Coto a la dictadura del Photoshop
Las t¨¦cnicas de retoque de fotograf¨ªa se aplican ya sin l¨ªmites a famosos y pol¨ªticos - Francia y Reino Unido debaten si hay que avisar cuando se manipula la imagen en carteles o reportajes
A finales de los a?os ochenta, el diario Pravda tom¨® la costumbre de retocar las fotos de Mijail Gorbachov para eliminar una mancha de nacimiento que el entonces presidente de la URSS luc¨ªa en la frente. Dos d¨¦cadas despu¨¦s, la revista Paris Match hizo desaparecer los michelines del presidente franc¨¦s Nicol¨¢s Sarkozy, fotografiado en ba?ador durante unas vacaciones. Este tipo de liftings o liposucciones virtuales, realizados con sencillos programas de ordenador como el famoso Photoshop, estar¨¢n regulados si prospera la propuesta lanzada la semana pasada por la diputada francesa Val¨¦rie Boyer, que pertenece al mismo partido que Sarkozy. Modificar la imagen de un pol¨ªtico, o de una modelo, no ser¨¢ ilegal, pero los ciudadanos tendr¨¢n derecho a saberlo. La iniciativa que tienen sobre la mesa los parlamentarios franceses aspira a que sea obligatorio advertir de la utilizaci¨®n del Photoshop. De ese modo, las im¨¢genes tratadas deber¨ªan ir acompa?adas de este aviso: "Fotograf¨ªa retocada para modificar la apariencia f¨ªsica de una persona".
Los 'lifting' digitales se utilizan en campa?as para ganar votos
Una cosa es editar y otra manipular la informaci¨®n que se transmite
Mentir sobre la imagen puede volverse en contra del candidato
La eliminaci¨®n de la mancha en la frente de Gorbachov abri¨® el camino
Francia sigue as¨ª los pasos de Reino Unido, uno de los primeros pa¨ªses en alertar sobre los nocivos efectos que la manipulaci¨®n de los rostros puede tener en el p¨²blico. Y especialmente entre los menores. De ah¨ª que los parlamentarios brit¨¢nicos aplaudan la idea de prohibir los arreglos en anuncios protagonizados por menores de 16 a?os.
La norma francesa -cuyo incumplimiento acarrear¨ªa una multa de 37.500 euros- no s¨®lo va dirigida a las campa?as publicitarias. Abarca tambi¨¦n las fotograf¨ªas de prensa, las art¨ªsticas e incluso los carteles de los pol¨ªticos que visten las vallas durante las campa?as electorales. "?Qu¨¦ credibilidad puede tener un pol¨ªtico cuya imagen no se ajusta a la realidad?", se pregunta la directora de una revista del grupo de comunicaci¨®n Hachette Filipacchi (editor de publicaciones como Paris Match, Elle, Quo, Fotogramas o Diez Minutos). La clase pol¨ªtica ha ca¨ªdo en excesos que rozan el rid¨ªculo. La candidata socialista S¨¦gol¨¦ne Royal apareci¨® en un cartel electoral tan rejuvenecida que los franceses se preguntaban si ten¨ªa edad suficiente para ser candidata a la presidencia francesa.
Ejemplos como ¨¦ste ponen de manifiesto que la pol¨ªtica ha hecho suyas las armas que utiliza la moda. La cuesti¨®n es si ambas esferas pueden regirse por las mismas normas. Para Gonzalo S¨¢nchez-Ta¨ªz, director general de la agencia McCann Erickson, "al final, lo que se est¨¢ tratando de vender es un producto pol¨ªtico y es leg¨ªtimo que los candidatos traten de sacar su mejor imagen". Por eso considera l¨®gico que se retoquen sus fotos y ver¨ªa, igualmente leg¨ªtimo que fuera acompa?ada de una leyenda -"en peque?o"- advirtiendo de que ha sido retocada. No obstante, sostiene que el uso del Photoshop en este tipo de propaganda puede tener efectos negativos para quien los emplea. "Est¨¢ bien un retoque leve, pero si es muy evidente puede ser contraproducente".
Una m¨ªnima modificaci¨®n puede convertirse en una burda manipulaci¨®n. El diario franc¨¦s Le Figaro se vio salpicado el a?o pasado por un esc¨¢ndalo may¨²sculo cuando public¨® en primera p¨¢gina una fotograf¨ªa de la entonces ministra de Justicia Rachida Dati de la que hab¨ªa sido borrado un espectacular anillo. En la instant¨¢nea original -desvelada por el semanario L'Express- Dati luc¨ªa una joya de oro gris con diamantes dise?ada por la casa Chaumet. El anillo, bautizado como Liens (Lazos), estaba valorado en m¨¢s de 15.000 euros.
"Manipular la imagen de una persona es falsear la verdad. Es adulterar la informaci¨®n. La informaci¨®n se adultera tanto si se falsea una foto como un texto", dice tajante la misma periodista de Hachette. "Es como si a una persona que no habla correctamente se le cambian sus declaraciones para que parezca un acad¨¦mico". Las concesiones al Photoshop son ¨ªnfimas: "Puede servir para quitar una mancha en un traje. Pero barrerle la cara a una persona para que parezca 15 a?os m¨¢s joven es deformar la verdad".
Lo cierto es que siempre se han utilizado trucos para realzar determinados rasgos. La luz es uno de los m¨¢s antiguos y eficaces. Pero una vez tomada la fotograf¨ªa, lo que se publicaba era lo que la luz aportaba a la imagen de una persona.
M¨¢s de 15 a?os parec¨ªa haber rejuvenecido Manuel Fraga en sus ¨²ltimos carteles electores. Daniel Rodr¨ªguez, director general de la empresa 6W Comunicaci¨®n, recuerda que en las fotograf¨ªas de candidatos espa?oles es habitual que se realicen "peque?os retoques inform¨¢ticos que eliminen alg¨²n vello de la nariz y orejas, sombras de la barba o que den luminosidad al rostro". "Son detalles que hubieran destacado en una valla publicitaria de grandes dimensiones y que, adem¨¢s, se podr¨ªan eliminar de verdad a trav¨¦s de un tratamiento est¨¦tico", aclara. "Sin embargo, modificar su imagen hasta el punto de que pueda contrastar con la propia percepci¨®n del ciudadano a trav¨¦s de la televisi¨®n (cambio de color de pelo, eliminaci¨®n de papada y arrugas, rejuvenecimiento) puede resultar poco rentable en t¨¦rminos de campa?a".
Y es justamente este riesgo el que ha mitigado el uso, o el abuso, del Photoshop entre los pol¨ªticos. "?Qu¨¦ votante indeciso entregar¨¢ su voto al pol¨ªtico del que piense que ha mentido sobre su propia imagen? ?Qu¨¦ asesor recomienda la ficci¨®n de su candidato?", se pregunta Rodr¨ªguez. "Los ciudadanos buscamos en los candidatos carisma, conexi¨®n, empat¨ªa y valoramos que nos trasladen confianza, credibilidad, liderazgo, honestidad y soluciones".
Los spots pol¨ªticos est¨¢n a caballo entre la publicidad pura y dura (la comercial, destinada a vender un producto) y la informaci¨®n. Cada una con sus normas. El Reino Unido ha impulsado f¨®rmulas para evitar el uso del Photoshop en determinados anuncios. Varias revistas integradas en la Asociaci¨®n de Publicaciones Peri¨®dicas (entre ellas Vogue y la edici¨®n local de Hola) han admitido los efectos nocivos que acarrea presentar cuerpos (sobre todo femeninos) que alimentan una est¨¦tica irreal. El Consejo Brit¨¢nico de la Moda y las autoridades sanitarias han concertado esfuerzos para poner freno a esas im¨¢genes distorsionadas, y muchas veces, inveros¨ªmiles. Trucar desde un ordenador el rostro de las estrellas est¨¢ a la orden del d¨ªa. Lo sabe bien la actriz brit¨¢nica Keira Knightley, cuyo volumen pectoral aument¨® m¨¢gicamente en el cartel promocional de la pel¨ªcula El rey Arturo. Pero no todas las celebrities est¨¢n por la labor. Las tambi¨¦n actrices Kate Winslet y Emma Thompson no han dudado en acudir a los tribunales para defenderse de los retoques inform¨¢ticos. Creen que son un ejemplo malsano para muchas mujeres (especialmente adolescentes) que encuentran en su imagen (estilizada artificialmente) un falso, ilusorio y falaz canon de belleza.
"No echemos a la publicidad toda la culpa", reclama Daniel Campo, director de la revista especializada El Publicista, consciente de que los anuncios son s¨®lo una parte. "La educaci¨®n y el entorno tambi¨¦n juegan su papel. El ciudadano sabe distinguir perfectamente y no es necesario advertirle mediante ning¨²n aviso de que una imagen ha sido tratada"
Los derroteros por los que ha evolucionado la publicidad los conoce bien Sergio Rodr¨ªguez, autor de Busque, compare y, si encuentra un libro mejor, ?c¨®mprelo! (Electra), un t¨ªtulo que emula el famos¨ªsimo anuncio del detergente Col¨®n. El libro bucea en los anuncios que m¨¢s han calado en el imaginario colectivo desde mediados del siglo pasado. Rodr¨ªguez afirma que hoy ser¨ªan impensables campa?as como la de Busco a Jacq's (en el que una motorista frena su Harley Davidson y ante la c¨¢mara se baja la cremallera de la chaqueta "hasta un punto en el que queda clara su voluptuosidad", relata el escritor). "La sociedad era m¨¢s machista en los ochenta. Hoy no lo aceptar¨ªa. En aquellos tiempos, la publicidad dibujaba una mujer sumisa, por debajo del hombre. Eso s¨ª que son estereotipos". Tras admitir que los creativos pueden permitirse ciertas licencias ("nunca transgredir determinadas normas, como hizo aquel anuncio de una de una empresa de telefon¨ªa en el que llov¨ªan enanos"), afirma que "el fin de la publicidad es la venta, pero hay barreras que no se pueden sobrepasar". S¨¢nchez-Ta¨ªz recuerda la norma que proh¨ªbe la utilizaci¨®n de la mujer como reclamo de productos no relacionados con ella. "Pueden vender cosm¨¦ticos, pero no coches".
A trav¨¦s de Autocontrol, la industria aboga por una publicidad veraz, legal, honesta y legal, como recuerda el director general de la Asociaci¨®n Espa?ola de Anunciantes, Juan Ram¨®n Plana, quien avisa: "Aquel que enga?a a las personas que tienen que recibir sus mensajes se merece todo lo malo que le puede pasar". ?Tambi¨¦n al que borr¨® la mancha de nacimiento de Gorbachov?
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