"Quiero que el dinero que ganamos aqu¨ª se quede aqu¨ª"
Naci¨® en Ja¨¦n y es independentista. "Quiero que el dinero que ganamos aqu¨ª se quede aqu¨ª", explica Encarna Ojeda, en un exquisito catal¨¢n, sentada en el parque mientras la ni?a que cuida disfruta en los columpios. Tiene 62 a?os y lleva desde los 10 en Arenys de Munt. Ahora est¨¢ jubilada, pero antes era tejedora. No le gusta que los catalanes, entre los que se cuenta, tengan que pedir dinero a Madrid cuando lo necesitan, por eso vot¨® a favor de la independencia en la consulta que se celebr¨® en este municipio el domingo 13 de septiembre. "Nos tratan mal", a?ade, en referencia al resto de Espa?a. Y recuerda que una vez viaj¨® con unos amigos a Madrid para ver un partido de hockey. Estaban sentados en primera fila, hablando catal¨¢n, y los de la fila de atr¨¢s les reprendieron por no usar el espa?ol. "Nunca conseguiremos separarnos porque dependen mucho de Catalu?a", sentencia.
Su caso no es el ¨²nico. Xavier Oller, de 64 a?os, es catal¨¢n de pura cepa. Sus abuelos, sus bisabuelos, sus tatarabuelos... Todos de la tierra. Pero sus suegros, no: llegaron a Arenys desde Murcia y Almer¨ªa. Por consiguiente, ni su mujer ni sus hijos proceden de una estirpe de catalanes puros. Eso no es impedimento para que Oller se declare "radical, separatista". La postura de Esquerra Republicana de Catalu?a le parece tibia, por no hablar ya de la de Converg¨¨ncia i Uni¨®. Pide que Catalu?a sea un pa¨ªs m¨¢s de Europa, los federalismos no le convencen. "Nuestro hermano mayor no nos trata bien, nos castiga", arremete contra lo que ¨¦l llama Espa?a. Y pone como ejemplo que el primer tren de alta velocidad uni¨® Madrid con Sevilla, en lugar de con Barcelona. "Fuera viven mejor, tienen m¨¢s funcionarios", asegura. Quiere que su dinero se quede en casa. Aunque deja claro que es una cuesti¨®n de administraciones, no de ciudadanos. Todos, catalanes y no catalanes, son igual de buenos o malos a sus ojos.
"Nos tienen man¨ªa"; "nos ven como extraterrestres"; "ser independientes es ser m¨¢s libres"; "fuera, si hablas catal¨¢n, parece que tienes la peste"; "los ni?os en las escuelas aprenden catal¨¢n, pero luego en casa hablan castellano"; "una cosa es Catalu?a y otra es Espa?a"... Los argumentos se repiten entre la veintena de ciudadanos independentistas consultados al azar en Arenys. Otra decena ha asegurado que le da igual la consulta y la independencia, y s¨®lo unos pocos han dicho estar en contra. Los motivos entre los secesionistas coinciden: el dinero, el rechazo del resto de Espa?a y una identidad propia.
Merc¨¨ no vacila. "El catal¨¢n es distinto por todo en general. Hay mil ejemplos", asegura, mientras pasea a su perro. Pero despu¨¦s de pensarlo, s¨®lo se le ocurre la lengua. El que est¨¦ en Catalu?a, que se exprese en catal¨¢n, sostiene la mujer de 74 a?os. No como el marido de su sobrina, que lo entiende pero no lo habla. A pesar de sus sue?os nacionalistas, no cree que llegue a ver un Estado catal¨¢n: "Vivimos todos muy mezclados".
La lengua preocupa tambi¨¦n mucho a Montserrat Garriga, de 49 a?os. Defiende que todo residente en Catalu?a tiene "la obligaci¨®n" de conocerla. Y pone como ejemplo a la doctora navarra que la ha estado tratando en un hospital p¨²blico. "Le hablo en catal¨¢n y ella me responde en castellano". Le parece bien que le entienda, pero le gustar¨ªa que diera un paso m¨¢s y lo hablara. "No es justo", lamenta. "No me siento espa?ola, nunca me he sentido. Ni cuando era peque?a, que todos eran espa?oles", a?ade. Para David Molina, obrero de la construcci¨®n de 29 a?os, la cosa es mucho menos grave. "El dinero sale y no vuelve", expone el hombre, que se define como catal¨¢n "con padres extranjeros", nacidos en Granada. La econom¨ªa le parece suficiente motivo para pedir la independencia. Por lo dem¨¢s, no ve diferencias con el resto de Espa?a.
Pero Josep Maria Mart¨ªnez, fot¨®grafo de 38 a?os, s¨ª observa caracter¨ªsticas distintivas. Opina que los catalanes est¨¢n m¨¢s cerca de Europa que los andaluces. "Cuando sales fuera te sientes desplazado. No nos entienden y no nos quieren entender", dice. Pere Cullet, de 29 a?os, hijo de empresarios y futuro due?o de la poller¨ªa de sus padres, est¨¢ de acuerdo con ¨¦l: "Nos tienen mucha man¨ªa. S¨®lo hay que ver la televisi¨®n". La lista de personas consultadas es m¨¢s larga. Muchos reconocen que votaron que s¨ª a la independencia s¨®lo porque la Abogac¨ªa del Estado intent¨® parar la consulta; otros, por apoyar a los convocantes; otros, para quejarse de que el Estatuto est¨¦ en los tribunales a pesar de haber sido aprobado por refer¨¦ndum. Pero no albergan un sentimiento real de separatismo. Entre los que s¨ª llevan en el coraz¨®n una Catalu?a independiente es recurrente la queja por tener que pagar el uso de las autopistas y el reparto desigual del dinero. Quiz¨¢ si gestionan ellos sus cuentas les saldr¨¢n mejor los n¨²meros. "Que nos dejen probarlo", piden. Pero se muestran muy esc¨¦pticos con el futuro. "Espa?a es una vaca y Catalu?a son sus ubres", dibuja metaf¨®ricamente un empresario hostelero de 42 a?os.
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