Estructuraci¨®n militar europea: un vac¨ªo vital
Estrasburgo es un gran mirador del escenario europeo, as¨ª como el mando del Eurocuerpo es una singular atalaya de su dimensi¨®n militar. Desde ellos se constata con cierta pena el enorme d¨¦ficit defensivo europeo, porque la ausencia de una capacidad defensiva propia, aut¨®noma y suficiente margina a Europa en un futuro orden multipolar.
Jean Monet dec¨ªa que Europa se unifica alrededor de grandes proyectos concretos. Pero en la seguridad y la defensa no se ha lanzado todav¨ªa un proyecto serio de vertebraci¨®n. Y sin una s¨®lida Europa de la defensa no habr¨¢ Europa pol¨ªtica. Porque, m¨¢s all¨¢ de declaraciones de tono europe¨ªsta y ansia medi¨¢tica, los hechos muchas veces muestran desinter¨¦s (cuando no incompetencia) y agendas nacionales prioritarias. Falta liderazgo y voluntad pol¨ªtica para comprometerse definitivamente con la Europa de la defensa. Por eso necesitamos el Tratado de Lisboa que, entre otras cosas, deber¨¢ abrir el camino a una Pol¨ªtica Com¨²n de Seguridad y Defensa (PESD). Con Tratado (mejor) o sin ¨¦l, hay que seguir perfeccionando lo que ya existe como, por ejemplo, el sistema de los battle groups, a¨²n poco cre¨ªbles por su gran d¨¦ficit de interoperabilidad; la formalizaci¨®n del Consejo de Ministros de Defensa, que vendr¨¢ cuando exista pol¨ªtica com¨²n, o la Agencia Europea de Defensa, de tan enormes implicaciones industriales. Pero estos objetivos, reconozc¨¢moslo, no son muy frescos.
Sin una capacidad defensiva propia, aut¨®noma y suficiente, Europa se margina del futuro
La estructuraci¨®n militar europea es un gran proyecto que demanda urgente actuaci¨®n si se quiere realmente dar un impulso cre¨ªble a la PESD. Los cuarteles generales y unidades de fundamento genuinamente europeo no tienen una relaci¨®n estructurada y formal con los ¨®rganos militares superiores de la Uni¨®n Europea (Comit¨¦ Militar o Estado Mayor). Las relaciones entre unos y otros son casi "clandestinas", exceptuando la que existe entre el Eurocuerpo y la Brigada franco-alemana, que, aunque m¨¢s formalizada, es perfectible. Y esa indefinici¨®n hay que resolverla abordando una estructura que d¨¦ sentido a la Europa de la defensa, la cual, como objetivo pol¨ªtico, hay que construirla con y no contra los americanos. Y podemos hacerlo; al fin y al cabo, ellos tambi¨¦n necesitan una Europa fuerte y unida.
De la misma manera, no es leg¨ªtimo apuntalar la OTAN a base de pisotear las aspiraciones europeas. Habr¨ªa que redimensionar a la baja las estructuras de la OTAN, abordar una estructura militar genuinamente europea (aunque fuera inicialmente sencilla para "echar a andar") y acordar a dos, Uni¨®n Europea y Estados Unidos, el mantenimiento de los necesarios niveles de seguridad continental durante ese proceso de transformaci¨®n.
El primer gran paso de este gran proyecto ser¨ªa el establecimiento de una vez por todas de un cuartel general europeo de operaciones, capaz de realizar el planeamiento y la conducci¨®n (¨¦ste es el aspecto clave) de las operaciones auspiciadas por la UE, as¨ª como de integrar las diversas capacidades de gesti¨®n de crisis (militares, civiles, policiales, etc¨¦tera) de la Uni¨®n. De ese cuartel general habr¨ªan de "colgar" luego, directa o indirectamente, los cuarteles generales, las unidades multinacionales y otras organizaciones como, por ejemplo, la eurogendarmer¨ªa, todos ellos ya existentes.
Ante esta idea los otanistas, los de siempre y los conversos, saltan enseguida con el vetusto argumento de la duplicaci¨®n. Les dir¨ªa que la racionalizaci¨®n militar es un vac¨ªo vital, una necesidad urgente a satisfacer, naturalmente si se tiene la convicci¨®n de que los europeos no tenemos mejor destino com¨²n que Europa. Les a?adir¨ªa que mejor ser¨ªa que no fundamentaran su p¨¢nico en Europa, sino en un concreto teatro asi¨¢tico donde paulatinamente se acrecienta el riesgo de dar al traste con la propia Alianza en poco tiempo. Por el contrario, duplicaci¨®n es eso que el ministro franc¨¦s Morin se?alaba en el diario La Croix en marzo de 2008: "La OTAN debe someterse a una profunda racionalizaci¨®n: coste global, efectivos, n¨²mero de estados mayores. Recordemos que la OTAN tiene un presupuesto de 2.000 millones de euros, m¨¢s de 22.000 personas empleadas a jornada completa (para 66.000 personas en operaciones) y cerca de 300 comit¨¦s diversos".
La nueva plantilla OTAN (en la que, por cierto, Espa?a ha salido regular) no disminuye precisamente el n¨²mero de estrellas de generales y alimenta algunas estructuras ya superfluas, cambiando sus nombres y atribuy¨¦ndolas capacidades que ni tienen ni, previsiblemente, tendr¨¢n. ?Y qu¨¦ decir de la pl¨¦yade de grupos de trabajo y mentores de "generaci¨®n espont¨¢nea" que, a lomos de los presupuestos de la OTAN (y nacionales), cabalgan alegremente de aqu¨ª para all¨¢ no se sabe bien para qu¨¦? Verdaderamente, todo esto s¨ª que es una tremenda duplicaci¨®n.
Espa?a presidir¨¢ la UE en el primer semestre de 2010. Puede ser una etapa de desarrollo unitario si, felizmente, el Tratado de Lisboa entra en vigor. Uno, al despedirse del mirador y de la atalaya de Estrasburgo, piensa que lanzar y abrir seriamente el camino para el vital proyecto de estructuraci¨®n militar europea podr¨ªa ser un gran objetivo de nuestra presidencia. Es una cuesti¨®n de voluntad, coherencia y competencia. ?Las hay?
Pedro Pitarch es teniente general.
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