Jugar con miedo
Esta es la Espa?a que hace a?os se mostraba infatuada al mundo como un ejemplo de tr¨¢nsito milagroso a la democracia y que ahora es noticia por su incapacidad para reconocer su pasado. La imagen actual parece m¨¢s apropiada, la de una sociedad inmadura, infantil, atemorizada. Nuestra mitificada Transici¨®n fue en aquellos t¨¦rminos porque hab¨ªa terror a lo que hab¨ªa hecho aquella derecha terrible y a lo que pod¨ªa hacer, y hoy la Ley de la Memoria Hist¨®rica no puede realizarse simplemente porque la derecha lo obstaculiza de todas las maneras posibles. ?sta Espa?a castiga a quien pretende una democracia sin miedo, es la que juzga a Baltasar Garz¨®n. Qu¨¦ ejemplo se ha pretendido dar al mundo y cu¨¢l se da.
Feij¨®o dice que es un dem¨®crata, pero desde A Coru?a Carlos Negreira le recuerda las ra¨ªces
La contradicci¨®n en realidad funciona, se trata del poli bueno y del malo, del palo y de la zanahoria
Nuestra derecha terrible, la que sali¨® del franquismo fusilando. Hoy, d¨ªa 27 de septiembre, es el aniversario de los cinco antifranquistas fusilados, tres vascos y dos gallegos. Franco les exigi¨® a los miembros de su Gobierno la aprobaci¨®n de aquellas cinco penas de muerte y uno a uno la pronunciaron en voz alta. Aquellos cinco j¨®venes fueron fusilados de madrugada por un pelot¨®n de polic¨ªas y guardia civiles voluntarios, si no hubiesen sido fusilados se hubiesen beneficiado un par de a?os m¨¢s tarde de la ley de amnist¨ªa que benefici¨® a todos los presos pol¨ªticos y tambi¨¦n a los franquistas. Hoy tendr¨ªan sesenta y algo a?os. Ninguno de aquellos ministros ensangrentados tuvo que responder ante un tribunal por sus delitos.
Es esa misma derecha que pervive en el callejero de A Coru?a, junto con la estatua de Mill¨¢n Astray. La que la actual derecha coru?esa evoca como su pasado a conservar, sus ra¨ªces profundas. El fantasma de su a?orado yate Azor por la r¨ªa.
Esas ra¨ªces est¨¢n tan vivas que condicionan el d¨ªa a d¨ªa del Partido Popular, donde los elementos m¨¢s dem¨®cratas son constantemente desbordados por esa rabia violenta que aflora aqu¨ª y all¨ª. Como hay un ¨²nico partido de derechas, hablar de la derecha es hablar del Partido Popular, el que env¨ªa a Europa a un parlamentario que defiende el franquismo, pues ¨¦l y su familia vivieron entonces pl¨¢cidamente. El hombre lo dice con naturalidad, habla desde su mundo, a ¨¦l le fue bien y si a otros los fusilaron o se exiliaron o los metieron presos o vivieron humillados es su problema. Junto a esa placidez tan cort¨¦s y modosa de Mayor Oreja est¨¢ la violencia de otros, como cuando el alcalde de Vilanova de Arousa grit¨® en la Radio Galega "?esos rojos de mierda!". Y quien conozca la historia de nuestro pa¨ªs sabe muy bien lo que le hicieron cuando pudieron a "esos rojos de mierda", los fusilaron de madrugada.
Alberto N¨²?ez Feij¨®o dice que es un dem¨®crata pero desde A Coru?a Carlos Negreira le recuerda las ra¨ªces, ¨¦sa es la contradicci¨®n que aparentemente es molesta. Pero esa contradicci¨®n en realidad les funciona bien, se trata del polic¨ªa bueno y el polic¨ªa malo o la zanahoria y el palo. Uno es dem¨®crata y el otro reivindica a los golpistas, uno dice respetar el gallego y el otro le zurra. Al final te han metido un tortazo pero viene otro se?or y te dice que no hay mala intenci¨®n. Y bien o mal les va funcionando, unas veces s¨ª y otras veces no, ah¨ª estuvo Feij¨®o en la oposici¨®n cuatro a?os y ah¨ª tienen a Mariano Rajoy haciendo oposiciones seis a?os, pero en todo caso es su estilo. No saben hacerlo de otra forma, no saben hacerlo como los dem¨®cratas: sin usar el miedo, sin atemorizar. Porque no hay enga?o, la derecha nos atemoriza y por eso nos lo recuerdan.
Y ese estilo de hacer pol¨ªtica liquidando sin piedad al adversario lo hemos visto aqu¨ª de primera mano cuando Fraga se asent¨® en Galicia. Vimos el asentamiento de la censura, censura que a¨²n perdura en algunos peri¨®dicos y medios de comunicaci¨®n que reciben sabros¨ªsimas subvenciones de dinero p¨²blico (para seguir censurando). Y vimos las campa?as de descr¨¦dito para liquidar la imagen y el nombre de quienes eran d¨ªscolos e inc¨®modos. No se contestaba a sus argumentos, no se les trataba como adversarios a quienes hay que combatir con razones, como nos obliga la democracia, sino como enemigos a los que liquidar.
Y ya lo estamos viendo de nuevo, la misma derecha, o peor. Ah¨ª est¨¢ la denuncia contra el secretario de los socialistas gallegos, Pachi V¨¢zquez, por las obras de reforma de su casa. Es el mismo ataque sucio de siempre. No merece detallar una cr¨ªtica a esa actuaci¨®n, s¨®lo merece ser denunciada como lo que es, la derecha liquidadora de siempre en acci¨®n. Los de siempre.
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