas hace unos d¨ªas. "Si se va a Reagrupament, restar¨¢ votos a ERC y, por tanto, a Montilla y al tripartito y eso nos va bien", a?aden en CiU. Y con Esquerra, pese a tener buena relaci¨®n con algunos de sus dirigentes, nunca ha ido m¨¢s all¨¢. "No todo el independentismo cabe en nuestro partido. Y eso quiere decir que va creciendo", apuntan en ERC, algo descolocada porque fue desbordada con la votaci¨®n de Arenys y porque no tiene a Laporta.
"No imagino a Laporta en una estructura de partido", comenta un observador de la realidad catalana. "Los pol¨ªticos de toda la vida lo destrozar¨¢n. Llevan a?os esperando su turno y ?le van a ceder su puesto? ?Se lo va a quitar a Mas? ?A Xavier Trias [el hombre de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona]
? S¨®lo le veo en Reagrupament". Y en ese joven movimiento estar¨ªan encantados de tenerle. "Ser¨ªa sensacional", asegura Carretero, su dirigente. "Participo de su parecer", le elogi¨® Laporta. "Unidos [los independentistas] podemos ser invencibles".
El escenario les acompa?a con las votaciones soberanistas en marcha en unos 60 municipios. "El proceso ir¨¢ languideciendo pero es tan malo sobredimensionarlo como despreciarlo", sostiene el diputado de CiU Francesc Homs. "Cuando alguien tan sensato como Agust¨ª Bassols, un ex consejero de la Generalitat y militante de Uni¨® Democr¨¤tica, llega a la conclusi¨®n de que la ¨²nica soluci¨®n es la independencia, es que pasa algo". Pero CiU juega porque Artur Mas, por ejemplo, habr¨ªa votado s¨ª en Arenys. Y Colom a?ade: "He estado muchos a?os fuera y he constatado con tristeza como ha descendido el uso del catal¨¢n pero ha aumentado la conciencia nacional. Hay menos complejos, incluso por parte de los inmigrantes".
Laporta ser¨¢ dentro de poco un l¨ªder sin trabajo y al independentismo le falta un rostro popular. ?Casar¨¢n esas dos realidades? Falta verlo; y saber c¨®mo le afecta el espionaje en el seno del club, de consecuencias imprevisibles. Pero, acabe como acabe, no parece que vaya a frenarle. Como el Ave F¨¦nix, Laporta ha renacido varias veces: se sobrepuso al episodio en que su cu?ado confes¨® haber estado hasta 2003 en la Fundaci¨®n Francisco Franco y, sobre todo, a la moci¨®n de censura en el club, que super¨® por los pelos en 2008. De los 14 directivos que le acompa?aron en su aventura en 2003, s¨®lo quedan cuatro y dos de ellos han sido espiados. Tocado por la suerte, igual que su idolatrado Cruyff, fue visionario al apostar por Rijkaard cuando estaba hundido (le dio una Champions) y por un aprendiz como Guardiola (el triplete). Su vida la han configurado el Bar?a y una Catalu?a soberana. Ni en el mejor de sus sue?os pod¨ªa imaginar ganar dos Champions. Y ahora falta saber si este hombre, que ha llevado en su m¨®vil la m¨²sica de Els Segadors o la banda sonora de Braveheart, es el l¨ªder que el independentismo quiere.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.