Alianzas en Portugal
La p¨¦rdida de la mayor¨ªa por los socialistas dibuja un horizonte inestable para el pr¨®ximo Gobierno
Portugal ha reelegido al primer ministro socialista Jos¨¦ S¨®crates, pero la p¨¦rdida por su partido de la mayor¨ªa absoluta que ostentaba va a complicar sobremanera el escenario pol¨ªtico del pa¨ªs vecino, en el que la abstenci¨®n ha llegado al 40%. Van a ser los partidos peque?os -que van desde el derechista CDS-PP, la revelaci¨®n de los comicios, hasta el marxista Bloque de Izquierda y la coalici¨®n de comunistas y verdes- los que marquen el paso al pr¨®ximo Gobierno si, como parece darse por descontado, los socialistas no entran en coalici¨®n formal con ninguno de ellos.
Aparte del derrotado rival centroderechista Partido Socialdem¨®crata, de Manuela Ferreira Leite -la l¨ªder opositora a la que el AVE ha acabado embistiendo como un bumer¨¢n-, el ¨²nico otro que lograr¨ªa con el de S¨®crates una mayor¨ªa absoluta ser¨ªa el democristiano CDS-PP. Ambas formaciones se han sacudido lo suficiente durante la campa?a como para esperar ahora un matrimonio contra natura. En una eventual alianza de izquierdas, m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, el PS necesitar¨ªa contar a la vez con los dos grupos en ese espectro pol¨ªtico, el Bloque y los comunistas, para lograr el control del Legislativo. Un menage ¨¤ trois harto improbable habida cuenta sus discrepancias ideol¨®gicas de fondo.
El camino del pr¨®ximo Ejecutivo portugu¨¦s, que se conocer¨¢ en un mes, ser¨¢, pues, empinado e inestable. Un Gobierno fr¨¢gil y extremadamente dependiente deber¨¢ lidiar, en el pa¨ªs m¨¢s pobre de la Uni¨®n Europea, con alarmantes niveles de deuda, d¨¦ficit p¨²blico y paro, un escenario bien conocido tambi¨¦n a este lado de la frontera. Su misma formaci¨®n va a estar condicionada por las elecciones locales del pr¨®ximo 11 de octubre, circunstancias que acabar¨¢n difiriendo en varios meses la aprobaci¨®n del presupuesto de 2010. Este contexto pol¨ªtico y econ¨®mico est¨¢ aderezado con las deterioradas relaciones entre el primer ministro repetidor y el presidente de la Rep¨²blica, el conservador An¨ªbal Cavaco, cuya figura ha salido empa?ada de la campa?a electoral.
Salvo giro copernicano, todo sugiere que el nuevo Ejecutivo, esta vez en minor¨ªa, deber¨¢ intentar sobrevivir durante la legislatura negociando caso por caso su apoyo parlamentario. En las circunstancias portuguesas, eso obligar¨¢ a un S¨®crates que no se caracteriza por su flexibilidad a complicadas maniobras. Y a vivir pol¨ªticamente pendiente de un hilo.
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